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El ambiente no se podía sentir más tenso e incómodo, el silencio y las fugaces miradas decepcionadas no podían hacerme sentir peor de lo que estaba, ser ignorada por el niño que te gusta duele, a pesar de ser la primera ilusión. Ruego por una mirada suya, la cual me niega por completo.

— Ji-Shin — la maestra me llamo desde su mesa, por lo cual yo alce la cabeza para mirarla ya que me encontraba escribiendo lo que ella puso en el gran pizarrón.

Toda mi atención fue a parar en la maestra quien toda risueña me miraba, mientras que acomodaba mejor su lentes.

— Dime, maestra — por ende me coloque de pie para obedecer la orden que ella me pondrá o dirá.

Tal vez me saque a la pizarra a resolver algún ejercicio.

Diosito, soy yo de nuevo, nunca te pido nada pero hoy ayudame si es que me sacan a la pizarra. Prometo tender mi cama todos los días y hacer caso a mi madre.

— En compañía de TaeHyung, por favor pueden ir a entregar este libro al 3-C — aquí es donde suelto un suspiro de alivio, la maestra se colocó de pie llevando consigo entre sus manos un libro de matemáticas, yo asentí y volteé un poco la cabeza para mirar la reacción de Tae-Hyung.

Pero vi que él lo tomo bien.

Diosito olvida lo que dije.

— Claro — como solía ser siempre, Tae sonrió poniéndose de pie para caminar hasta la mesa de la maestra, yo copié su acto cuando él ya estuvo cerca del escritorio.

Cosa que llamó la atención de muchos de nuestros compañeros, en especial la de Baek-Hyung. Miró a Tae-Hyung y luego a mí, pero lo ignore.

— Bien — la maestra nos sonrió —. Sólo entreguen este libro y luego vienen rápido.

Ambos asentimos, Tae-Hyung tomo la iniciativa de recoger el libro, una vez tuvo el libro entre sus manos ambos hicimos una reverencia para luego salir del salón.

Durante el camino todo fue en silencio, los salones de tercero quedaban al otro lado de las tribunas de cuarto, así que teníamos que caminar un poco.

Quise hablarle, pero apesar de ser un niño de ocho años, Tae-Hyung tenía una mirada sería conmigo, tan seria que tenía miedo y me hacía sentir chiquita.

Ya había pasado una semana desde lo sucedido y la verdad no encontraba una buena razón para entender el por qué Tae-Hyung estaba tan enojado conmigo.

El camino siguió en silencio, hasta el punto de no aguantar más el querer hablarle.

— ¿Como has estado, oppa? — sin ni siquiera mirarle hablé, sólo me quedó observar al frente para no chocar con cualquier cosa que se me atraviese o quizás no caer cuando mis pies se enrieden por si solas, pero él si lo hizo ya que pude visualizarlo por el rabillo de mis ojos como giro lentamente su cabeza hasta dar conmigo.

Tal pareció que llamarlo oppa le había tomado por sorpresa.

— No soy tu oppa, Ji-Shin — tragué saliva y asentí apenada, tal vez él tenga razón. Por algún motivo sentí algo de vergüenza.

Seguimos caminando sin decir nada, después de aquellas palabras no volví a decir nada.

Después de unos largos minutos llegamos al salón dicho por la maestra, Tae-Hyung fue quien tocó la puerta y seguidamente escuchamos un adelante, por lo cual Tae abrió y paso solo. Yo me quede afuera esperándolo.

Vi como Baek-Hyung salía del salón junto a un bote de basura, ya me hacia la idea que él estaba yendo a botar los desperdicios.

Estuve mirándolo hasta que escuché a TaeHyung salir del salón, sus pasos fueron los que realmente me llamaron la atención e hice una idea que era él, lo cual ocasionó que voltee a verlo y dejé de observar a Baek.

Él empezó a caminar sin decir nada y yo lo seguí por detrás. Me sentía una tonta.

