25. Te irás conmigo.

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El auto se detiene frente al gran avión privado, Lana estaba totalmente maquillada y con vestido que le quedaba perfecto pero, a pesar de que estaba hermosa, la tristeza en su rostro no pasaba desapercibida, Franco la mira fijamente, antes de que saliera del auto la agarra de la mano.

-Deberias irradiar de felicidad, por qué por primera vez vas a irte a viajar. ¿No?

-No me interesa ir a ese lugar, si quería un lugar íntimo, su casa estaba cerca.

-Deja de hacerte la graciosa conmigo- la suelta y abre la puerta del auto- no me hagas enfadar, sal.

Lana lo mira detenidamente y sale del auto molesta, con ganas de salir corriendo, se abraza a sí misma al sentir un frío y que estaban más avión, pero alejados de ese. Franco la jala de la cintura y la obliga a caminar hacia la escalera, aunque trataba de disimular que la estaba forzando. Lana, ve a un hombre llevando todas las maletas y sube las escaleras con furia, la puerta estaba abierta y choca de frente con Aiden.

-Discul..- se queda asombrado al ver Lana mirarlo de la misma forma, y va a decir su nombre y se mordió la lengua al ver a Franco- Buenos días, bienvenidos.

-Buenos días- Franco sonríe y se saludan- Ella es Lana, mi esposa.

Aiden se sentía realmente mal al escuchar eso, por alguna razón sentía que se había fijado en la mujer incorrecta la que no le pertenecería, ya que después de todo recordar la conversación de Franco "Mi mujer.." y que lo recalcara, le dolía más. Aunque no podía disimular la forma en que la miraba de manera intensa y llena de amor, estaba preciosa pero, notaba tristeza en su mirar.

-Ah si, me comento mucho sobre ella, bienvenida Lana.

Lana se aguanta demasiado para no soltar un par de lágrimas, pensó que no lo volvería a ver nunca más, pero, estaba ahí con su uniforme de todo un profesional. Lo veía como su Salvador, pero, sentía desconfianzas.. ni ella misma se entendía en esos momentos de tantas emociones que gracias a él sentía, simplemente quería escapar antes de que la llevará a esa isla, no sabe si saldría viva de ahí, se iría a cualquier lugar lejos de Franco, por qué en vez de ayudarla ahora la estaba destruyendo.

Aiden desvía la mirada furiosa hacia Franco, y ni siquiera puede fingir una sonrisa solo incomodidad. Pensaba que se acostó con una mujer casada, se sentía traicionado por Lana, por decirle que solo era su acompañante, tampoco pensó que desarrollaría sentimientos tan intensos con una sola noche de pasión entre ellos, pero, lo atribuía a él largo tiempo que no tuvo contacto con una mujer, por esa razón se sentía así.

-Disfruten el viaje, hay una azafata por si necesitan cualquier cosa.

-Gracias- el chófer llama a Franco- Vendré en un momento.

Aiden la mira serio, quería besarla, acariciarla y hacer miles de cosas con ella, pero, se sentía limitado.

-No pensé que te gustaba acostarte con hombres, a pesar de que estabas casada.

Lana lo mira mal, quería decirle todo en esos momentos, pero, tenía miedo que la rechazara.

-No estoy casada.. El solo dice mentiras.

-¿Entonces que eres, una amante?

-No soy nada de ese hombre, no te lo puedo explicar ahora.. es demasiado largo todo.

Se escucha un poco desesperada.

-Lana, Lana..- pronuncia su nombre de forma autoritaria- Estoy decepcionado, aparte de que eres buena siendo mentirosa..

-No estoy mintiendo, yo nunca le mentiría a usted- dice directa y se acerca- El no es mi esposo, solo es un mentiroso nada más.. solo se quiere aprovechar de mi.

-Lana, por favor.. deja de seguir negando las cosas, el a recalcado más de 100 veces que eres su esposa.

-No soy mujer de nadie.. solo era una estúpida nada más, dios, no sé cómo explicarte, pero, no quiero ir a aquella isla.

Aiden la tenía cerca, donde el quería.. pero, la furia que contenía a dentro lo hacía rechazar cada pensamiento lujurioso y positivo.

-Yo solo seré un piloto para ti, para tu esposo.. no tengo tiempo para estar conversando con una mujer casada, discúlpame.

Trata de dar la vuelta y alejarse lo más posible de ella, pero Lana, se sentía derrumbar al darse cuenta que nadie la comprendería, que todo seguiría igual en la calle y en el lugar más cómodo, la seguirían tratando como una basura.

-Maldición- dice Aiden sin aguantar más las ganas y se acerca a ella- Perdóname, me contarás todo..- la observa llorar y le levanta el rostro- no llores, me harás sentir peor de que lo que ya estoy..

-Aiden, ya no importa, ya tu no me crees, todo lo que yo diga será una mentira para ti.

Aiden estaba en un debate en su interior, pero, algo le decía que tenía que escucharla.. o tal vez era su amor hacia ella, se negaba y a la vez accedía.. el no se comprendía, estaba furioso y enamorado, pero, todo le daba sentido desde que la vio supo que caería con ella.

-Shh.. - le limpia las lágrimas y escucha un quejido de su parte, Lana se aleja de el- Tranquila, ¡Dios! me tienes tan desesperado que no encuentro que decirte.

-Ayudame escapar de Franco, por favor- Lo agarra de los brazos- por favor, no quiero ir a esa isla.. ¡No sé que pasará conmigo si voy!

Aiden cae y la mira inquieto, al entender aquellas palabras. Recuerda que Luisa está durmiendo y prefiere que siga así, no quería que se enterara de nada, en realidad era bastante reservado.

-Shh.. baja la voz- le pide- escucha.. - seguía ofendido con ella pero, se forzaba a hablar- estoy seguro que aquella llamada es de algún estúpido político, así que, tranquila. Si todo sale, como yo lo pienso.. te irás conmigo.

-Lo dices cómo si todo fuera tan fácil.

-Tengo conocidos que son de ese mundo, pero, no estamos para  hablar de eso.

Aiden la aleja y ve a Franco subir las escaleras, hablando por teléfono, lo guarda en su bolsillo trasero y mira a Lana que estaba con los brazos cruzados, en silencio con el maquillaje corrido.

-Tenemos que partir.

Aiden mira la hora en su reloj y Franco suspira.

-Me han llamado, es un llamada importante y no podré ir hoy- mira a Lana con una sonrisa- pero, puedes llevarla a ella, me vas a esperar.

Lana lo mira detenidamente y desvía la mirada a Aiden que estaba relajado, asiente.

-Como quiera, señor.

Aiden se desaparece y, Franco la jala por el brazo fuerte como si quisiera romperlo en dos.

-¿Por qué demonios estabas llorando?

-¡Si lo que quieres es que yo vaya a esa isla iré! ¿No se cuál es el problema?

-No me estés gritando, que no se te olvide quien soy- la empuja y Lana cae sentada en el asiento- me ire, pero, nos veremos en una hora en esa isla, te daré un castigo por respondona.

Franco baja las escaleras, Lana se queda sola durante 20 minutos y se pone el cinturón de seguridad. Sentía náuseas al sentir como subía, pero, poco a poco de le fue quitando, recuesta su cabeza en la ventana y cierra los ojos queriendo que todo esto, fuera un sueño y que estaba en aquella casa destruida donde nadie la molestaba.

La Chica Del Contenedor Where stories live. Discover now