CAPITULO 26

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-Tu silencio debe ser un 'si'- volvió hablar Andrew en el mismo tono.

Entré completamente en la cocina y dejé las llaves en la mesa, haciendo un horroroso ruido. Samantha me miraba como si Andrew a su lado no me estuviera fulminando con la mirada. ¿Cómo supo él que había quedado con Gina? Fácil,...la respuesta la tenía a su lado.

-No me dejaste otra opción.- fue lo primero que dije, alternando mi mirada entre Andrew y Samantha. Ella jugaba con el vaso de agua que tenía entre sus dedos y se echó el pelo hacia atrás, volviendo a mirarme. Retrocedí la mirada hacia su ex o mejor dicho, mi novio.

-¿Qué?- preguntó incrédulo, Andrew. -Esto es alucinante Lea.

-Yo sí que alucino viendo aquí a Samantha.- rugí de forma claramente celosa.

Me daba igual que lo notasen, al contrario, quería que lo hiciesen para ver si ella era capaz de levantarse e irse pero, recordé quién era.

-Por lo menos yo no estaba con Gina a espaldas de Andrew.- Dijo Samantha, levantando la voz.

Rodé los ojos y quise salir de allí, desbordando impotencia pero, los ojos de Andrew me decían que quizás eso era peor.

-¿Por qué quedaste con mi madre?- preguntó, rodando su silla hacia atrás y levantándose. Mis pies seguían parados en el mismo sitio y no tenía intención de guiarlos hasta la silla.

-Porque quise.- afirmé, retándolo con la mirada. - ella lo necesitaba, Andrew.

-Ella no necesita nada.- respondió al instante.- y menos que tú sigas andando sobre suelo resbaladizo.

-¿Suelo resbaladizo?- pregunté, soltando una risa amarga. Samantha miraba la escena como si fuera una función y mi repentino enfado creció, al mirarla. -Deja las metáforas, lo tuyo son las matemáticas. Háblame claro porque yo voy hacer lo mismo contigo.

Me miró por un segundo antes de sonreír, negando con su cabeza. Me apoyé en el respaldo de la silla y les miré. Ella siguió removiendo el vaso, mientras que su melena perfectamente peinada, rozaba sus brazos. ¿Por qué aún seguía aquí?

-Sabes perfectamente que no voy hablar contigo sobre este tema.- afirmó la voz de Andrew, de forma convincente.

-Eso debe cambiar, Andrew. Tú no puedes seguir siendo así conm...- Samantha me interrumpió.

-Sí, sí que puede.- Agarré el respaldo de la silla, deteniéndome en estampar mi mano en su cara. ¿Por qué tenía que hablar? Este tema no le interesaba,...esta conversación no le incumbía, Andrew ya no le tenía que seguir gustando,...Andrew no podía estar con ella,...él no...

- Tú no eres nadie para meterte en asuntos que no son de tu incumbencia y más aún cuando él te dijo que no lo hicieras.- volvió a hablar, sacándome de mis pensamientos.

Negué con la cabeza, bajándola sin querer mirarles pero, a los segundos, comprendí que eso, aumentaba mi enfado. El silencio aumentaba mi enfado. Su presencia también lo hacía...

El sonido del vaso rodando en la mesa, me hizo pestañear y cambié mi enfoque. Tenía su mandíbula apretada, sus labios fruncidos y en el entrecejo se veía que estaba algo enfadado...algo por no decir, a punto de explotar.

-Andrew no es nadie para decirme lo que debo o no hacer.- le dije, regresando mi mirada a sus ojos azules.

-Aqui, sí.- afirmó, haciéndome quedar sin palabras. No respiré por unos segundos y Andrew se movió, cuando iba a hablar.

Durmiendo a su ladoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt