Capítulo 5

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Miro hacia el profesor esperando a que se dé la vuelta y deje de hablar, y al hacerlo miro a Alice, quien está terminando de apuntar lo que el profesor había escrito en la pizarra.

He tenido todos estos días en mente esos ojos grisáceos y esa fiesta privada tan extraña. Sigo sin creerme que sea una fiesta normal. O son millonarios, empresarios o algo peor.
Además, ¿por qué tendrían un arma? ¿Y si todos iban armados? ¿Y si el chico tatuado cuyo nombre todavía no se, también iba armado y yo estuve hablándole mal? Podía haberme ganado una bala en la cabeza.

Joder. Se me pone la piel de gallina de tan solo pensarlo.


—¿Qué piensas tanto? Llevas todo el día pensativa.
–habla Alice en voz murmurante para que el profesor no nos escuche.




—En la fiesta del otro día. ¿No te parecía extraña?


—No puedo creer que sigas pensando en eso
–dice resoplando y rodando los ojos–. Fue hace tres días, y era una fiesta tranquila y normal.


—Parecía ser normal, pero estoy seguro de que no lo era. O si no, ¿por qué uno de ellos iba armado?



Alice me mira y alza las cejas sorprendida. Después, frunce ligeramente el ceño y niega con la cabeza.


—¿Armado? ¿Qué estás diciendo, Sophie?

—Lo que escuchas. Uno de los hombres que estaba con Tony, en aquel grupo, tenía una pistola en su cadera escondida. Se la vi porque apoyó ahí su mano y se levantó sin querer la americana. Si él iba...



—Vosotras dos, silencio. Estamos dando clase.



El profesor me interrumpe, serio y con el ceño fruncido. Algunos compañeros nos miran y nosotras nos disculpamos con el profesor. Pero aún así, seguimos hablando.

Me acerco más a Alice y hablo en voz bajita;


—Si ese tipo iba armado, ¿qué te hace pensar que los demás no? Incluso Tony seguramente lo estaría.


—Sí. Si que iba bien armado, pero en otra parte.
–mueve las cejas rápido y ríe.


Ambas reímos.
Alice y sus comentarios sucios.


—En serio, Alice. Esos hombres no daban buena espina. Estoy segura que son gente chunga y que iban armados. Lo vi, estoy segura de que era una pistola.


—No te rayes, Soph. Quizá viste mal y era la hebilla del cinturón o... no lo sé. El ambiente era diferente al que estamos acostumbradas, pero no creo que sea gente peligrosa.



—Alice, Sophie. O dejáis de hablar, o le contáis a toda la clase vuestra conversación tan interesante.



—No creo que le interese.
–responde Alice.



Le doy una leve patada por debajo de la mesa y le hago una mueca. Ella me mira y se encoge de hombros. Ambas miramos hacia el profesor, quien se ha puesto más serio que de normal. Y cuando va a hablar para seguramente, echarla de la clase, el timbre suena dando por acabado nuestro día.

Todos se levantan, guardan sus pertenencias: libros, estuches y carpetas y se marchan de clase. Alice y yo nos marchamos mientras que vamos hablando entre nosotras del mismo tema.


—Ronald tiene mal genio, estoy segura de que te iba a echar si no fuera porque el timbre ha sonado. ¿Por qué le has respondido así?


¿Un mafioso enamorado? •EDITANDO•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora