¿Que Esta Pasando?

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Y continúo...

- Además, dado que tus indicadores no habían sido tan buenos, después de todo era cuestión de tiempo para que la suerte te sonriera un poco.

Me quedé atónito. ¿De verdad me odiaba tanto?
Pero ¿qué pretendía aquel imbécil?, en un momento de triunfo y de felicitaciones por parte del Gerente hacia mí persona él no podía darse el lujo de permitirlo.

- Pero aun así felicidades, en hora buena Gleen. Concluyo mientras me guiñaba un ojo de la manera más hipócrita que te puedas imaginar.

Baje la vista cual niño regañado por su mamá ó quizás por su abuela, no sabía que decir, simplemente me quede callado mientras me mordía los labios.

Steve dio media vuelta para retirarse triunfante cuando una voz femenina se escuchó entre los compañeros.

¡Era Kym!

- ¿No soportas ver que alguien sea mejor que tu verdad Steve?
Te duele ver que alguien que apenas lleva siete u ocho meses en la compañía te haya dado tu merecido. Te recuerdo que por mucho menos fuiste promovido a supervisor en entrenamiento.

Mientras Kym sentenciaba esas palabras tan directas, todos guardaban silencio, no por respeto, sino para ver como terminaría esto.

- ¿Quizás aún no has aprendido las suficientes gracias que un perrito faldero necesita hacer para que su amo lo quiera?

Steve se quedó perplejo, nunca habían herido su orgullo de esa manera, la realidad es que todos sabíamos de ante mano que él era el típico lame botas o el bufón del jefe que toda compañía tiene, pero de ahí a que se lo dijeran a la cara y peor aún, frente al jefe Soyer era otra cosa.

Los compañeros que estaban perdiendo interés por el motivo de la imprevista junta volvieron a poner atención total en el chismorreo que se estaba creando en ese momento.
Era algo lógico, mañana seria el tema de conversación a la hora del almuerzo y no querían perder ningún detalle.

- Señorita Kym, ¡ya basta! - Grito Soyer- No hagamos de un momento de celebración algo feo.

- Pero Señor Soyer, yo, déjeme explicarle.

- Dije que basta, su indisciplina y falta de respeto para con Steve será sancionada.
Mañana en cuanto llegue pase a mí oficina sin falta ¿me escucho?

Kym me miro a los ojos como suplicando ayuda, me di cuenta que estaba a punto de llorar y eso me partía el alma, pero ¿qué podía yo hacer?

- Señor Soyer. Kym tiene razón, no debe de castigarla. Steve ha demostrado poca capacidad de supervisión, es una persona muy arrogante. – Me atreví a decir, pero solo para desviar la atención de Soyer y ayudar a Kym. Si tan solo se hubiera quedado callada.

En realidad, actué por inercia, todos me miraban fijamente. Estoy seguro que se preguntaban cómo podía ser tan tonto como para retar a Steve frente al jefe Soyer justo el mismo día en que cerré la venta exitosamente de ambos inmuebles.

Por otra parte, note un brillo de alegría en los ojos de Kym cuando plante cara al lame botas oficiales de la compañía.

- Ya veo, no sabía que usted pensara lo mismo señor Gleen. Luego hablaremos sobre ello.

La cara de Steve se caía de vergüenza. Sinceramente yo lo disfrutaba. Si tan solo hubiésemos dejado todo hasta ahí, pero no. Kym con su peculiar carácter agrego.

- Sí señor, pero no me castigue por algo que todo el mundo sabe. Steve es el más engreído, odioso y detestable compañero de trabajo.

- Suficiente, se lo advertí.

Y luego agrego...

- A partir de mañana usted se encargará de pasar de cubículo en cubículo a recoger los contenedores de basura durante un mes y queda estrictamente prohibido que vuelva a faltar al respeto al señor Steve, así que pida una disculpa publica ahora mismo.

