|Veinticinco|

1.8K 195 40
                                    

—Tengo una pregunta.

Miller habló, dejando su cerveza en la mesa y mirando a River seriamente. El rubio levantó las cejas y tomó un trago, dándole pie a que disparara lo que tenía en su cabeza colorada.

—¿Por qué estás con Myers? No lo entiendo.

River se quedó unos segundos en silencio. No sabía cómo responder a eso. Simplemente sucedió. Había dejado hace mucho de pensar en una razón lógica. No era importante.

—Quiero decir, en público os tratáis peor que enemigos, pero...El otro día os vi muy pegados. Demasiado.

River trató de pensar en qué momento les había visto pero Cole y él se abrazaban con bastante frecuencia cuando creían que nadie les miraba. Les era bastante difícil no tener a uno encima del otro.

River sonrió embobado. Le gustaba ese tonto sentimiento de felicidad y adrenalina.

—Sea como sea...—Miller sonó frustrado y rendido.—Espero que no sea nada serio.

River frunció el ceño.

—¿Y por qué no?

Es decir, a River le importaba una mierda el pensamiento y opinión de los demás pero le intrigaba saber las razones de por qué su mejor amigo y camarada le estaba diciendo eso.

Evidentemente River sabía que no era nada serio y tampoco era conveniente que llegaran a algo estable, pero...Bueno, ¿por qué no?

Miller se encogió de hombros.

—¿Me estás diciendo que te lo has planteado?—Miller le miró con las cejas levantadas, no creyendo lo que estaban hablando.

River rodó los hombros.

—No me gusta los encuentros casuales.

Miller hizo una mueca y asintió.

—Lo sé, lo sé. De todos modos, este encuentro casual ha superado el tiempo de prueba. ¿Cuánto ha sido? ¿Dos meses?

Posiblemente ya iban hacer tres meses desde que se acostaron por primera vez.

El tiempo se había ido volando y cuánto más pasaban los días, más cercanos se volvían. Seguían discutiendo e insultándose pero luego se sonreían y acababan besándose torpemente. Eran como dos tontos adolescentes que se divertían tratándose mal para luego juguetear entre ellos disimuladamente.

River hizo un puchero recordando a Cole.

Sus sentimientos por él solo iban a más pero él no daba señales de sentir lo mismo. O era muy bueno ocultándolo o verdaderamente no sentía nada afectuoso por River. Era imposible, ¿verdad? Su ego se negaba a creer que Cole no sintiera un ápice de amor hacia él. Convivían la mayor parte del tiempo y cuando se separaban, al reencontrarse pasaban unos días encerrados siendo cariñosos y ninfomanos en el apartamento de Cole o en el de River. Porque sí, esa era otra, el rubio había conseguido un lugar más íntimo para sus encuentros.

No es que lo hiciera únicamente por Cole, pero quería verse un poco más estable y más maduro. Y el hecho de tener una vivienda privada, le hacía conseguir su objetivo. Podía llevar a Cole tranquilamente y tener la privacidad que querían sin ir siempre al lugar de Cole.

De hecho, ambos tenían ropa en la casa del otro por si se quedaban algunos días ahí. Que era lo más normal.

—Realmente parece que estamos en una relación.—Dijo River, cayendo en cuenta.—Pero no hemos hablado del tema.

—¿Y a eso aspiras? ¿Una relación con una persona que ni siquiera habla sobre lo que siente ni lo que quiere contigo?

River miró su vaso, algo molesto. Miller tenía razón pero que se lo dijeran era demasiado.

Último sentimiento (4)Where stories live. Discover now