Capítulo 32: " Graduación"

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LIZBETH:

Muero de nervios, en una hora me graduaré del instituto al igual que Jakov y Jerilyn.

Después del incidente con mi padre me siento mucho mejor, la idea de Jakov me ayudó mucho y se lo agradezco de corazón. Creo que viviré siempre agradecida con mi novio por salvarme tantas veces hasta de mí misma.

—Ya está —Daisy dio vuelta a la silla para quedar frente al espejo. Abrí la boca sorprendida, parecía otra persona, en el buen sentido claro, esta vez le había dado forma a mi cabello largo ondulado para que rulos ordenados cayeran por mi espalda, mi maquillaje era ligero con un poco de rímel y delineador, mis labios se veían ligeramente más sonrosados y mis mejillas igual. El vestido que elegí sin duda era perfecto y mi atuendo era completado con unos tacones color negro.

— ¡Whoa! Gracias, Daisy —sonreí y la abracé. Ella rió. La llamé para que me ayudara a arreglarme, soy muy indecisa en ese tipo de cosas y no quería llegar tarde.

—De nada, nena —sonrió con suficiencia—. Ahora date prisa que tu chico está por llegar.

Tomé mi bolso negro, que Daisy me obligó a llevar y bajé las escaleras con mi amiga siguiéndome. Ella ya estaba arreglada, traía un vestido en color rosa pastel escote corazón con falda holgada, parecía una princesita ¡Aww, siempre me dio tanta ternura! Menos cuando se ponía de mal humor.

Al llegar al final de la escalera, ya me esperaba mi familia. Marilyn con una falda negra sencilla y una blusa en color jade pegada al cuerpo de arriba y holgada de abajo. Jerry vestía unos pantalones de vestir negros junto a una camisa abotonada blanca. Mamá usaba un vestido de manga tres cuartos con estampado color salmón.
William iba parecido a Jerry sólo que su estilo era más desordenado.

— ¿Ya nos podemos ir, hermanita? —preguntó Jerry, rascándose una axila por encima de su camisa—. Esto me pica.

—Ustedes ya se pueden ir, enano —contesté, riendo—. Yo esperaré a Jakov.

— ¡ Genial! Los espero en el auto —dijo el pequeño, tomó el brazo de mi hermana y salió corriendo, Daisy los siguió.

—Te ves hermosa —dijo mamá con una sonrisa melancólica—. Mi niña crece tan rápido.

Me abrazó y yo reí, ella siempre tan exagerada. La puerta volvió a abrirse y Jakov entró, como si se tratara de su casa.

—Lo siento, la puerta estaba... —se paró en seco al verme y yo me sonrojé, William resopló a mi lado.

—Traeré un balde para la baba que va a tirar tu novio —dijo mi hermano en broma, abrazándome, luego susurró—. Te ves hermosa, hermanita.

—Gracias, tú también estás muy guapo —dije con una sonrisa de lado.

—Ya lo sé —contestó en tono engreído.

—Ese ego, William —bufé en broma. Él se carcajeó sin decir nada y caminó del brazo de mamá al auto.

Me acerqué a mi novio que aún no se movía de su lugar y chasqueé mis dedos frente a su rostro.

— ¡Hey! ¿Sigues vivo? —pregunté, mordiendo mi labio inferior para no reír. Él parpadeó aturdido y se sonrojó.

— ¿Eh? ¡Ah! Lo siento, es que... —sonrió y me tomó de la cintura, acercó su rostro al mío y habló en un susurro—. Eres muy, muy hermosa.

¡Carajo! Me volví a sonrojar.

—Gracias, tú también estás muy guapo —le sonreí evaluándolo. Su cabello estaba un poco más ordenado, traía un pantalón de vestir negro, una camisa abotonada de manga larga en color gris y una corbata negra.

Corazón de piedraWhere stories live. Discover now