19. Aquel hombre.

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Lana estaba muy centrada en sus pensamientos, recordando los besos y dedos recorriendo su piel, ese hombre le había echo sentir amada de alguna forma, y no se lo podía sacar de la cabeza, además, no pretendía olvidarlo ya que lo quería otra vez. Y lo quería solo a él, la cosa es que solo se conocen en esa fiesta y sufría pensar que esa fue la noche más mágica de toda su vida, simplemente sería un recuerdo y no estaba dispuesta a que viva en su mente, quería sentirlo de forma real.

-¿En que piensas?- Paul cierra el libro y la mira detenidamente- Sonríes de la nada.

Lana sonríe otra vez y sube los hombros, ya que no lo diría para nada, Paul se ríe y guarda sus cosas, se fija que a cambiado mucho y no estaba como hace dos semanas inexpresiva, prefería verla así.

-Tu certificado estará listo en dos semanas- Lana asiente- y, te daré un último exámen, podrás ir a la universidad después de eso.

-¿Ir a la universidad?

-Obviamente, si deseas.. o puedes trabajar y depender de ti.

-Si...

Piensa en Franco y recuerda ese día con algo de tristeza, cuando llego tarde, no le había dirigido la palabra en todo el camino a casa, simplemente la ignoro como todo un experto, no le molestaba ya que, estaba tan agradecida que prefiere aceptar todo, se levanta del mueble y se acerca a la ventana, el atardecer se ve perfecto.

-Además- Paul se acerca- alguien te puede ayudar a cumplir tus sueños.

Lana lo voltea a mirar detenidamente, no tenía sueños en esos momentos, solo pensaba en sus padres ¿Donde se encontrarán? ¿Por qué desaparecieron tan rápido? no quería pensar en nada negativo, ya que la tristeza ni siquiera la dejaría hablar.

-No tengo sueños.

-¿Por qué no? eres muy joven y debes.. seguir delante, Lana.

-¿Crees que me volveré empresaria de la nada? ¿No sabes la cantidad de dinero que debería..

-Franco Cruz, te ayudará en eso.

-Ese hombre.. le agradezco tanto, a veces me pregunto ¿Si no me hubiera ayudado, donde estaría en estos momentos?

Paul se le queda mirando, repasando sus palabras en su mente, antes de decirlas.

-¿Que era de ti?

Lana lo mira de reojo y se aleja de la ventana, con los brazos cruzados, sabe que era una mendiga y en el fondo se sentía humillada por todo, por lo que recibía y hubiera preferido otra realidad, no su pasado. Pero, no podía cambiar nada de ese pasado.

-Perdón- Paul la ve un poco depresiva y se sienta al lado, pasa sus manos por los brazos de ella, para darle consuelo de lo que sea- A veces, hay que decir las cosas ya que, te hará mucho daño.

-El daño ya está echo- suspira y acepta las cosas con dolor- Pero, yo no debía ser aquella niña, debí ser de buena familia, unos padres presentes.. el pasado, me sigue carcomiendo, me siento tan mal.. por todo.

Paul se queda en silencio y la observa atento a sus palabras.

-Enserio ¿Acaso no haz pasado por cosas que ni tú mismo puedes aceptar?

-Si, pero, las cosas suceden por qué tienen que pasar, haz aprendido muchas cosas.

-Nada aprendí- dice directa- solo se que soy una basura, por qué de ahí vengo.

-Tu no eres una basura- la agarra del mentón y la obliga a mirarlo fijamente a los ojos- mirame, delante de mí, no te vuelvas a insultar más.

Lana podría fingir estar muy feliz, pero, por dentro se estaba muriendo.. se culpaba, de que sus padres se desaparecieron, por qué nació y por todo. Unas cuántas lágrimas caen de sus ojos, y Paul la mira enternecido, la abraza con fuerza, y escucha los sollozos en silencio, no sabe cuántos minutos pasaron pero, Lana se calma.

La Chica Del Contenedor Where stories live. Discover now