Capítulo 28: "Psicópata"

943 70 7
                                    

LIZBETH:

Desperté con un fuerte dolor en todo mi cuerpo, mi cabeza dolía como la mierda, sentía mi cerebro palpitar sin control en mis sienes, el lugar donde estaba era oscuro y olía a humedad.

Intenté moverme, pero estaba muy bien amarrada a una silla metálica, la jodida silla no ayudaba con el dolor que sentía. Desesperada, jalé las cuerdas una y otra vez hasta que me dolieron las muñecas y temí que empezaran a sangrar. Quise gritar pero sabía que sería inútil, si temieran que alguien viniera a ayudarme me hubieran cubierto la boca también.

Un ruido molesto, como de una puerta oxidada, se escuchó del otro lado de la habitación. Dos sombras se movieron frente a mí pero no distinguí sus rostros.

— ¡Al fin, la bella durmiente despertó! ¡Es hora de llamar a su príncipe! —esa voz, esa maldita voz chillona. La mataré, seguro.

— ¡¿Qué es lo que quieres de mí?! —grité, perdiendo el control. Su risa hizo eco en el pequeño lugar.

— ¡No quiere nada de ti, perra! ¡Quiero algo de tu novio! —se acercó y se recargó en la silla dejando los brazos a mis costados y su cabello rubio apareció a la vista—. ¡Quiero venganza!

— ¡Jakov no te hizo nada!

— ¡Claro que sí! ¡Te eligió a ti por encima de todo! ¡Me humilló y le dije que pagaría por eso! —masculló furiosa.

— ¡Estás loca, no puedes secuestrar a una persona sólo por una tontería!

— ¡Claro que puedo! Ahora le hablaremos a tu guapo de novio, seguro ya te extraña y debe estar buscándote.

Tragué el nudo en mi garganta al imaginar a mi familia, amigos y mi novio preocupados. Ya debió pasar mucho tiempo, Jakov debió darse cuenta al ver que no llegué a su casa.

Johana marcó en su teléfono con una sonrisa lunática y lo puso en altavoz. A los tres timbres, contestaron.

¿Hola? me removí inquieta al escuchar su voz apagada y parpadeé repetidas veces para espantar las lágrimas que amenazaban con salir.

— ¿Perdiste algo, cariño? —dijo la rubia teñida seguido de una risa maniática. El otro lado de la línea se quedó en silencio unos segundos para después escuchar los gritos desesperados de Jakov.

¡¿Dónde está Lizbeth?! ¡Johana, esto no es jodidamente gracioso! ¡¿Qué es lo que quieres?! ¡Sólo dilo y te lo daré, joder!

—Sólo quiero que sufras, Jakov, poco a poco, lentamente. Te dije que no se quedaría así por haberme insultado y rechazado, ahora tu estúpida novia pagará las consecuencias —la rubia teñida volvió a reír como maniática y yo apreté los labios con fuerza.

¡Iré yo en su lugar! Pero no le hagas daño trató Jakov de negociar, pero yo no quería que él se pusiera en peligro.

— ¡No! ¡No vengas! —una bofetada me calló. Cerré los ojos con fuerza, respirando acelerada. Odiaba no poder tirar de sus mechas rubias falsas.

— ¡Cúbrele la boca a esta perra! —ordenó a la persona al otro lado de la habitación, la sombra se fue acercando hasta distinguir su rostro, un jadeo sorprendido escapó de mi boca, seguido por un gruñido molesto.

— ¡Tú! —mascullé con los dientes apretados.

—Lo siento —susurró antes de poner un pañuelo en mi boca, amarrándolo por detrás de mi cabeza. Lo fulminé con la mirada.

Corazón de piedraWhere stories live. Discover now