𝑷𝒔𝒆𝒖𝒅𝒐-𝑶𝒎𝒆𝒈𝒂 | ᴘᴊᴍ

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Interludio de Medianoche
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Esto que estás haciendo está mal...

La Omega blanqueó los ojos y continuó recogiendo sus cosas, ignorando por completo la voz de su loba.

Tomó todas sus pertenencias del tocador y las fue colocando de una en una dentro de su bolso. Cuando estuvo lleno, lo puso junto a la puerta donde se encontraba la única maleta que se llevaría. Sabía que estaba dejando muchas cosas, pero debía viajar ligero. A donde iba no podría llevar todo lo que había atesorado con los años, así que solo se llevaría lo más necesario.

Se volvió hasta el centro de la habitación y se quedó un momento pensando en todo lo vivido dentro de esas cuatro paredes. Su vista se dirigió a la cama, aquella amplia de dos plazas en las que el Alfa la hizo suya tantas veces. Donde la amó profundamente mientras la abrazaba por las noches.

Extrañaría eso...

Estaba segura que por un tiempo se sentiría vacía por dentro, después de todo, a los Omegas los afectaba más la separación con sus Alfas. Gracias a la Luna ella no estaba enlazada, ambos se habían cuidado de eso, previniendo a futuro una situación como esta. Claro, ellos nunca imaginaron que de verdad pudiera pasar... Pero cuando las parejas Destinadas aparecían, lo hacían sin avisar.

Ahora ella estaba sumamente agradecida por no estar ligada a él. Las cosas se hubieran complicado mucho si cargara con una marca en su cuello.

Miró la hora en el reloj y suspiró sacando la carta que guardaba en el bolsillo izquierdo de su pantalón. La besó como despedida y la dejó sobre la cama como única prueba de su estadía allí.

No te entiendo, estamos bien.

—No, no estamos bien. —susurró sin fuerzas dirigiéndose a la puerta.

Se puso la mochila sobre los hombros y agarró su maleta, abrió la puerta y salió de aquella habitación que hasta el momento había compartido con el que creía que sería el amor de su vida.

Hope solo está molesto, pero ya se le pasará. Él siempre vuelve a nosotras...

La Omega resopló una risa y negó.

El pasillo estaba callado y desolado. No había ni un alma en esa mansión a esas horas de la noche, y todo se debía a que el Alfa Líder se encontraba en celo.

Solo ella sabía que detrás de la puerta fortificada al final del corredor, se hallaba el Alfa que amaba sucumbiendo a sus instintos. Muchas veces lo había ayudado a aplacar su calor, así como él la aliviaba a ella, pero está vez... Él no la quería a su lado.

Ya antes había comenzado a sentir su rechazo, creyó que sería algo pasajero, pero las cosas fueron empeorando hasta el punto en que le prohibió terminantemente que se le acercara mientras pasaba su celo.

Ella conocía él por qué de aquello, y el corazón se le partió en mil pedazos.

Estás cometiendo un grave error.

—El primer error lo cometí hace años al enamorarme de Jeon Jungkook. Desde entonces, lo único que hago es meter la pata todo el tiempo.

Pero el Alfa nos quiere, ¡Nos necesita ahora!

—Él dijo antes de encerrarse que no nos quería cerca —le recordó con algo de molestia—. Que no quería hacernos daño.

Insisto en que deberíamos sacar a esa Omega del camino y problema resuelto...