TaeHyung

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Volver fue más difícil de lo que imaginé. Porque nunca pensé en regresar al lugar donde creci. Tenía ya una vida en otro lado, amigos, estudios, pero...a veces la vida te da un giro inesperado obligando a caer.

El tren me dejó en la misma estación donde solía correr de niño, con la mochila colgando del hombro y la promesa de que algún día volvería siendo alguien diferente.

No pensé que ese "alguien diferente" vendría con el pecho apretado, la mirada cansada y el corazón lleno de cosas que no puedo contarle a nadie.

Tantos recuerdos...

La ciudad sigue igual, al menos en apariencia. Las calles, las casas con sus faroles amarillos, el olor a pan recién horneado en las mañanas. Todo me habla de una infancia que se siente lejana.

Como si yo ya no perteneciera del todo aquí. Como si algo en mí hubiese quedado atrapado en otro lugar. Tal vez en el tiempo.

Esa misma tarde al caminar un rato por el viejo parque. Donde solía ir con esa amiga... La vi sin querer, Ji-Shin.

Fue como si el tiempo se quebrara en dos. Ella estaba ahí, igual... pero diferente. Miraba hacia un punto fijo, una pareja para ser exactos. Quizás ella anhelaba comer helado con alguien así como esos dos enamorados.

Mi corazón salto, verla de nuevo fue como esperar con ansias las vacaciones.

Su cabello era más largo, sus facciones más definidas, su risa menos infantil. Pero sus ojos... sus ojos seguían siendo los mismos.

Ella no me vio al principio. Caminaba distraída. Y por un segundo quise desaparecer o tal vez correr y darle un abrazo, y decirle que no me he olvidado de ella.

Me pregunté si aún recordaba lo que fuimos. Si aún guardaba en su memoria las cartas torpes que nos escribíamos, las promesas de niños que jurábamos cumplir. Como cuando me dijo que me esperaría. Y yo le dije que volvería, sano y fuerte, con historias para contarle.

Pero no volví tan fuerte. Ni tan sano. Ni tan yo cuando tenia ocho años.

Sabía que mi abuela era muy buena amiga con la mamá de Ji-Shin, sabía que ella le diría que había vuelto.

Cuando por fin nos encontramos, fue como un choque de mundos. Esa tarde en la casa de mi abuela, con la excusa de las galletas. Su llegada fue inesperada pero muy al fondo de mí la esperaba. Me había alegrado tenerla junto a mí, aunque por fuera hablara otra cosa.

Ella hablaba con emoción, como si en su corazón aún quedara espacio para aquel niño que fui. Pero yo no sabía cómo sostenerle la mirada sin sentir que algo dentro de mí se rompía un poco más.

Me limité a escuchar. Siempre fui alguien que hablaba mucho, pero ahora era diferente. Era como si hablar me costara el doble. Como si cada palabra pesara.

Y entonces lo dijo: que tenía novio.

No lo esperaba. En algún rincón ingenuo de mi memoria, creí que el tiempo se había detenido para los dos. Que ese hilo invisible que nos unía seguía intacto. Pero no. Ella siguió con su vida. Y yo... no puedo culparla.

Aún así dolió. Dolió más de lo que imaginaba.

No se lo demostré. Me limité a asentir, a fingir que no importaba. Pero en ese momento, por dentro, algo se agitó.

Recordé nuestras promesas. El juramento infantil de que estaríamos juntos siempre. Que nos casaríamos cuando fuéramos grande si seguíamos solos. Que ella me esperaría.

-TaeHyung, me gustas.
-Pero estoy chiquito, Ji-Shin.
- Entonces cuando seas grande seremos novios.

Pero la vida no funciona así. No cuando uno carga con un secreto como el mío. No cuando cada día cuenta. No cuando no puedes ofrecerle a alguien un futuro.

Different ➜[k.th.] /Editando/Where stories live. Discover now