Veintidos

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VEINTIDÓS


Brook


Aunque mis ojos pesaban, y mis pies dolían. Amelie tenía que terminar su magnífica gala con una extravagante fiesta de coctel.

La fiesta era en el bar del hotel más lujoso, y el trayecto hasta ahí fue una tortura, Amelie insistió en que me fuera con André. Así que iba montada en su lujosa camioneta 4x4, no dije ni una palabra, no tenía nada que decirle, aunque confieso que quería preguntar varias cosas que rondaban en mi cabeza, la mayoría de ellas eran gracias a la charla que tuve con su madre.

—¿Estás bien?—rompió el silencio.

Asentí sin darle mucha importancia.

—Puedo dejarte en casa, si es que no quieres ir a la fiesta.

--No quiero fallarle a tu madre, ella ha sido muy dulce... ha sido de lo mejor.

—La pasaras bien, estas son de mis fiestas favoritas.

Voltee a verlo, y para mi sorpresa, él ya me estaba viendo a mi.

—Creí que tus favoritas eran las fiestas clandestinas en donde obligan a las chicas desnudarse y emborracharse.

Su semblante se volvió frio, y su vista regreso a la carretera.

Carajo...

—Lo siento...

—No organizo esas fiestas—aclaro

—Pero parece que si.

—Lamento haberte obligado a beber.

—Está bien.

Ninguno de los dos volvió a hablar, llegamos a nuestro destino y un hombre abrió mi puerta, me ofreció su brazo y me ayudo a bajar.

André le entrego la llave y se acerco a mi.

—Yo puedo ayudar a la señorita—le puso mala cara al hombre que sostenía mi vestido.

El tipo solo soltó la tela y se alejó.

Puse los ojos en blanco. El se inclino y tomo mi vestido.

Comenzamos a entrar al hotel, hasta que de pronto se acerco una chica rubia, con lentes y una libreta en las manos, creo que era la asistente de Amelie.

—¡Que bueno que ya están aquí!—murmuro con alivio al vernos.

—Respira un poco Mags..—ordeno André

—Amelie me dijo que tienen que estar juntos toda la noche, ella no quiere que la dejes sola.

—De acuerdo..—asintió.

—Puedo cuidarme sola—informe.

—No lo dudo cariño, pero son ordenes, ahí adentro vas a encontrar muchísimas personas, es por seguridad, en caso de alguna emergencia, una camioneta los estará esperando en la parte trasera.

—Gracias Mags..

La chica desapareció y yo solo estaba más confundida.

—¿A qué se refería?—cuestione.

—Deja de hacer tantas preguntas, y solo relájate—se acercó a mi oído—Si te quedas junto a mi toda la noche, nadie podrá tocarte ni un cabello.

Las puertas se abrieron y nos dieron la bienvenida a la gran fiesta, desde una torre de copas, hasta bailarinas exóticas colgando de los hechos, se habían lucido con esta fiesta, eso era hecho. En la esquina rodeada de personas se encontraba la anfitriona, tomada del brazo con su enamorado.

Las reglas del amor (borrador)Where stories live. Discover now