•[Falso-Omega]•
La vida de Park Jimin nunca fue sencilla, la desgracia y el dolor parecían seguirlo a donde quiera que fuera.
Primero, perdió a toda su familia en una sola noche, y luego descubrió la anomalía genética que lo hacía diferente a los de...
La tragedia ocurrió en una noche normal y tranquila en la manada Jeon. Toda la gente dormía plácidamente en sus hogares cuando de repente empezaron los llantos y los llamados de auxilio por parte de las Omegas Park.
Jeon Jungsuk y Kim Hyunjae salieron a toda velocidad de sus casas y llegaron a la vieja residencia de la familia que quedaba justo al borde de la frontera con el Bosque Prohibido.
Todavía no habían entrado en la casita cuando ya podían sentir que algo terrible había sucedido. En la sala de estar encontraron el cuerpo sin vida de Park Hajin, el Alfa y cabeza de la familia.
—Oh, por la Luna...
Y las cosas se pusieron peor al llegar al patio trasero. Tres niñas Omegas se encontraban tiradas en el suelo, violadas, sodomizadas y asesinadas de la peor manera. Sus cuerpos fueron hallados en un charco de sangre y las huellas indicaban que los asesinos habían escapado hacia el bosque.
—Esto fue obra del Señor de los Lobos.
—No debemos actuar precipitadamente.
—Me encargaré de vengar a los Park y de deshacerme de una vez por todas de esa manada de Cambiaformas.
Fue la promesa que hizo Jeon Jungsuk esa noche...
... Sin embargo.
¿Realmente los Cambiaformas fueron los culpables de la tragedia de los Park?
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Park Hajin se consideraba a sí mismo como un hombre afortunado. Desde que conoció a su querida esposa solo agradecía a la Diosa Luna por semejante bendición.
A demás, era bien sabido que cuando eras un hijo predilecto de la Diosa, ella te bendecía con una familia próspera y numerosa, y eso era lo que se le había ocurrido al Alfa.
Muchos decían lo contrario, que Hajin había sido en cambio maldecido porque todos y cada uno de los miembros de su familia eran Omegas, pero él no veía nada malo en eso, de hecho, se sentía aún más bendecido por estar rodeado de mujeres.
Tenía una esposa bellísima, la luna de su vida, cinco hermosas hijas, las estrellas de su noche, y un solo hijo varón, el cometa fugaz que lo llenaba de alegría.
Hajin era sumamente feliz.
Todo en su vida era perfecto, su casa estaba llena siempre de risas y alegrías. El aroma dulce que desprendía cada rincón de su hogar era capaz de relajar a cualquiera y hacerlo suspirar extasiados al solo poner un pie en su sala. Sus Omegas tenían aromas tan deliciosos que te hacían imaginar que estaban en una pastelería.
