Mangel soltó un "ah" bastante largo y con una sonrisa en el rostro, dijo: - Si quiere' hoy podemoh recorrer Madrid juntos - ofreció-. Pero oye, tendráh que esperar un poco porque tengo que grabar algo, pero es rápido, tranquila -dijo juntando su plato y poniéndolo en el lavavajillas.

-Ay, no -me quejé-. No quiero esperar -seguí.

-Vamoh, Emma. E' rápido; como mucho tardo una hora y luego ya podremoh salir todo lo que quierah -dijo sentándose nuevamente junto a mí.

Suspiré y asentí: -Está bien, yo espero -respondí.

-Pueh eso, voy a grabar ¿sí? En nada termino -dijo con una sonrisa.

-Que síii, Mangel, que síii -dije a la vez que volvía al salón y me sentaba nuevamente con la notebook de Mangel sobre mis piernas.

Y una vez así, pensé en qué podía hacer. No me quedaban más vídeos que ver y mis redes sociales ya se habían tornado aburridas para ese punto, por lo cual, apagué el aparato y le dejé sobre la mesa ratona que se encontraba frente al sofá en el que yo me mantenía sentada. Tras aquello, me acosté y cerré los ojos.

Joder, ahora tengo que esperar una hora...

Me quejé internamente.

Con lo linda que estaba la mañana para salir... Tenía que haber salido en la mañana, definitivamente.

Pensé levemente molesta conmigo misma. ¡Si es que podría haber aprovechado toda la mañana para salir y me había quedado ahí como una estúpida!

Ya da igual... después de todo ahora tengo que esperar a Mangel, y quejarme por lo estúpida que fui no va a solucionar nada.

Pensé por último antes de encender la televisión y poner un programa cualquiera para matar el tiempo hasta que Mangel acabase.

...

El sol estaba alto en el cielo para el momento en el que Mangel cruzó el umbral de la puerta de su habitación con la mirada fija en el móvil; el clima cálido que predominaba en la mañana de aquel día se acentuó aún más en la tarde, haciendo que Mangel usara unos pantalones cortos y una camiseta de mangas cortas para salir. Mangel terminó por salir de su habitación y, seguido de él, el aroma de su típica colonia se hizo presente en la estancia. Mirando su móvil se paró frente a mí y dijo entre risas y sonrisas que había pasado exactamente una hora desde que había comenzado a grabar y que yo aún no me había siquiera vestido con ropa normal, pues aún seguía con el pijama. Me levanté del sofá y caminé vagamente hacia mi habitación a la vez que le decía a Mangel que esperase unos minutos; una vez en mi habitación me despojé de mi pijama y procedí a vestirme lo más rápido posible. La ropa que usé ese día fue simple, pues la calidez de aquél día solo le daban lugar a los shorts y a las camisetas holgadas que tanto me gustaban. AL terminar de vestirme no tardé mucho en maquillarme y cepillarme el cabello, y al cabo de unos 20 o 30, yo ya había terminado y salía de mi habitación.

-Ya terminé, ¿vamos? -pregunté una vez frente a Mangel, el cual tecleaba rápidamente en su móvil con una pequeña sonrisa.

-Vamoh, vamoh -respondió, bloqueando su móvil.

-¿Y Rubén? -pregunté extrañada al notar su ausencia en la estancia, pues pensaba que para aquél momento, él ya estaría en pie y rondando por la casa.

-Está en su habitación, pero la verdad es que no sé si se ha levantado ya -respondió despreocupadamente a la vez que cogía sus llaves de la casa-. ¿Vamoh? -preguntó.

-Vamos, sí -dije sonriendo y saliendo por la puerta tras él.

...

La tarde se pasó extremadamente rápido. Al salir de la casa, Mangel me paseó por las calles del centro Madrid con total paciencia; parábamos en cada lugar que me llamaba la atención y me contaba diversas anécdotas que habían ocurrido por aquellas concurridas y alegres calles. Compré un montón de cosas, algunas para mí y otras para la familia y amigos que me esperaban en casa; me saqué muchas fotos con Mangel y tomé muchas fotos al paisaje en general. Ésto fue a pedido de mi madre, que aquella tarde al enterarse que habíamos salido a pasear, exigió fotos nuestras y de cada lugar que visitásemos, alegando que con todo lo de "la tecnología" se sentía que estaba con nosotros y que "quería acompañarnos en esa experiencia de visitar Madrid", y ni Mangel ni yo, evidentemente, fuimos capaces negarle aquél pedido a nuestra madre, por lo tanto, nuestra salida se convirtió una sesión fotográfica para nuestra madre y para algunas fans que, de vez en cuando, paraban a Mangel para pedir una foto.

¿Del odio al amor? [FanFic Rubius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora