Capítulo 36

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- ¿Y tú? - pregunté de vuelta. 

Vale, eso no tenía sentido, teniendo en cuenta que en su pregunta me había dicho que era su bar... Era obvio el por qué estaba allí. 

Miró hacia todos los lados como si buscase algo y me dijo apresurado y agarrándome del brazo:

- Tienes que irte ya. 

- Eh - grité mientras me soltaba de su agarre - Es un sitio público y no sabía que era tuyo. 

- La última vez que te vi...

- Y la primera - comenté interrumpiéndole. 

- Lo que sea - gruñó en respuesta - Te dije que no debería haberte ayudado a qué vienes a mí ahora y encima sin Thomas. 

El hombre de la cara llena de cicatrices me vuelve a sujetar del brazo y me desplaza hacia la salida. Connor se levanta corriendo para venir en mi ayuda. 

- Suéltala - dijo firme. 

- Llévatela de aquí ahora mismo.

Me suelta de malas maneras en la calle y se dirige hacia la puerta para volver a entrar. 

- Jay - le llamé. Creo que Thomas le llamó así ese día, pero quizá me esté equivocando. 

Se gira de nuevo y veo que hay una mueca de dolor en su cara y sorpresa en sus ojos. Me fijo aún más en las heridas que tiene y le pregunto:

- ¿Qué te pasó?

A ver dejemos clara una cosa. Soy cotilla, pero cuando estoy borracha no tengo un filtro en la boca. Me vuelvo un poco más agresiva y soy bastante imprudente. 

- Me quemaron ciertas partes del cuerpo con ácido.

Me quedo en mi sitio descolocada y sumamente asqueada con la humanidad. Eso debe de doler demasiado y te deja marca para toda la vida. 

Puedo apreciar en su cuello quemaduras, pero la cara la tiene como restituida. Ha debido de pagar millones de cirujanos para que le dejen así de decente. 

- ¿Por qué?

Veis, ahí viene de nuevo mi parte alcohólica. 

- Para que les diera información. 

Se giró de nuevo y entró más rápido de lo que yo procesé la respuesta. 

- ¿Le conoces? - me preguntó Connor al tiempo, cuando vio que yo no me movía. 

- Me ayudó a encontrar a mi perra. 

- Me suena de algo. 

Yo me encogí de hombros como respuesta y volví a entrar. Había algo que me llamaba de ese sitio. No me preguntéis por qué. Pero desde que leí el nombre del local, supe que tenía que entrar. 

Estaba tras la barra rebuscando entre unos papeles. Cuando alzó la vista y me vio. Dejó todo lo que tenía en las manos y me miró mal. 

Me quedó claro que no me quería aquí, pero por qué si al principio le caí bien y fue amable conmigo. Qué narices pasa ahora para que no quiera ni verme. 

- ¿Por qué sabías mi nombre?

Me miró sin cambiar ni por un segundo su expresión de frialdad. Connor a mi lado también me miró sin entender nada del asunto. Parecía que nadie hablaba y ambos me miraban como si fuese lucifer o la aparición de su última mascota muerta. 

- Me llamaste Brooke - le aclaro por si no se acuerda y porque me está hirviendo la sangre ya con tanta tontería. 

- Thomas te llamó antes.

Te enseñaré a tenerme miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora