20. Aiden Duque.

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El espejo refleja el cuerpo desnudo de Lana, se acerca y revisa la mordida en su hombro con una mueca, ve otro chupón en su muslo morado y un par de moretones en algunas partes de su piel, sus ojos estaban rojos de tanto llorar, por el dolor que le ocasionó hacerlo con Franco, la brusquedad de el, la dejaba temblando de miedo y no de deseos. Recordaba las palabras venenosas de el, parecían eco.

"No lo volverás a ver"

"Devuélveme el favor"

Se limpia las lágrimas, analizando un poco, asi que por ayudarla también se lo cobraría de otra forma, temía de el, no quería que la tocará más. Se pone la ropa interior, soltando quejidos de dolor ya que ni las piernas podía mover, se pone algo cómodo y mira la cama desordenada, con resentimiento. No tenía a quien pedirle ayuda, o correr para que la salvará, se sentía tan sola, sale de la habitación caminando lento y baja las escaleras, agradecía que el se había ido, se detiene en el último escalón con un dolor en el vientre y cierra los ojos.

El timbre suena y Lana se queda en el mismo lugar, con las lágrimas saltando de sus ojos, se obliga a levantarse y se acerca, abre la puerta, se sorprende al ver a Verónica que se queda de la misma forma.

-¿Pero, que te paso?

Verónica entra a la casa y cierra la puerta, Lana se dirige al mueble y se limpia las lágrimas, ni siquiera quería hablar, Verónica se sienta a su lado, tenía muchas preguntas pero, no la obligaría a hablar. Lana, se calma un poco.

-¿Por qué haz venido hoy?

-Por que te quería ver, eres mi amiga.. no tengo mucho tiempo, debo admitir que estás más hermosa.

Sonríe y no le llega la felicidad a los ojos, Verónica la mira con los ojos entrecerrados.

-¿Que te pasa?- la agarra de las manos- Cuéntame lo que sea, no importa hasta los más vergonzoso.

Lana la mira detenidamente, no quería contarle a nadie pero, ya no podía guardarse algo así.

-Franco.. me a..- los sollozos no la dejan hablar y Verónica, la abraza- Abuso de mi.

-¿Que?- la mira asombrada- ¿Como?

Lana controla su lengua y se levanta, disimula el leve dolor y Verónica la persigue hasta la cocina, la voltea y la mira seriamente.

-Yo se que ese hombre, no solo te ayudo fue por pena ¡Fue por qué quería ser dueño de alguien!

-Es ridículo lo que dices- piensa y recuerda la amenaza de el, temía de que sea capaz- Al parecer se le.. fue la mano.

-Dijiste que abusó de ti ¿Como ahora pretendes decir eso? ¿Acaso, no vez la gravedad del asunto?

-¡El me ayudó! ¡El único que se digno a ayudarme fue el! ¿Que quieres que hagas?

Grita muy alterada y, Verónica retrocede indignada, no por ella, si no por Franco que estaba abusando.

-Es un aprovechado, eso es lo que es Franco, ese ¡Falso!

-No, no lo hizo.. solo le devolví el favor.

Verónica se queda desconcertada y evita darle una bofetada, para que reaccione.

-Ayudar a una persona, no significa que por que te ayude tenga el derecho de hacerte lo que se le plazca ¡Apuesto, a que tuviste relaciones con el! ¡Por eso andas tan adolorida!

Una bofetada de Lana la hace callar, bruscamente.

-Tu nunca entenderías, el me había ayudado y no fui honesta con el. ¡Me lo merezco!

-Tienes tan baja autoestima, que crees que todo lo que pasaste es tu culpa ¿Así te castigas, eh?

Verónica se enoja y sale de la cocina, Lana escucha la puerta de la entrada cerrarse con fuerza, para caer en el suelo llorando muy desanimada.

AVIÓN 40, AIDEN DUQUE.

Aiden se acaricia la cien con los dos dedos por el dolor de cabeza, estaba trasnochado. No había pensado tanto en una mujer, cómo está vez. Su amigo Juan le da un apretón en el hombro y una palmada, habían llegado a su país.

