|Treinta y cuatro|

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River tenía el corazón lleno de ternura al ver como Cole cargaba a su bebé. La mecía lentamente en sus brazos mientras le soltaba cosas dulces y lindas. Era la imagen que nunca esperó ver pero que no sabía que necesitaba. Y la adoraba. No se cansaría nunca de verlo.

—Riv.—Llamó el padre de sus hijas.

River miró su rostro, expectante.

—Deberías ir.—Soltó Cole.

River frunció el ceño, lo miró confundido y luego volvió la vista a la bebé que él mismamente estaba cargando, casi ignorándole.

—River.—Volvió a llamar.

—No sé a qué te refieres, ángel.

River jugueteó con la pequeña mano de su hija mientras sentía a Cole acercarse a él.

—No deberías moverte.—Le dijo preocupado.—Puede dolerte.

Cole se encogió de hombros.

—Y tú deberías dejar de fingir.—Le sonrió.

River aplanó los labios.

—No seas terco.—Cole ladeó la cabeza, observándolo desde arriba.

River se incorporó.

—Ten, siéntate.—Él quiso cederle el sillón. Le preocupaba que se le abriera los puntos a Cole, o que le lastimara el vientre.

Cole chasqueó la lengua, apartando su mano.

—No quiero sentarme,—le miró furioso.—Lo que quiero es que me digas en serio lo que quieres, River. En serio.

River volvió a mirar a sus pequeñas. No quería apartarse de ellas. No quería dejar a Cole solo. Sin embargo...

—Te lo dije una vez, Riv.—Cole posó una mano en su cuello.—No siempre puedes encargarte de todo. Y odio que te culpes por lo que le ocurrió a Miller y a tus compañeros pero...No puedes cargar con el peso de todo. No puedes salvarlos a todos y mucho menos puedes matarte mentalmente por ello. No fue tu culpa, tú lo intentaste hasta el final pero...

River sintió sus ojos humedecerse. No necesitaba escuchar aquello, no quería que le recordaran que había sido el único superviviente de su grupo de amigos aparte de Lewis. Solo habían quedado dos y no había podido hacer nada para evitarlo. Era un inútil. No merecía el título de comandante ni mucho menos el de amigo.

—No quiero hablar de esto.—River sacudió la cabeza.

Cole dejó a su bebé en la incubadora y agarró el rostro de River.

—Y yo no quiero ver como mi pareja, mi compañero de vida, se destruye emocionalmente. No puedo. No quiero verte sufrir.

River observó las dos esferas verdes que le observaban como si también estuvieran a punto de quebrarse, sus labios temblaban y su mirada estaba triste.

—Perdón.—Musitó.

Cole negó.

—No quiero que te disculpes. Quiero que hagas lo que tu corazón te dicta, River.

River volvió a mirarle sin comprender.

—No sé...No sé a qué te refieres.

Cole le miró con ternura.

—Siempre hiciste lo que quisiste, Riv.—Comenzó.—Siempre rebelde, siempre terco...Siempre suicida, el arrepentimiento en ti no existía, de todo lo que podías sentir, ese era tu último sentimiento. Si tomabas una decisión, aceptabas las consecuencias, ¿verdad?

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⏰ Last updated: Apr 06 ⏰

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Último sentimiento (4)Where stories live. Discover now