La hija del Señor Tenebroso (Severus Snape)

Capítulo tres

- Al parecer mi plan de querer herir a Potter fallo, pero solo es un pequeño tropiezo para lo que tengo planeado y para eso necesito tu ayuda, mi querida hija - Su forma de hablar tan susurrante era una obvia manera de querer infundir temor pero era su padre, sabía que tan lejos podría llegar, y que el temor que él quería infundir solo era un medio.

- ¿Qué es lo que debo hacer, mi Lord? - Le dijo con la expresión de ayudarle pero sin la intención de hacerlo.

- Potter solo es un medio para poder encontrar lo que necesito, por el momento necesito que lo mantengas distraído, que siga pensando que otro es su enemigo.

La curiosidad la carcomía.

- ¿A quién? - Comentó interesada.

- Al parecer él y su grupo de amiguitos sospechan de Snape, dejemos que sus ridículas conjeturas sigan - No podía entender de qué serviría eso e iba a preguntarle pero al parecer él lo dedujo de su mirada. - No necesito explicártelo, solo hazlo, trata de que siga los pasos de Snape, tendrá algo en que pensar mientras yo recupero parte de mi fuerza.

Eso no le gustaba nada, en medio de dos bandos tratando de ayudar a uno y ocultándose en otro, era tan complicado para alguien de su edad, pero por suerte era inteligente, sabía manejarlo por sí sola. Asintió y le hizo una reverencia por respeto, después se marchó, debía decirle a Snape, aunque aún no había prometido nada de vigilar a Quirell eso era importante y Harry corría peligro si no tenía a alguien para cuidarlo.

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- ¿Está seguro que nos ayudara mi Señor? - Dijo Quirell preocupado.

- Nos servirá, por el momento, es muy pequeña para entenderlo pero al menos nos será de mucha ayuda, al menos no como ella cree

Quirell la observo partir mientras volvía a cubrir su cabeza con el turbante.

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Sabía que ya era tarde y que se ganaría un castigo si la atrapaban o peor aún, una baja de puntos, pero lo que tenía que decirle a Snape era importante, si lo dejaba para después él le lanzaría una maldición por dejar pasar algo tan importante. Tocó a su puerta, podría estar de guardia y si no abría lo esperaría, no importando cuanto fuera a tardar. Pero afortunadamente él abrió la puerta, un poco sorprendido de verla ahí.

- Señorita Ryddle, pase.- Debía tener una idea para lo que venía.
- Mire, sé que no prometí nada de vigilar a Quirell, pero esto me pareció importante y temo por Harry.- Se lo dijo y él le ofreció sentarse a lo que hizo mientras él hacía lo mismo.

-. Hable -. Dijo calmadamente.

-. Mi padre, me pidió que mantuviera bajo vigilancia a Harry, dejando que guiara un enemigo falso mientras sin que lo pensara corría al peligro de mi padre de frente.

Severus no dijo nada parecía tan frustrante pero debía estar asimilando todo lo que le dije.

- Apuesto que esto tiene que ver con lo que paso en el Partido y quiere que Potter me vea a mí como el malo aquí - asintió, al parecer eso fue demasiado obvio. - Le informare a Dumbledore de esto y veremos que haremos - temió ante el comentario.

- No me dejará al descubierto, ¿Cierto?

- No sea tonta, si hacemos eso, usted se vería como la traidora ante su padre y yo igual, lo que haremos es hacer lo que el mismo le pidió, mientras Potter me sigue, lo podre mantener bajo cuidado, protegido.

Severus se encaminó a la puerta y la abrió para indicarle que debía irse.

- Ahora debo ir a hacer guardias, le sugiero que se marche y trate de seguir con las instrucciones de su padre, la contactare o Dumbledore lo hará si es que es necesario. Márchese.

Le indicó con su brazo que se fuera, ya no había que más decir así que decidió irse. Salió de su oficina y oyó el fuerte portazo a su espalda, siempre siendo tan huraño, tan Snape. Regresó a su habitación, ahora sabía lo que había hecho, sin querer proponérselo entró dentro del juego de Dumbledore y su padre,  solo era un peón que se mueve en su mesa de tablero para ver que rey del juego termina devorándola o destruyéndola primero.

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Se acercaba la navidad, una época que según su corta vida, en su hogar no era muy apreciada pero ahí en Hogwarts todos gritaban y bailaban de alegría ante tal acontecimiento, mientras mantenía las expectativas con Harry, se unía de vez en cuando a ellos y escuchaba lo que hablaban, no había duda que seguían sospechando de Snape, supuso que eso estaba bien.

Anteriormente habían hablado con Hagrid sobre Snape y él lo había defendido por ser un Profesor muy competente, inconscientemente quería darle la razón pero le siguió el paso a Harry y él quedo más de acuerdo con Hermione al decirle como vio que él hechizaba la escoba, y se estaba haciendo un habito que si Hermione estaba segura de lo que decía entonces estaba en lo cierto.

Varios debían irse a pasar la navidad entre familia, pero por órdenes tuvo que quedarse en el castillo, por supuesto vigilando a Harry, que ahora tenía la idea de ir a la Sección Prohibida a buscar algo de Nicolás Flamel según órdenes de Hermione, tenía un mal presentimiento, pero el negárselo era sospechoso, solo esperaba rogarle a Merlín que Harry no fuera tan torpe como se ve, para no meterse en problemas.