Quise volver a hablar cuando de repente Tae-Hyung se dio la vuelta, haciendo que me detuviera en seco y lo mirará un tanto sorprendida por su repentino cambio.

Él me miró unos segundos en silencio, tan linda su mirada que sentía dentro de mi estómago un revoloteo tan especial y único, esa fue la primera vez que Tae-Hyung me hizo sentir extraña por alguna razón desconocida para mí.

— Ji-Shin, lo siento — la mirada sería que hace un momento tenia, había desaparecido por completo, ahora estaba el Tae-Hyung, tierno, lindo, ingenuo y amable. Pero a pesar del cambio de su rostro, no quiso mirarme y giro la cabeza para mirar otra dirección.

Cabe recalcar que hasta estando molesto es lindo y tierno.

En ese momento sentí como mi corazón empezó a latir tan rápido que tenía miedo que él pudiera sentirlo, loco corazón, ni yo entendía porque esa reacción. Quedé en silencio mirándolo, con la esperanza que él también lo hiciera.

— ¿Por qué? — inconscientemente empecé a jugar con mis dedos, quizás porque me sentía nerviosa sin ninguna razón o tal vez aún no comprenda estos sentimientos nuevos que empiezo a sentir.

— Por decirte que eras una mala amiga, no quise decir eso — lo escuché suspirar y giro para mirarme, a pesar de tener la misma edad él era un poco más alto que yo.

— No te preocupes, Tae — sonreí un poco sin mostrar todos mis pequeños dientes, tampoco lo haría ya que hace poco cambio un diente y estoy parece una ventana.

— Baek-Hyung me dijo que todo fue tu idea, que tú eres mala y que no me querías ver en la fiesta, por eso estuve enojado contigo, pero luego escuché que todo era mentira.

— Ese Baek es un hij... — de inmediato me callé cuando las manos de Tae-Hyung me taparon la boca y me miró sorprendido con una mueca disgustada.

— ¡No, Ji-Shin! — me regaño —. Estamos en la escuela, eso no se dice.

Negó haciendo un sonidito con su boca el cual era causado por su lengua. Solo asentí y tome sus manos entre las mías para quitarla de mi boca.

— Lo siento — baje la cabeza y me disculpé con él una y otra vez, tanto que cause que Tae-Hyung se riera. Me sentí avergonzada.

Sentí como mis mejillas ardían, estaban cálidas y no entendía por qué.

— ¿Ji-Shin? — me llamo e hizo que levantará la cabeza para mirarlo.

— ¿Mmm? — lo miré tan atenta, tan fijo a sus ojos que sentí como mis mejillas ardían aún más.

— Estas rojita, Ji-Shin ¿Tienes fiebre? — me miró preocupado por lo cual negué de inmediato mientras llevaba mis manos para intentar tapar un poco mi rostro, acto que falló ya que TaeHyung lo impedía.

Entonces volví a sentir un revoloteo en mi estómago.

— Debemos irnos, la maestra se molestará con nosotros si tardamos.

— Ji-Shin ¿Puedes volver a llamarme oppa? — Sonó tan tímido que me hizo sonreír, asentí en respuesta muda.

— Claro — volví a sonreír —.Debemos de volver o la maestra se enojara.

Sin más empecé a caminar con la esperanza de que TaeHyung me siguiera por detrás, pero no lo hizo y antes que siguiera mi camino él me tomo de la mano, haciendo que me detuviera en seco, como hace un momento.

— ¿Qué pasa? — con la confusión en mil pregunté. Él me miró.

— Tengo algo que decirte — soltó mi mano y jugó con sus dedos nervioso.

— Dime.

— Yo...yo me iré, Ji-Shin, me iré a Seúl y ya no nos veremos más. Estudiaré allá y viviré ahí. Ya no podremos ser más amigos, a menos que quieras dejar de serlo.

Different ➜[k.th.] /Editando/Where stories live. Discover now