— ¿Los encontraré? — repitió Sandara.


Padre e hijo se miraron nerviosos.


La puerta se estrelló estrepitosamente contra la pared, alarmando a las presentes en la sala.


— ¡¿Qué le hiciste a mi hijo?! — un furioso y amenazante Zhoumi apareció en la sala, el peli-naranja se acercó a Jongdae con rapidez y lo sujetó del cuello, pero el padre del mismo lo apartó impidiéndole acceso hacía su hijo, Zhoumi lo miró de una manera amenazante — No te metas en esto — escupió Zhoumi al hombre.


— Cariño por favor — detrás de Zhoumi apareció Sohee con la preocupación en su rostro, Zhoumi miró a su esposa.


— No quieras defenderlo... Minseok está destrozado por su culpa... no volveré a ver a mi hijo en ese estado deplorable... dime Sohee, ¿Cómo te sientes luego de ver a tu único hijo llorar en tus brazos hasta dormirse? — aquéllas palabras golpearon fríamente en la madre mejillas.


— ¿Qué le sucedió a Minseok? — preguntó Sandara, Jongdae quedó perplejo.


— No lo sé, pregúntale al cabrón de tu hijo lo que le hizo... Minseok llegó hace horas a casa, estaba llorando, destrozado... no quiso hablar con nadie solo se desahogó, luego se durmió apenas dejó de llorar... pero lo único que dijo, fue el nombre de Jongdae — escupió con repudio mientras miraba a Jongdae.


— ¿Él está bien? — preguntó Jongdae. Su cabeza no podía imaginar el por qué de la situación o de las lágrimas de Minseok, solo quería verlo.


— No volverás a verlo... Sohee me confesó todo aquello del acuerdo matrimonial, y créeme, no dejaré que te cases con mi hijo, es la segunda vez que veo a mi único hijo destrozado, y no volveré a verlo de aquella manera — los ojos de Zhoumi mostraron dolor ¿Cómo no? Ver la amargura que su único hijo cargaba en sus ojos le dolía, al igual que los largos días en los que se iba de viaje, y como se había perdido varias veces el cumpleaños de Minseok. Zhoumi no dejaría que su hijo sufriera, por más que fuese grande... él siempre lo protegería, tal como había prometido hacerlo desde que nació, o cuando le dijeron que era un doncel, o cuando pasaba por la etapa rebeldía. Minseok era, es y siempre será su pequeño hijo mejillas.


— Eso no... — Jongdae no recitó ninguna otra palabra porque en ése mismo instante su cuerpo lo empujó fuera del departamento, restándole importancia al llamado de sus padres. Lo único que tenía en su mente era: Kim Minseok.



El corazón se le encogió al ver a su hermoso cachetón hecho un ovillo en aquélla enorme cama, Jongdae dio unos pasos adentrándose a la habitación y la imagen de ellos planeando pijamadas, iniciando una guerra de almohadas, o simplemente abrazados mientras dormían cuando apenas eran unos niños lo golpeó por completo. Jongdae no sabía el día exacto en que se enamoró de Minseok pero sí que se había dado cuenta muy tarde de aquellos sentimientos, cuando ya no tenía a la única persona a su lado sonriéndole, o abrazándolo se declaró un cobarde de primera por lo ciego que había sido, Minseok era la única persona que lo conocía a fondo, y Minseok a él, amaba cada perfección o imperfecto de él, cada sonrisa lo hacía ver perfecto.

Babysitters: Counterattack - EXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora