Aquella mañana, Hao estiró los brazos por la cama queriendo abrazar a su novio, pero al sentir que sólo había una almohada a su lado abrió los ojos en un segundo.
No había nadie.
Se extrañó por ello y se levantó buscando por el baño, comedor y sala, no había nadie.
De repente ve una nota adhesiva pegada en la puerta del refrigerador, en la cuál decía: "Salí a comprar unas cositas, ya vuelvo, no me extrañes mucho ^^".
Su preocupación cesó. Quería volver a la cama, hasta que se percató que era 14 de Febrero. Se volvió a levantar rápidamente y se cambió para salir a la calle antes de que Hanbin vuelva. Quería comprar tabletas de chocolate para derretirlas, también algunos malvaviscos, fresas y galletas para acompañar.
Después de más de una hora buscando lo que necesitaba, llegó a la casa para empezar a preparar, se había olvidado por completo de la fecha y esperaba que su novio se demore en llegar.
Cuando finalmente hizo la crema de chocolate lo colocó en una fuente pequeña que había comprado, esperaba que sea como en las películas. Por un instante creyó que no funcionaba, hasta que el chocolate se empezó a mover.
—¡SI! —celebró —ahora el resto
En cada bandeja de 3 pisos colocó los malvaviscos, galletas y fresas. Estaba todo listo. Escribió una nota, quiso agregar más palabras pero pensó que con eso era más que suficiente.
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La puerta se abrió casi sin hacer ruido y Hao se escabulló debajo de la mesa como si de una fiesta sorpresa se tratara.
Hanbin miró a los alrededores sin escuchar nada. Creyó que Hao seguía dormido, pero al pasar por el comedor se sorprendió ver aquello con una nota puesta al final con tanto amor. Por poco deja caer algunas lágrimas, él era tan adorable.
—Ya llegué bonito, ¿quieres saber que te traje? —caminó hacia la habitación pensando que estaba por allí
Hao salió de la mesa quitándose el delantal y puso Daylight en su celular, agarró su violín cuidadosamente empezando a tocar por encima de la canción.
El pelinegro se giró al verlo del otro lado y caminó hacia él, a pesar de estar delante del castaño, este no dejó de tocar. Hanbin finalmente lloró de la emoción. Era un día especial con su persona especial, jamás imaginó que sería en Japón y de esta manera.
—Estoy tan feliz de tener un novio músico —dijo apenas su novio terminó de tocar —gracias por todo esto, amor
—Falta el toque final —sacó del estuche de su violín unas orejas de gato y se las colocó —ahora por fin maullaremos juntos
Hanbin rió abiertamente ante el comentario y su mirada se iluminó.
—あなたはとてもかわいいです —dijo en japonés inesperadamente
—¿Qué? —se quedó pasmado —¿con qué ahora te estás vengando, ¿no? —hizo un puchero
—No lo sé... dime tú
—Basta —fingió molesta y tomó un palillo para picar un malvavisco y bañarlo de chocolate —delicioso, quien diría que sería tan bueno cocinando como para hacer algo así —Hanbin rió
—¿Quieres ver mi regalo? —al verlo asentir una pequeña caja roja envuelta en un moño rojo
Hao dejando el palillo en la mesa, tomó la caja abriéndola delicadamente, al ver su interior, su corazón se aceleró, eran dos anillos plateados muy lindos.
—Este es para ti, ya que tu siempre me recuerdas a la luna —le colocó uno en el dedo anular, el cual tenía la luna grabada —y este otro es para mí
—¿El sol? —sonrió
—Sí, somos la luna y el sol —sonrió —tampoco es que sean los anillos más lujosos del mundo, pero es para que el mundo se entere que estamos comprometidos
—¿Bromeas? ¡están hermosos!, me encantan, eres muy tierno, Hanbin, te amo tanto —lo abrazó con el anillo ya en su dedo, le dejó besos en cada parte de su rostro mientras sentía que unas lágrimas salían de sus ojos
—Gracias a ti, bonito, este día es especial gracias a ti
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Hao le colocó el anillo sobrante a Hanbin sellando su compromiso, cuando lleguen a Corea es lo primero que le dirán a sus amigos, por ahora, simplemente iban a disfrutar de la deliciosa fuente de chocolate que hizo el castaño mientras ven una maratón de películas.
Después de tantas salidas por las calles a Japón los últimos días, esta vez necesitaban un descanso y darse un tiempo entre ellos.
