83 - 'Suerte'

4 2 0
                                    


Después de esa noche que para mí fue eterna (ya que me la pasé llorando y abrazando las sábanas de mi novio) me levanté temprano, había dormido un par de horas solamente, mi rostro estaba algo hinchado, por lo que caminé a la cocina aprovechando que Yelena seguía dormida, tomé algunos cubos de hielo para envolverlos en una toalla y ponérmela en la cara, era un truco que aprendí de niño para que no vieran que estuve llorando, creerán que eran mañas mías, pero mi adorado padrastro era tan mal nacido que solo con saber que estabas llorando se burlaba de ti e insultaba, y si estaba de mal humor, te golpeaba por ser un marica llorón, mi hábito de contener el llanto no salió de la nada como seguro ustedes deben estar pensando.


Cuando la hinchazón se bajó, me fui al baño para darme una ducha, era raro amanecer y no ver cerca a mi novio, me sentía solo, terriblemente solo, casi de la misma forma que cuando vivía con el viejo, solo que sin la constante preocupación de que me corrieran por ser una deshonra. "¿Qué estarás haciendo, mi amor?" pensaba mientras tallaba mi cabello con mis dedos, pensar que él seguramente pasó la noche igual de agobiado y tenso que yo, era una imágen mental muy dolorosa para mí.


Al acabar de ducharme, salí del baño con una toalla en mi cintura, había muchísimo frío, tanto que empezaba a cuestionarme el haberme duchado tan temprano, pero ya era un hábito mío bañarme en la mañana, así el agua estuviera gélida, sentía que algún día eso iba a matarme, aún hoy en día lo sigo haciendo, y no estoy seguro de si realmente eso logrará matarme o no, ¿quién sabe? dicen que siempre te atacará lo que menos esperas.


— ¿Taylor? — escuché la voz de Yelena tras la puerta de la habitación mientras yo decidía qué ponerme.


— ¡Un segundo! — dije mientras tomaba unos jeans y me los colocaba junto con un suéter rojo con franjas negras, olía al shampoo de mi novio, esto era gracias a que yo me apliqué dicho producto varias veces antes de irme, y aunque ya ambos lo usábamos, al olerlo yo solo podía pensar en él, lo sé, todo mi mundo giraba entorno a ese hombre, ¿pero qué esperaban que hiciera? era mi pareja, la mayor de mis felicidades era él, por no decir que toda mi felicidad.En cuanto terminé de vestirme, fui a abrir la puerta, Yelena me sorprendió con una taza de té, cosa que me hizo sonreír algo apenado.


— Buen día — dijo entregándome la taza en cuestión.


— Te lo agradezco Yel — dije dando un sorbo a dicho té, al probarlo supe que era de manzanilla, la gentileza en mi paladar me lo dejó saber.


— ¿Qué tal tu primera noche durmiendo sin Robert?


— Pues, he pasado veinte años de mi vida durmiendo solo, y solo llevo unos pocos meses durmiendo con él, así que... entenderás que apenas y pude dormir anoche — admití en un sutil tono algo cínico mientras alzaba mis cejas y daba otro sorbo a mi té, ella soltó una leve carcajada al oírme.


— Lo imagino — dijo ella observándome con detenimiento — Es difícil volver a una cama vacía.


— Sí pero... trato de no pensar en ello, igual no es como que lo haya hecho por gusto, lo hice por nosotros.


— Desde luego — suspiró llevando uno de sus mechones tras su oreja — ¿Y cuál es el plan hoy? ¿qué quieres hacer?

Amor Y PrejuicioWhere stories live. Discover now