Capítulo 34: "¡Nos casaremos!"

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LIZBETH:

Me desperté con un dolor punzante en mi parte baja, busqué a tientas el lugar a mi lado pero estaba sola.

Suspiré con una sonrisa viendo el techo de la habitación al recordar la noche anterior, jamás me había sentido tan completa.

Escuché ruidos provenientes de algún lado del departamento y sin quitar mi estúpida sonrisa me levanté, me vestí solo con mi ropa interior y la camisa de Jakov. Caminé hasta el baño y busqué una pastilla para el dolor, regresé al cuarto y me la tomé.

Me sentía nerviosa y quería golpearme contra una pared por eso.

Respiré hondo y salí hacia la cocina, un olor exquisito me llegó nada más entrar a ésta. Me paré en seco al ver a Jakov frente a la estufa vistiendo sólo unos bóxers preparando lo que supuse era el desayuno. Sonreí, sintiendo mis mejillas calientes y me acerqué a él, abrazándolo por la espalda.

—Buenos días —saludé, poniéndome de puntillas para darle un beso en la mejilla, me miró por encima de su hombro y guiñó un ojo.

—Buenos días, preciosa —sonrió, apagó la estufa y se giró hasta encarcelarme en sus brazos. Frunció el ceño en un intento de parecer molesto—. Arruinaste tu sorpresa.

— ¿Ah, sí? ¿Y cuál era? —pregunté, divertida.

—Pues... —sonrió de nuevo y acarició mi mejilla—. Iba a llevarle el desayuno a mi futura esposa a la cama.

Me sonrojé y le sonreí con ternura. Si alguien en el pasado me dijera que estaría comprometida con un gran hombre y a punto de casarme, me burlaría en su cara y lo llamaría patético.

Las cosas cambian en movimientos drásticos de la vida.

—Bueno, podría acostumbrarme a eso —dije en broma. Él se quedó pensativo unos segundos y luego me miró, nervioso. Fruncí el ceño—. ¿Qué pasa?

—Es que... se me ocurrió, bueno, que como pronto tendremos que vivir juntos, pensé que quizá, no sé —se rascó la nuca e hizo una mueca como frustrado con sí mismo—. Te... gustaría... eh... venir a vivir con... conmigo.

Me reí y lo abracé, se veía más nervioso que cuando me pidió matrimonio. Me separé y le dí un beso largo.

—Está bien —susurré contra sus labios. Sentí como sonreía igual.

—Eso fue fácil —afirmó, divertido. Sonreí burlona.

—Es que... ¿cómo decirte que no? Si te ves muy tierno tartamudeando.

— Ja ja muy graciosa —golpeó la punta de mi nariz con su dedo índice mientras yo solté una carcajada.

Me besó callando mi risa, caminó hacia delante provocando que yo lo siguiera hacia atrás, mi espalda chocó contra la encimera y en un movimiento acompasado, Jakov me subió, colocándose entre mis piernas sin cortar el beso. Nos separamos agitados y nos sonreímos.

—Ahora falta algo más importante —hablé más seria.

— ¿Qué es? —preguntó curioso.

Corazón de piedraWhere stories live. Discover now