-Tienes la tarde y la noche, para que descanses- Juan se levanta- deberías, no te quedes viendo series.

-Sabes que no soy tu hija- Juan se ríe y se va, Aiden se levanta y pretende salir del avión, cuando una chica le da un beso de sorpresa- Luisa, por favor, no lo vuelvas a hacer, no estoy de humor.

-Yo menos ¿Crees que ser azafata es bueno?- ambos bajan la escalera del avión- ¿Por qué no te quedas a dormir en mi casa hoy?- lo jala del hombro- Haré Sushi, te fascina eso.

-Me encantaría, pero, estoy agotado y necesito.. dormir en mi cama, Luisa.

Ella le sonríe y asiente, compresiva.

-Esta bien, mañana nos vemos..

El la observa y la ve subir en un auto negro, sube las cejas y se dirige a su coche que estaba aparcado con otros. Antes de subir a su auto, recibe una llamada y entra al auto con el teléfono en el oído, bosteza y enciende el auto, para salir del estacionamiento.

-Buenas tardes.

-Aiden, están necesitando un piloto privado por un largo tiempo, como tú eres muy buenos en los aires, el hombre quiere contactarse contigo.

Escucha la voz de Juan y mira el semáforo en rojo, tenía muchos años siendo piloto y tenía fuerzas para seguir, ser piloto fue unos de sus mayores sueños desde pequeño, agradecía mucho la ayuda de su madre.. se rasca el cabello recordando la trágica muerte de su madre, ni quería pensar en eso ya que se pone melancólico, desvía sus pensamientos en otra persona, llevaba un mes completo reviviendo aquella escena erótica, pero, también se desaparecio como el aire.

-Tu eres bueno, sabes que vivo agotado y me trasnocho demasiado.

-No es siempre que irás a cumplirle, es cuando el lo necesite que estarás.

Aiden suspira y se detiene frente a su casa, que tenían césped alrededor y árboles, la casa es grande y bastante espaciosa, ya que él vive solo, todo un hombre de 30 totalmente responsable de si mismo, parquea el auto y cierra la puerta.

-De acuerdo.

-Te veo mañana a las 7:00, el hombre quiere hablar contigo personalmente.

-Es un halago, pero, no le estés mostrando mi perfil a cualquier persona.

Escucha la risa divertida de Juan y cuelga la llamada, guarda el teléfono. Se dirige a la casa, con tranquilidad, programando su mente para el siguiente día.

-¡Hey! ¡Aiden!- voltea a mirar a una adolescente que viene con una canasta de galletas- Es para ti, mi madre a estado tocando día por día tu puerta, no la rechaces por favor.

Aiden frunce las cejas y se acerca, agarra una galleta, la mira y la muerde, el sabor a chocolate lo hace sonreír.

-¿Por qué no se presentó tu madre personalmente?

-Esta muy ocupada..- la chica le sonríe cautivada- supongo que, la veras otro día..

Aiden se termina la galleta y estudia a la chica, tiene dos coletas que caen en sus hombros, con una camiseta blanca y un pantalón largo negro, con zapatos blancos, su cabello es de color anaranjado y tiene pecas marrones en sus mejillas, sus ojos verdes eran demasiado claros. Agarra una última galleta y mira a su alrededor relajado, sabe que es una adolescente que está atraída hacia el, durante semanas siempre venía con una excusa y ya la conoce, quería estar más cerca de él.

-Dile a tu madre que la voy a rechazar siempre- le da un mordisco a la galleta y la tira hacia la canasta- Buenas galletas, que no pierda tiempo haciéndolas para mí.

Se dirige a la puerta de su casa, entra y cierra la puerta con seguro. Se quita el saco negro y sube las escaleras bostezando, entra a su habitación y se acuesta, cierra los ojos y una figura delicada aparece en su mente, muerde sus labios y suspira, borrando aquella imágen de su mente.

La Chica Del Contenedor Where stories live. Discover now