8. Hasta luego...

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Hasta luego..

Caminaba con tranquilidad por la calle, directo a la casa. Ha pasado una semana sin volver a ver a Cruz, le tiene mucho aprecio por todo lo que hizo, en la discoteca le incomodaba que la empezarán a tocar y aunque peleará sabe que de eso se trata, ahora le exigían llevar ropas más cortas y no quería mostrar su cuerpo, le temblaba los pies de solo pensar que la entrarían en una habitación y no sabe que harían.

-Levanta la cabeza, mesera- mira a su izquierda y Cristofer se encuentra afincado en un carro rojo- otra vez.

-Me llamo Lana.

-Bien, Lanita. ¿Vives por aquí?- mira a su alrededor con una ceja arqueada- Es un lugar de personas adineradas.

Lo decía con intención de herir, ignora ese comentario y piensa que preguntarle antes de iniciar una discusión que el estaba encantado en crear.

-¿Vives por aquí?

-Si- sonrie y señala detrás de el- estás frente a mi casa.

Mira y no es ninguna casita, es una mansión que está pegada a otra de techo marrón y blanca, aunque si. La de Cruz era peor, más grande. Evita sorprenderse, pero ya lo está.

-Gran casita.

Cristofer sonríe, para revisar su teléfono y guardarlo en su bolsillo delantero, su vestimenta es de verano y su cabello esta despeinado.

-¿Segura, que no te haz equivocado de calle?

-No.

-¿Ah, entonces.. como comprarías una casa de estás?- se cruza de brazos curioso- en la discoteca no pagan tanto a menos..

-Disculpa.

Se va caminando antes de que empezará con la maldad en su lengua, si, Cristofer no cree que vive en un lugar tan prestigioso como ese, dónde solo puros millonarios habitan, además no superaba la imagen de ese día en el restaurante. Admitía que también se burló con su familia, aunque ahora.. si desea burlarse con más ganas, la mira sospechoso y la persigue como si fuera un policía.

-¿Tienes alguna identificación para entrar aquí?

Voltea a mirarlo seria, agradecía haber sacado su identificación cuando empezó a trabajar en la discoteca, gracias a Verónica.

-¿No puedes creer que a la chica de la que te burlaste, ahora está en tu zona?

-Si, me gustaría saber si eres sirvienta aquí para contratarte.

-Vivo aquí.

-Y yo en paris- sonríe burlón- Como vez, solo así las pobres logran salir de las calles ¿Sabes cómo?- se detiene y lo mira con los brazos cruzados- siendo rameras, te pagaré una noche. ¿Si?

Una bofetada lo hizo voltear el rostro al otro lado, le enfurecía que la tratara así.

-Te crees el rey del mundo, ¡Pero, no soy ninguna ramera! ¿Entiendes?

Cristofer se acaricia la mejilla y entrecierra los ojos negando, ofendido ya que es la primera vez que recibe una bofetada de una chica.

-¿Cómo te atreves a darme una bofetada?

-Te lo mereces, en ningún momento te falte el respeto.

-No soporto ver chicas arrastrándose con viejitos adinerados, ¿Te va bien en ese negocio?

-¿Te va bien, en ser el inepto de tu familia?

El se ríe y saca la identificación de policía, se sorprende y no sabe que hacer ya que lo que está hecho, así se que queda. Pero, el no se queda así.

La Chica Del Contenedor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora