— Y dime Ty — dijo Yelena mirándome atentamente — Robert no para de presumirme que quieres ser doctor.
— Así es — asentí dando otro sorbo a mi copa de vino — Aunque justo ahora estoy dudando si continuar la carrera o no.
— La va a continuar — dijo Robert mientras me miraba seriamente, yo le miré algo frustrado al oírle — No me mires así, quedamos en que ibas a pensarlo, pero vas a continuarla, Taylor.
— Cálmate Boby, suenas como su padre — dijo Yelena coquetamente mientras daba un sorbo a su bebida — Lo entiendo, es decir, medicina es una carrera muy difícil, yo no la toleré, sentía que debía dejarla, no encajaba ahí.
— ¿Me estás ayudando o empeorando esto? — dijo Robert con seriedad, Yelena empezó a reír coquetamente.
— ¿Pretendes que mienta? — afirmó ella — Date cuenta Boby de que a diferencia mía, Ty sí parece apasionado por su carrera, o bueno, digo esto basándome solo en lo que tú me dijiste.
— La verdad sí me apasiona, pero me preocupa no ser bueno para esto — afirmé dando otro sorbo a mi bebida, empezaba a sentirme mareado por el alcohol también.
— Es entendible, pero también debes atreverte querido, es decir, ¿cómo sabrás si eres o no bueno en algo si no lo intentas?
— Lo sé, pero... igual quiero tomarme unos días, descansar un poco antes de empezar toda esa locura de nuevo.
— ¿Descansar? ¿con Robert? — dijo ella de forma incrédula entre sutiles risas — ¿Sabías que él me manda un corazón rojo cada vez que ustedes dos tienen sexo, Ty?
— ¡¿Qué?! — reclamé volteando a ver a mi novio con seriedad, él miró a otro lado sonriendo de forma cínica.
— Ese era un secreto, Yel — dijo Robert dando un sorbo a su whisky.
— Tiene que ser un chiste — dije mirándole sin saber de qué forma responder.
— Tú también le dices a Mónica cuando tenemos sexo.
— ¡No cada vez, Robert, por Dios santo!
— Relájate, Ty, agradece que al menos no te tomo fotos al hacerlo — mi sangre se heló al escucharle decir eso, rápidamente Robert se excusó — ¡No lo hago! ¡¿okey?!
— Dios, qué vergüenza.
— Cálmate cariño — dijo él mientras tomaba mi mejilla y acercaba su trago de whisky a mi boca, yo traté de zafarme, pero simplemente accedí, degustando del licor que entraba en mi boca, mucho más fuerte que el vino que bebía.
— Agh — tosí apartando la mano de Robert de mi rostro — Eso está muy fuerte.
ESTÁS LEYENDO
Amor Y Prejuicio
RomanceEl amor no es siempre color de rosas como todo el mundo lo pinta, no es siempre un romance que tarda años en añejar hasta que se vuelve más puro que cualquier cosa que puedas imaginar; ese no fue mi caso, mi caso es cualquier cosa menos romántico o...