Querido diario:
Es la segunda vez que Vicen llega con magulladuras a la biblioteca.
Empiezo a sospechar que pueda estar sufriendo malos tratos. O le hacen la vida imposible los compañeros en la escuela (lo que no sería de extrañar, porque da el perfil de ratón de biblioteca que tanto les gusta a los matones), o a su padre se le va la mano con él. Últimamente le he visto dando bandazos por el pueblo, ya no es que se le vaya la mano con la bebida, es un problema de alcoholismo bastante severo.
No sé cómo ayudarle. Cuando le pregunto, me dice que se ha caído jugando, cosa que también es posible, al fin y al cabo tiene... ¿seis? ¿siete años? No sé, no lo recuerdo...
Le voy a hacer un seguimiento. Se lo he comentado a Janine, y me ha dicho que ni se me ocurra ir a hablar con el padre, que ese tío está muy mal. Y puede que tenga razón, porque si le pega, es capaz de darle más porque piense que se ha chivado, y si no es cosa suya, tampoco creo que vaya a aportar muchas soluciones.
En casos como éste echo muchísimo de menos a Papá. Él sabría qué hacer seguro.
Podría decírselo a Laura, pero no quiero molestarla en época de exámenes. En cuanto acabe se lo comento, a ver si a ella se le ocurre alguna idea.
Un beso.
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Llamada desconocida
HorrorDesde que aquella maldita cabina fue instalada en las afueras de Miravalle de la Colina, algo cambió en el pueblo. Solo Mabel, la bibliotecaria, parece ser inmune a su influjo; la cabina es mucho más de lo que parece, porque los cables que la debía...