|Siete|

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—No avanzamos.—Dante suspiró, restregándose los ojos, claramente agotado y frustrado.

Cole frunció los labios sin saber que decir. Era verdad: Había pasado casi un mes y medio desde que River había sido escondido y atentado y no había ni una sola pista o idea de quién podría ser el traidor e intruso o de quién era el que estaba detrás de todo.

—Contacta con Liam Scott.—Sentenció Dante.—Posiblemente sea un enemigo de esa familia. No nos atacan a nosotros, solo a ellos.

—Eso no lo sabemos.—Contradijo Cole.

—Tú lo dijiste en su momento. Lo quieren a él. No a ningún a otro alto cargo. Nadie más ha sido atentado.—Dante lo miró seriamente, completamente centrado en el asunto. Su mirada dura y neutral.—Simplemente quiero confirmar que no es una guerra silenciosa que puede estallar en cualquier momento. Quiero asegurarme que simplemente es un conflicto interno entre una familia rica y poderosa contra alguien que quiere verlos sufrir.

Cole pudo deducir que una vez que eso fuera confirmado -si es que eso que Dante había pensado era cierto-, nadie protegería a River. Lo dejarían solo, a su buena suerte. River era un buen soldado con el cargo asignado de comandante, pero solo eso. Únicamente un peón de la Armada Británica y fiel a la Corona. Muchos podrían sustituirlo y tomar su lugar.

Claro, tratarían de cuidado y protegerlo dentro del campo de batalla, pues era un alto cargo y se encontraba en un asunto bélico por el país; sin embargo, si se trataba de un grupo terrorista que querían secuestrar al niño de una familia influyente e importante, era otra cosa. Ahí el Ejército ni la Corona se preocuparía o movería un dedo. No era su asunto. No es algo que influyera al país.

Cole se burló de la hipocresía de la sociedad y del país.

—Eso no quita que siga habiendo un intruso o varios que nos puedan traicionar en cualquier momento.—soltó y Se cruzó de brazos.

Dante alzó las cejas, sorprendido por su reacción.

Cole masticó el interior de su mejilla para evitar hacer una mueca. Claro que Cole sabía cómo había sonado: Preocupado y a la defensiva.

Se obligó a sí mismo a no avergonzarse. Él tenía una excusa; Mateo y Sian le habían pedido y rogado que cuidara a su sobrino. Él solo estaba cumpliendo con su cometido. Nada más. Él en absoluto estaba preocupado ni ansioso por el rubio.

Tampoco es como si fuera un delito. Cole no era un monstruo sin sentimientos, él era un gran doctor y se preocupaba por todos.

Casi se ríe de sí mismo. Él era un hombre adulto, él debía aceptar su acciones y sus sentimientos. Pero era algo difícil.

—Y como esa persona que quiere vender a River, podría infiltrase cualquier otro.—Siguió hablando, aclarando lo anterior, tratando de no sonar nervioso. No lo logró. Solo hizo más obvio que quería cubrir el ¿error? De antes.

Dante asintió, aceptándole la mentira -que Cole juraría que era verdad.-, aún un poco impactado.

—No tienes por que preocuparte. Reforzaré la seguridad e investigaré a cada uno de nuestros soldados: Su vida, infancia, gente con la que han hablado tanto en el pasado como en la actualidad, e incluso al doctor que ayudó a traerlos al mundo.—Cole iba a protestar, le parecía poco suficiente y tardío, sin añadir que eso se debería haber hecho desde un principio; no obstante, Dante levantó una mano para evitar que hablase.—Cole, detente. Son mis tropas. Yo me encargo. Tú solo eres el médico sustituto en este lugar; que te conozca y te tenga cariño no significa que puedas tomar decisiones en mi persona, a mi nombre o cuestionar mis acciones.

Último sentimiento (4)Where stories live. Discover now