CAPITULO 19

13.5K 584 33
                                    

El camino por el que Andrew me guió al entrar al parque era de tierra, y a pesar de eso, estaba limpio. Andrew me estaba hablando pero, estaba ignorándolo... contemplando la belleza del lugar.

Era pura naturaleza.

Varias personas pasaron por nuestro lado corriendo, provocando que Andrew se pegase más a mi cuerpo. Mi mano rozaba la suya y las ganas de cogerla y entrelazar sus dedos con los míos, incrementaba.

-Ven, por aquí.- dijo tomando el camino de tierra que giraba hacia la derecha.- por aquí, hay un pequeño lago artificial y una estatua. Te va a encantar.

Recorrimos unos metros hasta que llegamos a una plaza, de tierra también. Las palomas inundaban el lugar, comiendo las migajas de pan que los señores que estaban sentados con sus batones les lanzaban. También estaba un hombre grandulón, con una especie de varita haciendo pompas de jabón gigantescas. 

-Mira.- me dijo Andrew, guiándome por la cintura. Me situó de frente de una gran estatua situada a metros de altitud. Estaba en la cima de una especie de escaleras alargadas. De las cuales caía agua, hasta llegan al final, donde formaban una pequeña piscina.

-Es impresionante.- le dije sonriendo como nunca. 

Me acerqué a la barra de hierro que rodeaba la estatua y sus alrededores y sonreí.

-Sabía que te gustaría.- me dijo, apoyándose en la barra. 

-No me puedo creer que en los seis meses que llevo en la ciudad nunca viniera aquí.- le dije, mirando el agua caer.

-Claro, porque Simon solo te llevaba a restaurantes de lujos.-replicó, casi vomitando las palabras. Lo fulminé con la mirada, ¿no habíamos quedado en que no mencionaríamos más a Simon?

-Perdona... tenía que decirlo.- respondió a mi mirada.- ya, ya se acabó Simon o mejor conocido como el Einstein barra patán sin sentimientos.

Reí y sonrió. Me quedé mirándolo sonreír y me acerqué a sus labios.

-Vamos a ver la mejor parte.- dijo, después de besarme. Me despegué de su cuello y me agarró la mano, guiándome.

Otra vez, llegamos al lugar en donde el camino de tierra se dividía pero, al parecer, Andrew se lo sabía de memoria.

Rodeamos una especie de semicírculo, rodeado con una valla de hierro. Las plantas que antes bordeaban el camino, ahora se esparcían por el terreno al igual que en el otro. Pero a diferencia del otro, este era mucho más pequeño.

Los señores alimentando a las palomas aumentaba y los deportistas, además de una docena de niños corriendo con sus padres detrás. Miré hacia la derecha y pude apreciar el lago artificial del que hablaba Andrew.

-Aquí es.- me informó, parando de caminar. Se sentó en uno de los tantos bancos que rodeaban el semicírculo, donde habían barcas, patos y algunas plantas saliendo del fondo del lago.

-Es... - comencé pero, me detuve sin encontrar las palabras correctas.

-Relajante.- terminó por mí.

Dejé de observar al lago para sentarme a su lado. No me recosté en el respaldar del banco, pero enterré mis manos entre mis muslo, después de apartarme el pelo de la cara. Miré a Andrew y giró la cabeza hacia mí, sonriente. Estaba recostado en el banco en una postura totalmente relajada, con sus brazos extendidos a lo largo del respaldar. El sol se reflejaba en su pelo y provocaba que se viera en un tono más claro pero, se podía ver sus raíces castañas, más oscuras que sus puntas.

Durmiendo a su ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora