Veintitres

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VEINTITRÉS


Brook


Era domingo. Día de enfrentar la realidad y volver al internado. Estuve pegada al pecho de mi padre mucho más tiempo del que me gustaría admitir, me agradaba inhalar su aroma, ese aroma tan familiar, tan protector.

—Se hará más tarde hija... no es que no me agrade abrazar a mi pequeña, es solo que nos esperan—susurró mi padre.

Me alejé apenada y le sonreí.

—Vamos—tomó mi maleta y abrió la puerta.

Amelie nos estaba esperando en la recepción. Tenía un nudo en el estómago, lo de anoche no fue gran cosa. André me dejó en la entrada, subí al departamento y el encanto terminó.

Aún lo detesto, pero no del todo, una minúscula parte de mí tiene compasión por él, y no tengo idea del por qué.
Cuando bajamos al estacionamiento ya está una lujosa camioneta esperándonos, ruedo los ojos cuando veo quien va conduciendo.

Amelie abre la ventana de el asiento trasero y me saluda con una amplia sonrisa.

—¡Buenos días!—saluda.

Sonrió y estoy apunto de subir a la parte trasera cuando mi padre me detiene.

—Mejor ve adelante—sugiere.

Quiero poner los ojos en blanco, pero mamá siempre me enseñó que eso era de muy mala educación, así que solo me muerdo el labio y obedezco.

Abro la puerta y me subo, sentía su mirada en mi rostro, pero lo ignoré, hasta que sentí como su cuerpo se acercaba tanto a mí que parecía que podía besar mi mejilla. Temblé al sentir su aliento rozando mi cuello.

Su brazo rozó el mío y el contacto de mi piel desnuda con la suya me hizo respirar hondo. No sabía cuál sería su siguiente moviendo, pero muy en el fondo deseaba más que lo que estaba apunto de hacer.

—La seguridad primero, hermanita—estiró el cinturón de seguridad y lo abrochó.

Finalmente cuando regresó a su asiento fue cuando pude respirar.

Amelie y mi padre iban conversando en la parte de atrás, ignorándonos por completo. André conducía por una carretera amplia y desolada. No conocía aún este lugar, pero sabía que no íbamos al internado.

—¿A dónde vamos?—pregunté desconcertada.

—A nuestra casa, me muero por que la conozcas y veas tu nueva habitación—se adelantó Amelie antes de que su hijo pudiera responder mi pregunta.

—¿Habitación?—voltee a verla.

Ella de inmediato dirigió su vista hacia mi padre, como si acabara de confesar algo prohibido.

—Lo siento...—murmuró al ver la situación.

Evidentemente yo no sabía nada al respecto.

—Iba a decírtelo—susurró.

Forcé una sonrisa y volví a mi asiento, deseaba hundirme en el, perderme, desaparecer de ahí, el silencio se volvió una masa densa. Nadie dijo nada más, yo me concentré en el camino.
No estaba molesta, solo me sentía tonta, estúpida por no saber, por que todos en el auto ya sabían menos yo, hasta el torpe de André.

Entramos a un residencial privado, con muchísima seguridad, pero al vernos inmediatamente el portón se abre dándonos la bienvenida. Aprieto la boca antes de que se me abra por la impresión.

Un montón de casas lujosas, avanzamos unas calles hasta que llegamos a una casa enorme, parecía un sueño. Cuando la camioneta se detuvo, de inmediato salió un montón de personal a recibirnos, parecia un palacio, y si lo era, yo no quería ser una princesa.

Me abrieron la puerta y me ayudaron a bajar con cuidado.

—¿Quieres dar un tour?—cuestionó Amelie.

Asentí sin prestar atención. Eso la hizo reír, me tomó de la mano para guiarme al interior, había dos escaleras principales que te daban la bienvenida. Amelie se distrae por un momento para darle órdenes a una chica del personal mientras yo observo el retrato enorme que adorna la entrada.

Dos niñas pequeñas, un bebé de brazos y una pareja, con una gran sonrisa.

—Mi familia—susurró Amelie.

—Lo siento, no quise...

Sonrió—Está bien, él era mi esposo.

—No sabía que tenías más hijos.

—¿Qué tal si charlamos de esto mientras tomamos un té?

Acepté y caminamos al jardín, donde tenía una mesa lista con té, era precioso el prado, muchísimas flores.

—¿Cuáles son tus flores favoritas?—preguntó mientras vertía té en una pequeña taza de porcelana.

—Los girasoles, los tulipanes y las peonias.

—¡Espléndidas!, no tenemos de esas por aquí.

Me entregó el té, al darle el primer sorbo, mi boca se llenó ese increíble sabor a frutos secos y me hizo querer darle otro aún más largo.

—En realidad no tuve más hijos—comenzó respondiendo mi pregunta.

>>Ellas no son mis hijas de sangre, pero si de corazón, las mellizas fueron el fruto de una noche desafortunada de mi esposo...—su voz se quebró, pero no se detuvo—La madre de ellas murió al darlas a luz, por eso acepté criarlas como mis hijas, más aparte creí que jamás podría tener hijos.

En ese momento pude sentir lo que es tener una madre fallecida. Debió ser tan duro para ellas. Pero al menos tuvieron una figura materna.

—¿André si es su hijo?

Asintió—Si, pude tenerlo dos años después, y ha sido el día más feliz de mi vida, pero acepté que la vida me preparo para dar a luz solamente a un hijo, después de él ya no intenté tener más.

—Lamento hacer que recordaras malos momentos.

—Está bien, quieres conocerme y eso estoy intentando hacer, cuando preguntan por ellas siempre doy la respuesta más corta, aunque no siempre me creen, ya que no se parecen a mí.

Y era verdad, a diferencia de Amelie y André, las chicas eran más morenas y de ojos verdes, cabello negro y nariz respingada.

—¿Por qué seguiste con tu esposo después de eso?

—Por qué lo amaba, siempre dije que jamás perdonaría una infidelidad, pero él era el amor de mi vida, cuando esto sucedió, solo pensé en que tendríamos una familia.

—¿Donde están ellas ahora?

—Viajando por el mundo, y estudiando también, las dos comenzaron una matrícula en paris, Addy en arte, ella siempre ha sido muy artística y por otro lado Arya en leyes, detesta las injusticias, aunque ambas tienen sus formas de ver la vida, se aman incondicionalmente y aman a su hermano, creo que es la mejor decisión que pude haber tomado, darle una familia a mi hijo.

—Fue la mejor decisión, tenlo por seguro.

Estrecho mi mano en un cálido apretón y en ese momento confirme la teoría de que no todas las madrastras eran una brujas.

Al menos la mía tenía un gran corazón.




Perdón por la tardanza:)

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Los quiere Gabss💗

Xoxo.

Las reglas del amor (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora