Veinticinco

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VEINTICINCO

Brook


Después de que André se marchara pude poner un poco de orden en mi cabeza, necesitaba pensar con la mente fría y concentrarme, no podía dejar que me ganara, esta semana era la competencia y estaba dispuesta a destruirlo.

La hora de volver al colegio había llegado, el trayecto sería largo y una tortura, André y yo solos en un auto.
Amelie y papá se quedarían, por lo que tuve que aceptar mi terrible destino.

Tome mi maleta y le di un último vistazo a la gran casa, bajé los escalones y me acerqué a la parte trasera de la camioneta lujosa, una mercedes color negra, era preciosa. André me arrebató la maleta y la subió sin decir nada.

Seguía nervioso después del enfrentamiento en mi habitación.

Abrí la puerta del copiloto y me monté, me coloqué el cinturón rápidamente y después él hizo lo mismo. Al principio todo fue silencio, no iba a romper el hielo, me daba igual estar una hora en silencio, podía soportarlo, pero supongo que él no.

—Respecto al otro día, cuando dijiste que no querías tener sexo con un tipo...

Voltee a verlo, recuerdo ese día, fue tonto y Ava insistía en que me metiera con André.

—Si Jonah te está presionando o algo, no vale la pena.

—No sé de qué hablas, Jonah y yo somos amigos, solo eso.

—Claro, pero deberías tener cuidado con el.

—¿Como por qué creería en ti?

Apretó la mandíbula—Hay muchas cosas que no conoces Brooklyn, no es tan bueno como presume.

—¿Y tú si?—pregunte.

Negó—Solo piensa, hizo algo muy malo y lo tuvieron que cambiar de dormitorio, su madrastra le cubre todo.

—¡Ya basta!, no te metas.

—Bien—apretó más la mandíbula y permaneció callado.

No sé a qué se refería con eso, no sabía que a Jonah lo habían cambiado de dormitorio pero debí suponerlo cuando noté que ahora Luciano dormía con André. No sé si todo esto lo esté inventando para que me aleje de Jonah, pero no lo logrará, es mi amigo y no me ha hecho nada malo.

La llegada a la escuela fue humillante, todos iban llegando y me vieron con André, vieron como bajo mi maleta y me la entregó, ahora no podía ignorar las miradas de odio, envidia o admiración. Todo mundo se preguntaba porque una chica de segundo año salía con alguien de cuarto.

Entre toda la multitud juzgona pude ver el cabello electrizante de Sam, me tranquilice y camine hacia ella.

—Te vas unos días y regresas en la súper camioneta de André D'Angelo, necesito detalles...—susurró al abrazarme.

Me despegué de ella y respire hondo—Primero un café.

Básicamente dije todo, el peso en mi pecho disminuyó, necesitaba desahogarme y contarle todo. También debía decirle a Ava.

—Espera un segundo, ¿La fabulosa Amelie D'Angelo es tu madrastra?

Asentí y tomé otro sorbo de café.

—Bueno, fue inesperado, ¿cómo es?

—Es increíble, muy dulce y todo lo contrario a su hijo, de verdad fue muy fabulosa.

—Pues me alegra, al menos su madre tiene tacto.

Asentí.

—Necesito preguntarte algo que me está taladrando la cabeza desde hace días...—murmuró Sam.

Las reglas del amor (borrador)Where stories live. Discover now