Capítulo 20

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Hace 6 meses

Me senté en la cama y a los cinco segundos ya estaba en pie de nuevo. Estaba nerviosa, sentía como si algo no fuese bien. No me podía centrar en nada y ni siquiera podía parar quieta para analizar con calma la situación.

Porque sí amigos, había una gran situación que tenía que comprender. No entendía qué, podía haber pasado, la noche anterior... Fue bien yo creo, vamos. Y ahora es el momento en el que analizo cada parte por si encuentro alguna pista. 



Me besó como si me necesitase para respirar, para vivir. Nuestra relación siempre ha estado un poco distorsionada. Yo me iba enamorando de él, mientras que simplemente nos besábamos de vez en cuando. 

Pero esto era diferente, era necesidad. Como si le ocurriese algo, como si me lo estuviese tratando de contar de esta manera. Mi cuerpo hormigueó en respuesta a su beso y mis manos fueron a sus caderas. Agarré el bajo de su camiseta y se la quité. 

Antes de que nos volviésemos a besar me quité la mía quedándome solo en un sujetador blanco con lunares rosas, era infantil y al segundo me avergoncé. Pero no me duró mucho, puesto que volvió a mi boca desesperado. Cuando parecía que se había saciado lo suficiente empezó a darme besos por el cuello y en dirección a mi pecho. Con una sola mano me desabrochó el sujetador y ahora en vez de morir avergonzada por los dichosos lunares, moría por estar semidesnuda frente a él.

- Eres preciosa princesa - susurró mientras seguía su camino de besos hacia abajo.

Jadeé un poco necesitada cuando mordió la cinturilla de mis pantalones cortos. Pero enseguida me quedé totalmente expuesta. No hacía falta decir que era virgen, él ya lo sabía. Y simplemente nos estábamos dejando llevar.

Se desabrochó su pantalón y me miró con cara interrogante antes de bajárselo. No me apetecía abrir la boca para hablar así que simplemente me lancé a por sus labios de nuevo, mientras que con manos temblorosas se lo bajaba. 

Me recorrió con su lengua cada parte de mi desnudo cuerpo, mientras que yo le acariciaba por todos lados con desesperación. Y cuando por fin entró en mí... No voy a mentir, me dolió, pero me sentía tan viva con él a mí lado que era como si lo físico dejase de importante. 

Cuando acabamos nos quedamos tumbados en mi cama. Estábamos con las manos enredadas y le miré expectante. Ni yo misma sé que esperaba que me dijera, pero necesitaba que hablase él.

Nuestros ojos estaban en una guerra de miradas mientras que con mi otra mano le recorría la mandíbula en forma de caricia.

- Te quiero princesa - dijo él mientras se acercaba de nuevo a besarme. 

Le sonreí de oreja a oreja cuando nuestros labios se despegaron y le contesté: 

- Y yo a ti Dylan - me regaló una sonrisa, pero no le llegaba a los ojos, era como si pasase algo - Te voy a querer siempre. 

Y después me dormí con mi cabeza apoyada en su pecho. Era la primera vez que nos decíamos te quiero y se sentía tan bien para mí.



Sí, todo muy bonito y muy normal... Pero cuando me he despertado ya no estaba. No había ni una misera nota. No había llamadas, no había mensajes. Conclusión: No había nada.

Me estaba poniendo histérica y se me pasó por la mente toda clase de ideas, como que solo me quería para el sexo y que una vez que lo hicimos ya dejé de importar o que lo hice tan sumamente mal que se arrepintió o que era muy pronto para decirnos te quiero y le entró el miedo. 

Te enseñaré a tenerme miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora