🌙 | 36 | Intrusos

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Capítulo XXXVI
Intrusos.

   
 
 
—Entonces, ¿Por dónde empezamos?

Yoongi se reunió con Haejin, quién lo esperaba pacientemente en el estacionamiento. La chica al verlo sonrió y señaló con su dedo hacía el auto de Tae, diciéndole sin palabras que deberían usarlo para transladarse, pero el chico negó, descartando la idea inmediatamente.

—Jimin es él que tiene las llaves, y aún las tuviéramos, yo no sé ni cómo encender esa cosa —Explicó encogiéndose de hombros—. Así que tendremos que irnos a pie.

La chica hizo una mueca de decepción y bufó enojada haciendo mover su flequillo. En verdad quería volver a subirse a ese vehículo. La última vez había sido muy divertido.

Yoongi comenzó a olfatear el aire en busca del aroma de Jimin y cuando lo encontró, celebró internamente y le hizo señas a Hae para que lo siguiera.

—Afortunadamente, el aroma de tu hermano sigue impregnado en el aire. Lo encontraremos pronto. —Dijo sonando tan optimista, que por un minuto lograba convencer a la chica.

Pero la verdad era que Haejin lo miraba como si estuviera loco, para luego desviar su vista hasta el camino que debían seguir para llegar a su destino. Según le había contado Jimin, estaban ya cerca de la manada Jung, pero aún así restaba un día de camino. ¿Cómo se supone que recorrerían todo eso a pie ellos dos solos?

No le veía sentido, y por eso empujó a Yoongi aún lado y se plantó con pie firme en medio de la carrera.

—Haejin, ¿Que planeas-...?

Pero el chico se quedó callado al verla cerrar los ojos y caer de rodillas al suelo. En cuestión de segundos, Haejin paso de ser una hermana chica a una majestuosa loba albina que apenas superaba el metro ochenta de altura.

Yoongi sonrió por lo tierna que se veía y se acercó para acariciar su rostro.

—Wow, tú si no tienes miedo al cambiar de forma en cualquier momento... —comentó ganándose una lamida en su mejilla—. Yo admito que aún no estoy preparado para eso. Me da miedo cambiar y nunca más volver a ser humano.

Haejin se recostó en el suelo, invitando a Yoongi a subirse a su espalda, lo que ocasionó que el Alfa volviera a reir por lo descabellada que era la situación. Aún así, se subió a su lomo y se sujetó fuerte cuando la loba comenzó a andar.

—¿Segura que tienes el rastro de Jimin? —preguntó, aún sabiendo que no tendría respuesta—. Sí quieres puedo ayudar-...

Pero Haejin no necesitaba ayuda. Comenzó a correr a una velocidad que dejó sin hablo al chico. Y este tuvo aferrarse a la loba con la esperanza de no caerse a mitad de camino. De hecho, Haejin planeaba usar esa oportunidad para demostrarle lo genial que era a su compañero.
  

   

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⏰ Last updated: May 19 ⏰

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𝑷𝒔𝒆𝒖𝒅𝒐-𝑶𝒎𝒆𝒈𝒂 | ᴘᴊᴍWhere stories live. Discover now