|Veintidós|

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River sabía que en algún momento volverían a ser dos desconocidos que fingían no saber nada del otro, pero no pensó que fuese tan rápido y tan evidente.

Hasta hace unas horas había dormido junto a él abrazándole y ahora, de pronto, Cole ni siquiera lo estaba mirando.

¿Realmente así acabaría todo? ¿Un par de días amables, con sexo increíble y adiós? River esperaba un poco de coherencia y que más que sea pudiesen ser amigos después de todo eso.

River sabía manías de Cole en la cama, incluso cuando iba a dormir o cuando estaba durmiendo, o cuando se levantaba. Sabía esas cosas tontas e íntimas que únicamente compañeros de cama sabían.

No obstante, eso no parecía ser suficiente para ser dos personas cercanas.

Cole estaba charlando tranquilamente con sus compañeros de trabajo, ¿y cómo no hacerlo? En teoría era el último día de Cole en aquel sector. Él sería removido.

Algo extraño se implantó en River. Un sentimiento feo e incómodo que hacía doler su pecho. ¿Ya no vería a Cole? ¿Coincidirían en algún momento, nuevamente?

River no estaba seguro. Sea el destino o lo que fuera, ellos dos habían arreglado lo que anteriormente estaba mal entre ambos, básicamente. El destino ya no conspiraría a su favor.

O eso creía.

Simon apareció en su vista de repente. Su cabello oscuro, su sonrisa resplandeciente y su aura amable se percibía a la distancia. Demasiada diferencia con Cole. Ambos eran médicos, pero actuaban de manera muy distinta.

—Hey, Scott.—El hombre le saludó primero y le dio un golpe en la espalda.—¿Qué te trae por aquí? ¿Te duele algo?

River se incorporó, pues estaba apoyado en una esquina observando como un jodido acosador a Cole.

El rubio volvió a mirar al hombre. Si no fuera por él, Cole se quedaría aquí, cerca de él, cuidándolo, peleando, besándolo y tocándolo.

River era consciente de que estaba mirándole, probablemente, muy mal. Pero no le importó.

¿No podía haberse quedado herido más tiempo? A lo mejor River y Cole solo hubieran necesitado más tiempo para terminar de forjar...Lo que sea que tuvieran.

—¿Estás de mal humor?

River trató con todas sus fuerzas de no mirar mal al hombre, pero no podía.

—Estoy bien.—Respondió mordazmente. No podía hacer más esfuerzo.

Simon parecía tener algo que decir pero River se disculpó y se alejó de él. Caminó rápidamente hacia el chico pelinegro, el cual levantó la vista hacia él.

Sí.

Así era como se suponía que debía ocurrir.

Cole frunció el ceño de manera entrañable, o eso pensaba River.

River ni siquiera saludó y tampoco le importaba quien era su compañero de conversación, él solo quería llevarse a Cole. Aunque no fueran las mejores maneras. Se acercó, agarró del brazo al hombre y abrió la puerta.

Cole, como era de esperarse, puso resistencia aunque no dijo nada.

River lo metió a la sala que estaba detrás, que era el despacho de Cole, así que habría intimidad.

—¿¡Qué haces!? ¡No puedes hacer eso de repente!

River le soltó y se cruzó de brazos. Se mantuvo cerca de la puerta mientras que Cole se alejaba hacia su escritorio mirándolo mal.

Último sentimiento (4)Where stories live. Discover now