Capítulo 36: Tarde de sábado

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La casa estaba tranquila. Era fin de semana, y Boun estaba calculando si podía quedarse en casa ya restando días de sus vacaciones. El percance del día anterior en el pueblo natal de Prem le había hecho convencerse de que no podía dejar mucho tiempo solo a su omega. Le necesitaba más que nunca.

Prem se acercó a él. Le masajeo los hombros. Boun minimizó una de las pantallas. Esa conversación en particular no quería que Prem la viese. Si no, no podría hacer que fuese una sorpresa.

-Ya se que estás ocupado -la voz de Prem sonaba triste - pero es que... escribí a tres de los salones que tienen fecha y me piden documentación. Todo bien, excepto la justificación de la dote.

-¿En serio? -Boun cerró el ordenador- no puedo creer que una costumbre tan arcaica sea un requisito.

-Lo es. Yo si lo sabía. El lunes voy a ir al banco. No tengo mucho ahorrado pero con tu aval, quizás pueda pedir un préstamo y hacerte el ingreso.

-Prem, tu voz. Tu energía... -Boun apoyó la frente en el vientre de su omega. Podía notar un latido suave.

-Está dormida.

-Espera. Déjame que os transmita un poco de calma a los dos.

Prem asintió. Boun le sentó en sus rodillas. Acarició el abdomen de Prem y besó la marca del cuello de Prem. Él podía notar como sus feromonas empezaban a hacer efecto. El corazón de Prem se calmó. Luego empezó a ir más rápido. Boun le miró. Se mordía el labio.

-¿Quieres hacer el amor?

-No quiero que pierdas tu tiempo de trabajo.

-No te preocupes.

Prem asintió y le besó de vuelta. Boun le cogió la mano y le mostró que le había mojado el pantalón.

-Lo siento.

-Ni se te ocurra. Me encanta.

Prem notó lo dura que estaba la polla de Boun contra él.

-Vamos a la cama. No quiero hacerlo en una silla mientras estás embarazado.

-¿Eso es una promesa?

-No te quepa duda.

Prem olvidó todo. Olvidó lo que se antojaban problemas estupidos que Boun podría solucionar. Él siempre solucionaba todo. Había sido agotador ser tan fuerte y estar tan solo todos esos años. No sabía que delegar en alguien fuese tan fácil.

Boun le quitó los pantalones y después de besarle, fue mordiendo cada botón y descosiendolo. Lili iba a matarlo.

Se colocó de rodillas y se quitó la ropa.

-¿En qué postura estás más cómodo?

-En cuatro, pero creo que es desaconsejable hasta tres meses después del parto.

Boun se rio. Tomó una almohada y se la colocó a Prem entre las piernas. También puso una en la zona lumbar.

-Encontraré el modo de hacerte gozar hasta cuando estes de nueve meses.

Prem suspiró. Estaba totalmente sudado y su entrada rebosaba líquido lubricante natural.

-Espero que lo hagas. Dicen que hace el parto más rápido y fácil.

-Te harán una cesárea.

-Cállate y sigue.

Prem escuchó la risa de Boun rebotando en las paredes de su cabeza.

Boun empujó y entró suavemente, pero entera de una vez. El gemido de Boun le hizo sentirse mejor que bien. No tenía palabras. Nunca se cansaba de eso, cada vez que lo hacían era como la primera.

Iba a acariciar el pene de Prem pero con un gemido este le apartó la mano.

-Si me tocas me corro.

Boun empujó sin salirse y apretó el miembro del omega. Sus manos se llenaron del semen de Prem.

Se corrio contra su espalda.

Prem abrió los ojos. Alguien le había lavado. Era noche fuera y Boun seguía en el ordenador.

-No puedo creerlo.

-Buenas noches.

-Hola, mi amor. He estado trabajando en varias cosas. Si hay algunos requisitos para que nos acepten en un salón para una boda con validez religiosa, pero lo solucionaré.

-Te amo.

-Yo también te amo. Vamos a salir a cenar.

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