Different ➜[k.th.] /Editando/

C:3

Me miré por última vez en el espejo y nuevamente fruncí mi ceño, deslizó ambas palmas de mis manos por el vestido tan suave como el algodón.

Giró sobre mi eje y miró con una mueca disgustada a mi mamá que está sentada al borde de mi cama. Ella sonríe y parece satisfecha con lo que ve.

— ¡Mamá! — me quejo zapateando mis pies en el suelo, tan fuerte lo hice que escuché como la madera del piso crujió —.Este vestido tiene mucho color rosa.

Abulto mis labios es un puchero y dejó caer mis brazos mientras sigo haciendo mi berrinche.

— Te ves linda, Ji-Shin... Deberías de usar vestidos rosas más seguido — apoyo sus manos en sus rodillas y con el impulso de sus piernas y cuerpo logro colocarse de pie, me miro de una manera tierna y camino hasta donde estaba yo haciendo mi berrinche.

No me gustaba el color rosa, y mucho menos los vestidos. Eran muy, muy... ¿Femeninos?

— ¿Puedo ponerme un bluyin y una camiseta? — junte ambas manos como si estuviera apunto de rezar y la mire con los ojitos de cachorro regañado.

Ella simplemente negó con una sonrisa tranquila.

— Te ves bonita con el vestido — tomo entre ambas manos mis regordetas mejillas y las masajeó un poco con su dedo pulgar dándome cariño.

— No me gustan los vestidos rosas, sólo lo usan niñas tontas y fresas — hice un mohín haciendo reír a mi madre.

— Entonces tú eres una niña tonta y fresa, porque ahora mismo estás usando un vestido rosa con dos moñitos del mismo color en la cabeza — fruncí el ceño cuando terminó de hablar, mi madre  río y se alejó de mí.

Estuve apunto de hablar cuando la puerta de mi habitación fue abierta de golpe, dejando ver al otro extremo a mi papá.

— ¿Estás lista, pequeña? — me sonrió entrando a mi habitación a la cual yo negué, porque aún no estaba lista.

— No, papá — mi madre me miró y luego a mi padre, él la sonrió y ella a él.

— ¿Por qué? Creo que hoy lloverá — comento burlón mientras se acercaba a mi madre y la rodeaba con su brazo izquierdo su cintura, y ella se apegó a él por el costado.

Lo miré confundida por su comentario y mi padre pareció notarlo ya que se rió un poco.

— Mi pequeña, Ji-Shin está usando un vestido, esto debe ser un sueño.

Esbozo una sonrisa.

— ¡Basta, papá! — en ese momento quise llorar de la pena.

Parecía una muñeca con el vestido rosa, el zapatito negro con medias blancas de adorno blondas, mi cabello bien peinado en dos coletas envueltas con dos moños del mismo color. No, claro que no parecía una muñeca, más bien parecía a un algodón de azúcar.

Cuando me mire en el espejo, esa no era yo, no era la Ji-Shin ruda que conocía en mí. Dios, parecía muy niña, bueno, lo soy pero no tanto.

— Toma tu bolsa de regalo y vámonos que llegarás tarde a la fiesta — mi padre soltó a mi madre para luego darle un beso en la mejilla, y sin decir más salió de la habitación.

Yo asentí sin decir nada.
Mi madre aún seguía en mi habitación mirándome con una sonrisa que me hacía ponerme nerviosa.

— ¿Qué? — fruncí mi entrecejo.

—Te ves muy bonita, Shin.

— Mami, no quiero ir a la fiesta de Baek — me acerqué a ella hasta lograr abrazarla por la cintura, a la cual ella colocó una mano en mi espalda y en mi cabeza dándome cariñitos.

— Pero ya tienes un regalo para él — solté un suspiro y asentí.

Aún tenía presente las palabras de Baek sobre dar la falsa dirección a Tae-Hyung.

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Mire por la ventana del auto el cual estaba abierta, sentía como el aire chocaba con mis mejillas y hacia flotar ciertos pelos sueltos de mi peinado. Mi padre iba manejando y mamá a su lado, ambos sostenían una plática agradable sin soltar ninguna palabra fuera del ambiente, ellos no hablaban grosería en frente de mí.

Pero yo, en cambio era muy grosera, bueno lo aprendí en la escuela.

Mi cuerpo estaba presente pero mis pensamientos me tenían presos, tenía preocupación y la razón era Tae-Hyung.

Tenía miedo por él.

Después de unos largos minutos papá estaciono su auto en una gran casa de dos pisos, muy bonita y elegante, desde lejos se podía escuchar la música infantil y el fuerte hablar del payaso con el micrófono.

No me gustan los payasos, son feos y aterradores. La última vez que vi un payaso fue cuando por traviesa me perdí en la feria, un payaso feo, gordo y calvo se acercó a mí diciendo que si no quería un regalito, diablos, claro que no quería un regalito. Eso fue aterrador.

Mi madre abrió la puerta del asiento de atrás sacándome de algunos fugaz pensamientos, me sonrió y me invitó a salir, por ende obedecí.

Me tomo de la mano y junto a ella empecé a caminar hasta la puerta de la casa, estaba abierta y se podía ver el interior lleno de niños risueños.

Papá se quedó en el auto, él esperaría hasta que la fiesta terminará.

Mamá llevaba el regalo en su otra mano, una vez cerca entramos y lo primero que captó mi atención fue su pastel, era muy grande y se veía apetitoso. A Tae-Hyung le hubiera gustado mucho este pastel.

Me sentí mal a pensar en él y ser una mala amiga al no decirle la verdad.

Me había distraído mucho con el pastel que no me di cuenta que tenía a Bae-Hyung en frente de mí con una enorme sonrisa de felicidad.

— Te ves bonita, Ji-Shin.

Sólo fungi una sonrisa y pedí a mi madre que me entregara el regalo para dárselo, se lo di recibiendo un agradecimiento por parte de él.

Quise golpearle en la cara por ser tan perfectamente lindo y engañar a Tae-Hyung , pero no podía, no quería darle otro regalo de cumpleaños.

Desde pequeña estoy aprendiendo a ser una niña hipócrita, lo digo porque no quería venir a la fiesta y estuve hablando mal de Baek, y miren ahora, estoy sonriendo en la fiesta de Baek. Jodida mierda.

Después de haberle entregado su regalo me adentre a la casa junto a mi mamá y en compañía de ella busque un asiento.

— ¡La niña de rosa que salga a bailar!

El payaso me había visto y quiso sacarme a bailar a la cual negué  haciéndole ver mi dedo del medio, para segundos después ganarme un regaño de parte de mi madre, quién avergonzada pidió disculpas a los presentes.