|Dieciséis|

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Miller tomó una foto.

Miller había hecho una jodida foto.

River no creía en lo que le estaba contando su amigo colorado pero cuando su cara no mostraba indicios de broma y únicamente le miraba con los labios planos, empezó a creerle.

No obstante, la imagen en el teléfono de su amigo derribó cualquier sospecha.

No sabía si mirar bien para confirmarlo o apartar la mirada por respeto.

Era obvio que se trataba de Camons.

—Ver el culo a mi superior no estaba en los planes que tenía hoy.—Murmuró River apretándose el puente de la nariz intentando disipar esa imagen de su memoria. River no era pudoroso ni mucho menos mojigato pero sí tenía respeto. Por más que Camons le cayese mal, no significaba que se tenía que violar de tal manera su privacidad.

Hum. Debió pensar eso antes de mandar a Miller a tal misión.

—Créeme que oír sus gemidos tampoco estaban dentro de los míos.—Miller apartó el móvil y miró la fotografía unos segundos antes de levantar las cejas.

River chasqueó la lengua y puso una mano sobre la pantalla.

—Deberías borrarla.

Miller posó su mirada en River, extrañado.

—¿Por qué? Esto podría serte de utilidad.

—No pienso amenazar a mi Mayor con eso.

—¿Entonces para qué se supone que me mandaste? Querías información. Esto, es información.

River negó, mirando de reojo la imagen.

—Necesito información sobre lo que hace hace, con quien se junta, a quién ve. No sus gustos durante las relaciones sexuales.

Miller se encogió de hombros.

—Personalmente considero esto algo bastante importante.

River sacudió la cabeza.

—Podrías conseguir a alguien que se acerque a él en este sentido, con estos gustos, y pueda investigar aún más. El hombre parece impune a simple vista, nada sucio más que el hecho de que le gusta que le jodan por detrás.—Continuó Miller guardando el teléfono.—Me pregunto si le da igual que sea mujer o un hombre, con tal de ser penetrado.

River gimió mortificado.

—Por tercera vez, eso no nos sirve. Dentro de la habitación, en la cama, todos somos diferentes y actuamos de maneras extrañas. Y eso no significa nada, a la hora de la verdad lo que importa es cómo se es fuera de ella.

Miller rodó los ojos.

—Si tú lo dices.—Miller sonrió sospechosamente y rodeó a su amigo por los hombros.—Cuéntame, ¿cómo eres tú en el sexo?

River sonrió.

—¿Cómo crees que soy?

Miller se alejó unos centímetros para estudiarlo de arriba abajo.

Miller no podría imaginar cómo era River.

—Una parte de mí diría que eres extremadamente dulce y solo te centras en el placer de la otra persona.—Respondió el pelirrojo.—Pero eso es por tu personalidad, así que como dijiste que en la cama se es completamente diferente, diré que eres rudo.

River soltó una carcajada.

—Seguro hablas sucio.—Añadió.—Seguro obligas a que no se toquen para hacer que se vengan solo por ti.

Último sentimiento (4)Where stories live. Discover now