Capítulo 45

18.1K 1.7K 106
                                    

Me desperté temprano, tomé un jugo, comí unos cereales, y fui directo a mi auto. No podía ir a entrenar con los chicos, ellos pensaban que el lunes sería todo, pero para mí no. Eso sería hoy a las 15 horas, por fin, podría verlo a la cara por segunda y única vez.

Encontré un gimnasio abierto en el centro, pedí pase libre y estuve sacando todo de mí en la bolsa de boxeo, luego en la caminadora, y luego para mi sorpresa era día de peleas libres, pero nada exagerado. Así que me atreví a pelear con hombres, hombres que, no conocía, hombres como Aaron.

El primer chico era flaco, pero daba unos buenos golpes, pero solo logró darme dos. Luego le hice una llave, una patada en la nuca, y fin. Muchos exhalaron y aplaudieron, yo estaba seria, decidida a acabar con todos, y si me tenía que esforzar más, mejor.

Todos aplaudieron cuando derribe a un chico que era bastante grande y mucho más alto que yo. Lo dejé en el piso con la técnica que me había enseñado Freya la semana pasada. Lo ayudé a levantarse y el chico me sonrió.

-Nunca vi a una chica pequeña con tanta fuerza.

Sonreí un poco.

-Gracias, tu estuviste muy bien, creo que me hubiera quedado un lindo moretón si no me hubiera corrido a tiempo.

Cuando el chico se fue, no había nadie más con quien practicar, todos se tiraron hacia atrás, y yo parecía un cerdo. Estaba sudando como una cascada y mis muslos no daban más. Así que tomé mi botella de agua la vacié y miré el reloj, 14:30hs.

-Ey tú, la niña.

Cuando guardé mi botella en mi mochila, me di la vuelta y un chico con el pelo negro y mechas rubias se me acercó.

-Estuviste fantástica. En serio, este es el gimnasio de mi padre, pero estoy más que seguro que le encantara que enseñes aquí.

Por su forma de hablar y de posarse, claramente este chico es gay. Sonreí por su forma de hablar y convicción.

-Sería un placer, pero no, gracias.

No creo que sobreviva para trabajar. Eso es lo que tendría que haber dicho, pero sería demasiado raro, y creo que se lo tomaría como un chiste, cosa que no es. Mientras peleaba con todos los chicos, pensaba en que este sería mi último día, todo puede pasar, no sabía lo que Aaron haría, o con quién estaría, no sabría si mis poderes funcionarían con él, o si simplemente es una trampa y cincuenta de sus secuaces me atacarían ni bien entrara al lugar. Estaba yendo a mi tumba, sin saber bien por qué.

El chico me miró mientras me bajaba del ring y me siguió.

-Entiendo que te sientas algo presionada, pero de verdad necesitamos una mujer que enseñe ese tipo de tácticas, digo, te pagaremos bien, seguro no estás muy lejos de tu casa, y tienes auto.

Fruncí el ceño.

-Tienes tus llaves en la mano.

Miré mi mano y sonreí un poco, las había sacado sin darme cuenta.

-Entiendo-dije-pero la verdad es que no sé si-

-Mira, te daré mi tarjeta, piénsalo una semana, dos semanas, pero llámame. El puesto es tuyo si lo quieres.

Me dio su tarjeta y después se fue por una puerta trasera. Suspiré y guardé la tarjeta. El día se había puesto algo oscuro, al sol lo habían tapado las nubes y el viento empezó a soplar fuerte, pero ya no veía la diferencia.

Eran las 14:30 pasadas, si quería llegar era mejor que me prepare. Le dije a Emma que pasaría a verla porque necesitaba cambiarme en su casa. Creo que es la segunda o tercera vez que voy a su casa, parece extraño, pero las cosas con mis amigas se habían distanciado bastante, las mentiras no ayudan mucho.

Ojos color fuego [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora