Capítulo 6

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Hoy han sido de esos días largos, pesados y eternos. Entre la universidad y mi trabajo en la cafetería, el día se me ha hecho eterno.
Algunos días suelo trabajar en la cafetería de cerca de mi casa, es una cafetería familiar y pequeña, por lo que solamente está la dependienta que es una mujer de cincuenta y tantos años, su marido, una chica y yo. Somos las únicas trabajadoras junto a ellos que son los dueños del local.
Nos repartimos los días entre mi compañera y yo, y hoy me ha tocado a mí estar allí desde las dos de la tarde hasta las ocho de la noche. Y hoy precisamente no ha sido un buen día en la universidad, he hecho varios exámenes en un solo día y he acabado muerta y cansada de tanto examen.

Me coloco el pijama después de haberme duchado y camino hacia el comedor para sentarme en el sofá y ponerme alguna película. Chris no está en casa, hoy se ha ido con su novia a cenar y muy seguramente se quede con ella a dormir, así que tengo la casa entera para mi sola.

Desde hace un año Chris y yo nos fuimos a vivir solos. Chris se fue a vivir antes y yo vine con él hace un año. No quería estar en casa, mi relación con mis padres no era la mejor del mundo y estaba deseando marcharme de allí y poder vivir sola. Así que mi hermano me ofreció quedarme con él a vivir. Sabía que en casa de nuestros padres yo no estaba bien y me insistió para que me fuera con él.
Siempre nos hemos llevado muy bien y somos muy cercanos. Hemos tenido una relación de hermanos muy bonita, hemos tenido enfados y peleas como todos los hermanos, pero siempre nos hemos querido y cuidado mutuamente. Porque aunque él sea el hermano mayor, yo muchas veces también he cuidado de él. Siempre nos hemos tenido ambos y siempre hemos vivido prácticamente solos.

Mi padre siempre estaba viajando por asunto de negocios, mi madre era médica, así que siempre estaba trabajando y solo venía en la noche para cenar y dormir. Nuestra casa siempre estaba sola y nosotros teníamos que hacernos de comer y cuidarnos por nosotros mismos desde que éramos bastante pequeños.
Las discusiones de mis padres eran constantes y se había vuelto un poco tóxico. Las veces que se encontraban ambos en casa discutían siempre. Además, a mi padre le encantaba el alcohol y eso solo conseguía que al estar borracho las peleas fueran más comunes y cada vez más constantes.
Chris se fue de casa porque no quería seguir viviendo esa situación. Y yo tuve que quedarme porque era menor, pero él cuanto cumplió los dieciocho yo también me fui. Estaba harta y cansada de peleas y discusiones todos los días, eso me afectaba demasiado y era un ambiente tóxico.

La puerta suena y frunzo el ceño. ¿Quién será a estas horas? No espero a nadie.
Me levanto del sofá y ando descalza hacia la puerta, abro ligeramente la puerta y veo a Alice al otro lado junto.
Suspiro aliviada, aunque tampoco es que esperase a ningún monstruo al otro lado, y abro la puerta de par en par para que puedan pasar.


—¡Ya estoy aquí!
–exclama Alice sonriente, saludándome con un abrazo y entrando a mi casa.


—Hola, Alice. No te esperaba... ¿habíamos quedado?
–respondo mientras cierro la puerta y ando al comedor detrás de ella.


—Claro. Hablamos esta mañana en que dormiría en tu casa y mañana íbamos a clase juntas. ¿No te acordabas?
–dice girándose a mí y con un tono de sorpresa en su voz.



Frunzo el ceño mientras que intento recordar lo que acaba de decirme. Y entonces, viene a mi mente la escena de esta mañana cuando estábamos en la hora del descanso cuando hablamos sobre que hoy se quedaría en mi casa a dormir.

Niego con la cabeza y hago una mueca.


—No me acordaba, lo siento. Con los exámenes de esta mañana, el trabajo y todo el estrés que he tenido hoy se me había ido por completo.


¿Un mafioso enamorado? •EDITANDO•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora