Capítulo 20

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Gisely

Mi vista estaba fija en un punto de la habitación del hospital, mientras me perdía en mis pensamientos, intentando afrontar la situación en la cual me encontraba. Habían intentando asesinarme y eso era algo que me impactaba de manera inexplicable.

En estos momentos lo único que deseaba era estar en la calidad de mi departamento y descansar tranquila. Debía pensar con la mente fría, tenia que pensar en las cosas que tendría que hacer de ahora en adelante.

Esa persona podía intentar hacerle daño a las personas más cercanas a mi y eso era un riesgo que no deseaba correr.

Debía hacer algo.

El sonido de la puerta de la habitación ser abierta llego hasta mis oídos.

    —¿Que haces aquí?—pregunte con confusión, al ver la persona que ingresaba a la pequeña habitación con aspecto cansado. También sentí enfado al recordar lo de la noche.

   —A mi también me alegra verla señorita Montell—comento con un tono sarcástico sin dejar de mirarme—Me alegra que estés bien.

Aparte la mirada, no pidiendo soportar mirarlo un segundo mas.

Escucho como arrastra una silla y se sienta en esta lo mas cerca posible pero aún así, no me volteo a mirarlo.

¿Que demonios hacia aquí después de todo?

   —Escucha Gisely—su voz que escucho mas seria esta vez—Fuiste envenenada, lo que significa. . .

    —Ya lo se—lo interrumpí de manera cortante.

   —Entonces entenderás perfectamente que tu vida esta en peligro apartir de ahora—espeto—Por lo cual he decidido hacerme cargo de la situación y llevarte a vivir a mi casa por un par de días.

Me volteo bruscamente al escuchar sus ultimas palabras.

—¿Que?

    —Lo que haz escuchado, te iras a vivir conmigo por un par de días—sus ojos me miraban de manera intensa.

Frunci el ceño sintiendo un enojo repentino hacia su persona.

¿Como se atrevía?

—¿Y quien te ha dado el derecho de decidir algo como eso?—espete.

Sus ojos me miraron de manera amenazante.

   —Yo he tomado la decisión, ¿Tienes algún problema con eso?

    —No iré contigo a ningún lugar y mucho menos me quedare en tu casa—espete de manera firme, fulminandolo con la mirada y dándole a entender que nada me haría cambiar de decisión—¿Porque mejor no llevas a la mujer con la que te la pasabas tan bien anoche? Seguro a ella le encanta la idea de pasar unos días contigo.

Ladeo la cabeza un poco, mirándome de manera intensa, estudiando mis facciones.

    —¿Estas celosa?—pregunto finalmente.

Una risa carente de humor brotó de mis labios.

—¿Porque debería? Tu y yo no somos nada. Lo único que “tenemos” ni siquiera a comenzado—le regale una media sonrisa vacia—Aunque me estoy pensando a cuestionar si fue una buena idea haber aceptado toda esta mierda.

Su semblante se volvió frío, podía notar como su cuerpo se tensaba y como apretaba la mandíbula.

   —Creo que te estas comportando de una manera muy inmadura en estos momentos.

Quise reclamarle por haber dicho algo como eso pero en el fondo sabía que tenía razón.

   —Tal vez tienes razon—comente apartando la mirada y figandola en las enormes cortinas gruesas que me impedían mirar hacia afuera—¿Pero sabes que Brandon O'Conner? Renunció. Renunció a ser tu empleada y a todo lo que tenga que ver contigo.

  —¿De que demonios hablas?—gruño, tomandome por sorpresa cuando sus manos tomaron mi rostro y me obligaron a mirarlo.

Observe sus facciones, su ceño fruncido, su mirada colérica, su mandíbula tensa, sus ojos oscuros. Memorice cada detalle, admirando su belleza en silencio.

Trague saliva, sintiéndome incapaz de hablar ante su mirada intensa, sintiendo como un nudo molestoso se formaba en mi estómago.

—Renunció—pronuncie la única palabra que podía ponerle final a todo.

Sus dedos se deslizaron por mis mejillas antes de apartarse y mirarme de una manera extraña.

  —¿Porque?—fue lo único logró decir.

Mis dedos se aferaron a la sabana que cubría la camilla con fuerza, sintiendo un malestar en el pecho que apenas me dejaba tragar saliva.

—Es simple Brandon, tu y yo somos de mundos completamente diferentes. Tu vives alrededor de cosas que no son de mi completo agrado, yo no estoy a tu altura. No importa que lo nuestro no haya comenzado aún pero siento que no vale la pena intentarlo. Tu no estas hecho para mi, ni yo estoy hecha para ti. Tan sólo piensa en anoche, mientras tu te movias y pláticabas con personas de la alta sociedad, yo me sentía sofocada. La mujer con la que hablabas anoche, ella si es para ti—podía notar como apretada las manos a cada lado de su cuerpo—Además—tome una profunda respiración—Yo no siento nada por ti, ya no me atraes de ningún modo.

Quería que se marchara, que me dejara sola para poder gritar a todo pulmón y dejar salir todo lo que realmente sentia en aquellos momentos.

Un silencio tenso he incómodo envolvió la habitación. Donde los únicos sonidos audibles eran las máquinas que marcaban mis latidos.

   —Retracta tus palabras, Montell—su voz salió ronca y fria—Hazlo porque sino lo haces juró por lo más sagrado que salgo por esa puerta y todo lo que tenga que ver con nosotros se termina aquí y ahora, para siempre.

El silencio fue mi respuesta.

El asintió con una sonrisa amarga antes de darse la vuelta y salir por la habitación, dando un fuerte portazo.

Mis ojos comenzaron a cristalizarse, inhabilitando mi vista. Podía sentir como un nudo se formaba en mi garganta con cada segundo que pasaba.

No quería que esto terminara de esta manera.

Pero debía ser así. No podía permitirme ponerlo en peligro con todo esto que me esta sucediendo. No me perdonaría jamás que algo le pasase. Ya la persona anónima me había mandado un mensaje como amenazada con su nombre, no sabía que planeaba hacer pero entendía perfectamente que tenía que alejarlo de mi.

Esto sólo era una maldita atracción y no debería doler tanto. Pero si era así, ¿Porque sentía que un pedazo de mi alma se había ido con el tan pronto desapareció por esa puerta? ¿Porque demonios dolía tanto ponerle un final?

Mordí mi mano con fuerza al sentir que un grito quería salir desde lo más profundo de mi ser.

Lo sientoquice decir, con las lágrimas bañando mis mejillas y un dolor en el pecho que apenas me dejaba respirar.

AtracciónWhere stories live. Discover now