El castigo de recoger la basura era una humillación, solo se habían castigado así a dos personas en los casi ocho meses que llevaba en la empresa y prefirieron renunciar.

Verás, son treinta cubículos por piso y eran cuatro pisos, en total ciento veinte contenedores que había que llevar al contenedor principal y eso se tenía que hacer durante el horario laboral, es decir te exponían a las burlas de los demás al llegar a su lugar, en especial casi vestido de traje de gala ya que teníamos que vestir muy formales en el caso de los hombres y de vestido sastre para las mujeres.

Steve sabía bien que estaba la posibilidad de que ella renunciara, pero eso no le importaba ni un cacahuate. Hasta podría jurar que estaba disfrutando el momento, las cosas se habían invertido a su favor, y él lo gozaba, en especial por que Kym había herido su orgullo y en caso de que no renunciara sería divertido para el verla de basurera ejecutiva, como sea, en cualquier caso, el ganaba. Kym no respondió, únicamente dio la vuelta y salió corriendo a toda velocidad. Ella no soporto más y a lo lejos se escuchó un pequeño llanto proveniente de ella. Steve me miro y me regreso la sonrisita que yo le había regalado inicialmente.
Al parecer se había salido con la suya, por lo menos eso pensé inmediatamente.

- Bien señores, no dejemos que este incidente nos afecte a todos, pueden retirarse. - Dijo Soyer.

El tumulto que se había formado fue disipándose, pero aún continuaban hablando sobre lo ocurrido, el chisme ya estaba listo para ser esparcido por toda la compañía. De regreso a casa intente marcarle a Kym en varias ocasiones, pero no respondía. Ya no entendía ¿si me odiaba o si aún era mi amiga? Se expuso mucho al enfrentar así a Steve, ¿Lo había hecho por mí ó realmente lo odiaba como yo? ¿Seguiría molesta conmigo? Tan perdido en mis propios pensamientos me encontraba que iba caminando sin pensar en nada más que en lo que acababa de ocurrir y al dar vuelta en la esquina de una calle un tipo de mí estatura se cruzó en mí camino, llevaba una sudadera color gris con una capucha y tenía la cara mirando hacia el piso. Él no quería que lo reconociera, por lo que no lo pude ver bien, inmediatamente supuse qué se trataba de un asalto, acto seguido aquel tipo dijo;

- Hola Jonh, escucha bien lo que te voy a decir y no hagas preguntas.

Lo más extraño es que él sabía mí nombre, luego continuó hablando.

- Necesito que vayas ahora mismo a la casa de Kym y evites que cruce la calle justo antes de llegar a su casa. No debes de permitirlo.

Su voz se me hizo un tanto familiar, no le di importancia en ese instante.

- ¿Pero cómo lo sabes? ¿Quién eres? - Le pregunte. - ¿Trabajas en la oficina?

- Digamos que trabaje allí hace un tiempo, pero escúchame, aún hay más.
Cuando llegues a casa hoy por la noche, después de hacer lo que te pedí revisa sobre tu mesita de noche, encontraras una nota, necesito que la leas y sigas todo al pie de la letra ¿entendido Jonhy Boy?

- ¿Quién diablos eres? - Le pregunte - Responde inmediatamente. ¿Cómo sabes ese sobrenombre? Mi padre era el único que me decía así, habla imbécil.

Lo sujete de la sudadera con fuerza, extrañamente se dejó hacer, no ofreció ninguna resistencia, al acercarlo hacia a mí, levanto la cara. Pude ver quién era, por un momento creí que estaba soñando, lo solté inmediatamente, más que por asombro fue por terror. Era imposible.

- Imp, imposible. ¡¡Por diooos!! - Grite en voz alta.

Era, y espero no te rías de mí, pero te juro que esa persona ¡era yo mismo!

Era, y espero no te rías de mí, pero te juro que esa persona ¡era yo mismo!

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El Maestro Del Tiempo. ¿Y si?...Where stories live. Discover now