¿Pero qué? ¿Qué hago en su casa?

Se suponía que debía de haberme llevado a mi casa, no sé por qué no lo hizo. Creo que me dormí antes de poder decírselo y supongo que por eso me ha traído aquí, a lo que parece ser su casa.

Suspiro hondo.
Aunque no sea la mejor opción, agradezco que esté en su casa a pesar de que aún no lo conozco, antes que en cualquier otro sitio con otro desconocido más desconocido que él. Aunque no sé si sentirme aliviada o más nerviosa y con miedo.
En realidad a él tampoco le conozco de nada y todo lo que descubrí y vi las últimas veces sobre él, Tony y su círculo, no me genera nada de confianza. Sobre todo al recordar lo que me dijo aquel chico en aquella fiesta de Tony.

Mi vista baja hacia su cuerpo y me doy cuenta de que está desnudo. Bueno, casi desnudo. Solo está en bóxer. Espera, espera... ¿no me habré acostado con él, verdad?

No.
No puede ser.
No me acuerdo absolutamente de nada.



—Hasta que despiertas, bella durmiente.
–dice con una sonrisa arrogante y de forma burlona.



No le respondo. Estoy asustada y a la vez sorprendida. ¿Por qué está así, en ropa interior?

No creo que me haya acostado con él, pero no estoy segura porque no recuerdo absolutamente nada de anoche.
Creo que he dormido sola y él supongo que en otra habitación. Tiene que ser eso. Además, estoy vestida.

Quiero preguntarle si nos hemos acostado.
No sé qué cosas habré dicho o hecho estando borracha, y eso es lo que más me asusta. Espero no haber hecho nada con él.



—Tú... yo... ¡dime que no!
–digo nerviosa, sin poder articular palabra apenas.


Grayson ríe. Se ríe de mí. En mi cara.


—No, Barbie. No hago nada con chicas borrachas, prefiero que estén en sus cinco sentidos y recuerden todo. Una noche conmigo es inolvidable.



Me guiña un ojo junto a una sonrisa arrogante y se sirve zumo de naranja en un vaso, llevándoselo después hacia su boca dándo un trago y dándome la espalda.

El reloj de la cocina marcan las nueve de la mañana. Mierda, tengo que irme a casa. Si Chris se entera de que no llegué a casa y que he dormido fuera, va a echarme la bronca de mi vida.
Espero que no esté en casa. Aunque igualmente a esta hora suele estar profundamente dormido. Hasta las once no suele despertarse los días que sale de fiesta, y ayer no estaba en casa, así que supongo que salió.

No le digo nada. Pero aún así, siento un gran alivio den mi pecho.
Sin decir nada, me doy la vuelta y me dirijo hacia la puerta principal descalza, con los tacones en mi mano; no tengo cuerpo ahora mismo para subirme a estos tacones.

Al encontrar la puerta principal, camino hacia ella con rapidez. Y cuando voy a agarrar la manivela de la puerta, escucho su voz ronca detrás de mi espalda;


—¿Tan pronto te vas?



Me doy la vuelta hacia atrás y veo cómo camina hacia mi, parándose a un metro de distancia de mi.



—No voy a quedarme aquí a hacerte compañía. Tengo casa y mi hermano está esperándome. Me voy.


—¿Y quién te va a llevar? –pregunta de manera burlona y alzando una ceja–. Estamos fuera de la ciudad y para llegar se tarda una hora en coche.




¡Mierda!
¿Ahora qué hago?

Me tiene que llevar él quiera o no. Con esta resaca no puedo andar por ahí por horas hasta llegar a la ciudad. Sería una locura.

Resoplo y suelto un suspiro. Le miro fijamente a sus ojos, los cuáles me observan en todo momento.



—¿Me puedes llevar a mi casa?
–pregunto casi en un murmuro.



Él desvía su mirada hacia otro punto, pensativo, o al menos haciéndose el pensativo e interesante. Al segundo vuelve a desviarla hacia mi y me sonríe con arrogancia. Odio esas sonrisas.



—No. Tengo cosas que hacer.




Hijo de... su madre.

Frunzo el ceño y le miro con los ojos entrecerrados. Él está serio, pero sus labios están ligeramente curvados en una sonrisa ladeada y malvada.

Ignoró su mirada, suelto la manivela de la puerta y camino por su lado para ir hacia las escaleras, me siento en ellas y saco el móvil de mi bolso; busco el nombre de Zac entre mis contactos para llamarle. Estoy segura de que a él no le importaría venir hasta aquí para recogerme, solo necesito saber la dirección. No si quiera sé dónde nos ubicamos, solo sé que es a las afueras de la ciudad.

Escucho los pasos de Grayson venir hacia mi, frunzo el ceño y elevo la mirada hacia él cuando de repente su brazo se estira hacia mi quitándome el móvil bruscamente de las manos. Veo como lo apaga y lo guarda en el costado de su bóxer. ¡Qué asco!



—¿Qué haces, imbécil? Estaba llamando a un amigo para que venga a por mi ya que tú no quieres llevarme.
–digo enfadada, levantándome de las escaleras y quedando de pie frente a él.




Está serio, muy serio. Tanto, que da incluso miedo. Su mirada está sobre mí y es tan intensa y penetrante, que conseguiría que a cualquiera se le ponga la piel erizada.

Agarra mi brazo con la mano y me aprieta sin llegar a hacerme daño, pero me molesta su agarre.



—Cuida tu vocabulario. Y más cuando te estés dirigiendo a mí.
–dice con frialdad.


–Me estás haciendo daño.
–respondo asustada e intentando deshacerme de su agarre.




Al decirle eso su mirada hacia su mano y mi brazo, y suelta el agarre de inmediato.

Me dan ganas de abofetearle, pero no le conozco y no sé que es capaz de hacerme. Y menos cuando su mirada es tan fría y vacía.
Siento que no es trigo limpio y es una persona peligrosa. Y no me conviene sobrepasar ninguna línea con él.
Aún así, no quiero mostrar miedo. No quiero que sepa que me da respeto a pesar de que en muchas ocasiones le plante cara.

Decido morderme la lengua antes de lanzarle algún comentario o abofetearle. No me conviene hacer ninguna de las dos cosas. Parece enfadado y da miedo. Y más ahora que está tan serio, con esa mirada tan intimidante y de pocos amigos.

No sé quién es realmente, no sé como es él personalmente. Y prefiero no conocerlo. Sólo quiero irme a mi casa.












¡Holaa!

Nuevo cap!!!! :)

Vaya genio el de Grayson...

¿Cómo volverá Sophie a casa?

¡Nos leemos!
❤❤❤❤

Redes sociales (solo tengo Instagram): @Neferkktiti

¿Un mafioso enamorado? •EDITANDO•Where stories live. Discover now