64 - 'Error'

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Empecé a desabrochar mi pantalón, sintiendo mis mejillas arder totalmente, mi mente gritaba "no", mi sentido común gritaba "no", incluso mi corazón gritaba "no", pero mi cuerpo gritaba "déjate" como si fuera la propia voz de Robert quien me lo dijera, quien me incitara a pecar como todo un indecente.


Bajé un poco mi ropa interiór y mis jeans, dejando expuesto mi miembro, empecé a palparlo de forma lenta, jadeando timidamente el nombre de mi novio, todo gracias a que mientras me tocaba, pensaba en la foto de él en su juventud, lo atractivo que era, lo atrevido que debió ser, pensar que ese sujeto se volvió mi amante me enloquecía, que él se convirtió en el hombre que me hacía el amor todas las noches, cuya mirada azul se dilataba cada que me penetraba, y cuya voz gruesa y profunda gemía mi nombre cuando yo le hacía sexo oral, era increíblemente erótico.


— Robert — gemí mordiéndome el labio inferior con fuerza, arqueando mi espalda y acelerando el vaivén de mis caderas, moviéndome de forma muy vergonzosa, imaginando que Robert estaba encima mío violándome, sé lo que deben estar pensando, ¿cómo te quedaban ganas de masturbarte cuando hacías el amor día y noche? no lo sé, no me pregunten porqué, realmente me sentía satisfecho, pero entrar a esa oficina y oler el aroma de mi novio, me causó el mismo efecto que olfatear feromonas o algo así.


Mis piernas empezaron a temblar, me enloquecía pensar en tener sexo con Robert ahí en su oficina, sobre su escritorio, en ese mismo sofá, gemir como loco para que todos escucharan cómo mi novio me hacía suyo, esa idea me estremecía, Robert tiene razón, soy un desvergonzado.


Mi sangre se heló cuando escuché la puerta de la oficina ser abierta de golpe, toda clase de cosas aparecieron en mi mente, no sabía si aliviarme o preocuparme al ver que fue Robert quien entró, ya que apenas me vió, mostró un semblante abrumado y un poco nervioso.


Tanto él como yo nos quedamos en silencio, no sabía qué decir, mi respiración seguía muy tosca, seguramente él se debatía entre echarse sobre mí a comerme, o reprenderme por hacer eso en su sitio de trabajo, y bien ¿qué hizo? lo que cualquier pareja amorosa y decente haría, obviamente.


— ¡¿Qué carajo estás haciendo?! — preguntó en un tono de voz brusco pero un tanto susurrante, cosa que me aterró, si susurraba era por una razón, rápidamente supe porqué.


— ¿Robert? — resonó la voz de otros hombres en el pasillo, él juntó la puerta para que no entraran, me miró con severidad de inmediato, yo entendí el mensaje sin que dijera nada. Me levanté del sofá empezando a arreglar mi ropa, estaba tan agitado y nervioso, y peor me puso ver cómo uno de esos hombres empujaba la puerta y dejaba entrar a los demás a esa oficina, afortunadamente yo ya no tenía mi hombría al aire, pero sí un enorme sonrojo y el cabello agitado junto con mi respiración.


— ¡¿Porqué entran así a mi oficina Vincent?! — reclamó Robert mirando a un sujeto de cabello castaño con seriedad.


— ¡Tardabas demasiado! — dijo ese tipo, clavando su mirada sobre mí, cosa que me alteró considerablemente — ¡¿Quién es este chico?!


— No es importante — dijo Yelena mientras caminaba hacía mí para abrazarme con fuerza — Es un amigo mío, ¿verdad cariño?


— Y-Yo— gimotee, hasta que, la voz de un hombre pelirrojo, y un tanto mayor, hizo que todos nos alertáramos.

Amor Y PrejuicioWhere stories live. Discover now