Capítulo 11: "¿Embarazada?"

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JAKOV:

Ya está, lo dije, le pregunté si quería ser mi novia.

Lo pensé todo el camino a su casa y llegué a la conclusión de que no quería esperar más, tenía que saber a qué nos llevaría lo que teníamos de una vez por todas.

Ahora ella sólo estaba inmóvil, como procesando esas simples tres palabras, yo estaba seguro que si me decía que no, sí que sería difícil de superar después de todo el empeño que he puesto para que esto funcione.

—No tienes que contestar ahora —me apresuré a añadir—. Escucha, sé que dijiste que querías ir poco a poco pero de verdad necesito saber si el estar aquí, contigo, me va a llevar a algún lado o si sólo estamos perdiendo el tiempo y sólo me ves como un amigo. Piénsalo este fin de semana y...

—Sí —me interrumpió con un hilo de voz. La miré, confundido.

— ¿Sí qué?

Se enderezó en su lugar y me miró de la misma forma decidida que yo minutos antes.

—Que sí quiero ser tu novia —ella había dicho... ¿lo que creo que acababa de decir? Me quedé en silencio, averiguando si lo que había escuchado no había sido producto de mi imaginación.

— ¿E-estás segura? —tartamudeé. ¡Soy tan idiota! ¡Reacciona, Jakov!

—Sí —me dio una sonrisa tímida y agachó la cabeza. Me acerqué y tomé su barbilla para que me viera a los ojos. Cuando lo hizo, me perdí en lo profundo de esos ojos oscuros y mi cuerpo reaccionó por impulso. Cerré el poco espacio que había entre nosotros y la besé, acaricié su mejilla, tomando su rostro para acercarla más a mí. Sus manos subieron por mi pecho a mis hombros hasta llegar a mi cuello, me acercó de igual modo como si necesitara estar lo más cerca posible el uno del otro. Este beso era diferente, contenía un nuevo significado, una promesa, y el comienzo de algo que cambiaría el rumbo de las cosas.

Me separé de ella poco a poco para tomar aire y deposité un pequeño beso en la comisura de sus labios. Con las frentes unidas nos miramos y sonreímos como tontos, por lo menos, yo lo hacía. Seguía jugando con mi cabello con una mano y con la otra acariciaba mi rostro con cautela como si temiera hacer algo mal. Tomé su mano e hice pequeños círculos en su dorso sin apartar la mirada de la suya.

—Estoy aterrada —admitió en un susurro y cerró los ojos con fuerza.

—Lo sé —dije, haciendo que los abriera de nuevo—. Pero ahora somos tú y yo y haré que dejes de estarlo.

Sonrió y me abrazó, rodeé su cintura con mis brazos y apoyé mi mentón en su cabeza, acariciando su espalda.

Lo haría, haría que tuviera confianza en sí misma, que dejara de temerle a lo que siente o puede sentir. Porque adoraba a esta chica y daría todo porque ella sintiera lo mismo sin límites.

No me daría por vencido porque las grandes cosas llevan su tiempo y Lizbeth era mi gran reto.

*****

LIZBETH:

Escuchaba tranquilamente Iris de Sleeping With Sirens en mi reproductor con mis auriculares puestos mientras me dirigía al instituto, recordando la noche del sábado.

Corazón de piedraWhere stories live. Discover now