Doce

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DOCE

Brook

Mis ojos veían directamente el techo de mi habitación, se filtraba una pequeña luz a través de la oscuridad y se reflejaba en el techo.

Lina estaba dormida, pero yo simplemente no podía dormir. No sabía que pasaba en mi cabeza, pero simplemente cerraba los ojos y viajaba a esa lavandería, esos brazos y ese idiota frente a mi.

Me renuevo en la cama otra vez y me convenzo de que tengo que dejarlo ir.

Olvidarlo y ya.

No logré pegar el ojo, así que se me ocurrió l grandiosa idea de salir a caminar, si a media noche. Gran idea.
Me escabullí por los pasillos oscuros y salí del edificio, lo que me encantaba de este instituto, era la tranquilidad, podía salir en la noche sin problema.

Camine y camine sin rumbo fijo, hasta que llegue a una de las piscinas, la puerta estaba abierta y se me hizo fácil entrar y meter los pies durante un momento. Ahí yo con mi soledad.

Pensando en lo mucho que había cambiado mi vida los últimos meses y como jamás me imaginé estar aquí y ahora.
Ni en mis mas salves sueños pude imaginar estar aquí, en el mismo lugar donde mi madre estudio, donde dio su primer beso, donde aprendió tanto de la vida.

La extraño cada día más, es un vacío enorme el que dejo en mi, una pequeña parte se fue con ella, siempre será así.

Me relaje mientras movía los pies dentro del agua, escuché un ruido que me hizo voltear y después un empujón que me lanzo de lleno al agua sin aviso. Mi boca se lleno de agua al igual que mi nariz. Había un gracioso dato de todo esto, yo no sabía nadar.

Sentía mis pies llegar al fondo y patalee con mis fuerzas para volver al exterior, logré sacar los brazos y como pude luché para salir.

No podía respirar.

Todo se iba tornando negro.

—Mierda...—gritaron.

Después sentí un golpe de lleno junto conmigo y unos brazos tomándome de la cintura y acercándome a la orilla.
Sentí el frío y duro piso y unas manos en mi pecho, escupí una buena cantidad de agua y pose una sonrisa sobre mis labios por poder lograr mi cometido.

—¿Que carajos..?

—Maldito idiota—me levante y lo empuje.

Cayó de culo al piso.

—Maldita psicópata—dijo.

—¿Que acaso me querías matar idiota?

—Solo asustar.

—Púdrete.

Le di la espalda y le di la vuelta a la alberca para alejarme de él.

Pero me persiguió, me atrapó y me tomó del brazo.

—Suéltame—ordene.

—Voy a vengarme por lo que me hiciste en los vestidores.

Sonreí—Era mi venganza, tú mandaste a unos idiotas a lanzarme globos de agua, te lo merecías.

—Así que quieres jugar sucio...

—Tu empezaste.

Seguía sosteniéndome el brazo tan fuerte que sentía que sus dedos dejarían marca en mi piel.

—Suéltame—dije entre dientes.

—Yo me estoy divirtiendo—apretó más su mano.

En un ademán torpe intenté quitármelo de encima pero eso solo hizo que me tomara de ambos brazos y en una infantil pelea ambos caemos en la piscina nuevamente. El agua fría me golpea el rostro y las piernas.

Las reglas del amor (borrador)Where stories live. Discover now