Capítulo 30

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Al cabo de un largo rato de trayecto llegamos a casa de Grayson; la valla metálica se abre dándonos paso a la gran mansión y Nick aparca en el garaje donde Grayson tiene todos sus coches de lujo. Me quedo hipnotizada al ver tanto coche caro que en la vida hubiera podido ver ni de cerca ni en mis mejores sueños. Ni si quiera quiero pensar en cuanto debe de costar todos esos coches.
Ambos entramos por la puerta del garaje, subimos las escaleras y llegamos al interior de la casa. Nick me ayuda a andar ya que hay un pie que me duele al apoyarlo. Al haberme empujado aquel hombre me torcí el tobillo, y el hecho de que me hubieran atado tan fuerte los pies, aumentó más el dolor. No sé cuánto tiempo estuve allí, pero ese rato me dolía demasiado.

Caminamos hacia el comedor y Nick me ayuda a sentarme en el gran sofá negro de cuero.


—Grayson no está. Pero no creo que tarde mucho en llegar. Voy a llamarle.



Asiento con la cabeza sin decir nada y dejo caer mi espalda y cabeza sobre el respaldo; cierro los ojos unos segundos, me pican por haber llorado tanto. La garganta me duele por haber aguantado el nudo que se me había puesto por el miedo y el pánico que he sentido, el pecho aún me duele un poco, el pie me duele demasiado y me duele todo el cuerpo en general por los golpes que me dieron. Estoy hecha un destrozo.



—Grayson, ha habido un problema –habla Nick en la llamada y mi atención cae en él–. Sophie está en tu casa. Tranquilo, ahora te lo explico. Sí, aquí te esperamos.



Cuelga.
Abro los ojos y miro hacia él, viene hacia mi dirección.



—En diez minutos está aquí.

—Vale.
–murmuro.



Cierro los ojos e intento relajarme y no pensar en el dolor que siento. Y cuando estoy casi durmiéndome, la puerta principal se abre y se cierra casi en un portazo, pisadas fuertes se escuchan y después, escucho su fuerte y ronca voz.
Abro los ojos de golpe y miro hacia el pasillo.


—¿Dónde está?

—Ahí. En el sofá.



Veo a Grayson aparecer por el pasillo.
Tiene cara de pocos amigos, está serio y con el ceño fruncido como de costumbre. Camina a paso firme y decidido hacia mi dirección mientras que mira fijamente desde la distancia, parece algo sorprendido al darse cuenta de cómo estoy. Estoy segura de que no esperaba verme tal y como estoy, podría imaginarse verme de mil maneras, menos de esta.
Nick tampoco le había especificado el problema que había ni por qué yo estaba en su casa, pero puedo apostar a que no se imaginaba verme así de esta forma.

Su rostro se transforma en un rostro ligeramente preocupado cuando se da cuenta de cómo estoy, aunque no lo demuestra mucho; mantiene su semblante serio y frío en todo momento.
Se acerca a mí y se sienta a un lado mío en el sofá, me agarra del rostro con cuidado pero de manera firme y me analiza la cara. Su rostro de "preocupación" se transforma en uno lleno de rabia y enfado; aprieta la mandíbula, frunce el ceño y mira de inmediato a Nick con cara de pocos amigos. Vuelve a mirarme y clava sus ojos grisáceos en los míos;


—¿Quién te ha hecho esto?
–pregunta serio, mirándome fijamente.


—No sé quiénes eran...
–respondo murmurante.


¿Un mafioso enamorado? •EDITANDO•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora