Capítulo 7: "Muero De Hambre"

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LIZBETH:

¿Han escuchado esa frase que dice "Si las miradas mataran yo ya estaría bien muerta y enterrada"? Pues esta semana me sentía muy identificada con ella. Todos los días la rubia teñida me lanzaba miradas asesinas siempre que Jakov pasaba mucho tiempo cerca de mí, que era, básicamente, la mayoría del tiempo, y hoy no era la excepción, estábamos teniendo una pelea de miradas desde cada extremo del salón mientras esperábamos la hora de salida, no aparté la vista ni un solo momento. Era muy infantil, lo sé, pero ganaría.

Oh, sí, ¡claro que lo haría!

Desde la conversación que tuve con Jakov, habíamos vuelto a la rutina, hablábamos, reíamos, bromeábamos, como siempre, pero los dos sabíamos que ahora esto era más que eso. Él ya no me trataba sólo como amiga. De hecho, muchas veces intentaba coquetear conmigo, me sonreía de lado mientras me guiñaba un ojo o insinuaba cosas que me hacían sonrojar o reír. Pero no me presionaba para nada más y eso se lo agradecía desde el fondo de mi corazón.

¿Y Edrick? Oh, sí, seguro, él se había aparecido tres veces después de clases argumentando que tenía ganas de verme y había pensado mucho en mí y bla, bla, bla. Aún no confiaba en ese chico.

El caso es que esas tres veces, para mi mala suerte, Jakov estaba conmigo y dejó muy en claro que tampoco confiaba en él.

¡Qué va! Yo sabía que estaba celoso, y para qué negarlo. Me encantaba ese lado suyo todo protector.

Quedamos en salir esta tarde a comer todos juntos, incluyendo a otra de mis mejores amigas desde que tengo memoria. Alexandra me había pedido que saliéramos hoy y le dije que sí pero también ya había quedado con Jakov y los demás, decidí que sería buena idea que también fuera. Jakov dijo que su amigo Daniel quería salir, así que le dije que lo invitara con nosotros.

El timbre sonó y Johana se sobresaltó tanto que apartó la vista. ¡Sí! ¡Gané!

— ¿Nos vamos? ¿O vas a seguir asesinando a Johana con la mirada? —la voz de Jakov interrumpió mi pequeña victoria mental y me sonrojé al darme cuenta que lo había visto todo.

—No, vámonos, y más te vale no mencionar eso —lo amenacé, empujándolo hacia la salida. Él rió y puso un brazo sobre mis hombros, guiándome al estacionamiento. Abrió la boca para decir algo pero la voz de Jerilyn lo interrumpió.

— ¡Lizbeth! —gritó, acercándose. Su rostro entero en disculpa—. Lo siento, no podré ir con ustedes, mi jefe llamó y me pidió que cubriera a una chica que se enfermó.

Jerilyn trabajaba en un restaurante para mantenerse, ya que sus padres sólo pagaban su colegiatura y hacía falta pagar la renta de su departamento. 

— ¿Y Axel?

—Me dijo que te avisara que tampoco podría por algún asunto con su novia.

—Bueno, supongo que sólo seremos nosotros cuatro y no te preocupes, es tu trabajo —dije y luego le sonreí divertida—. ¡Diviértete trabajando!

—Muy graciosa —contestó con retintín ya alejándose. Luego gritó sobre su hombro en despedida—. ¡Nos vemos! ¡No se diviertan mucho sin mí!

— ¡No te prometo nada! —grité de regreso y la vi desaparecer dando vuelta en la esquina.

—Bien, ahora si —habló Jakov, pasándome el casco—. Hay que irnos.

Ya me sentía toda una experta en esto de andar en motocicleta, así que me lo puse, me subí seguida por Jakov para que pudiéramos ir con nuestros amigos. Sólo esperaba que se llevaran bien.

Corazón de piedraWo Geschichten leben. Entdecke jetzt