「35」

170 31 6
                                    

22 de Agosto de 2023

Hao buscaba algún local para poder preguntar sobre Heeseung, ya había repartido varios volantes a diferentes personas, le faltaban unos pocos para terminar. Mientras paseaba por los restaurantes vio a una señora sentada fuera de una tienda de pasteles de arroz, se extrañó al verla ahí, pero decidió ir hacia ella a preguntarle.

—Buenos días, disculpe —se acercó pero ella ni siquiera alzó la mirada. El castaño levantó la mirada hacia el restaurante, estaba vacío a diferencia de los demás —¿señora? —sacudió su mano delante de sus ojos

—Oh, hola hijo, ¿deseas un pastel? —sonrió. Al parecer había despertado de su trance

—Oh, por ahora no, gracias —sonrió amablemente —quería hacerle una pregunta

—Dime

—¿Hace mucho que lleva trabajando aquí?

—Así es, desde que nací vivo aquí —Hao pensó que encontró a la persona indicada

—¿Alguna vez no conoció a un chico llamado Heeseung? —preguntó directamente

—¿Heeseung? —se preguntó de nuevo para sí misma tratando de hacer memoria —sí...

—¿En serio?

—Sí, sí, un joven, era un buen chico —mencionó con melancolía y una suave voz de tristeza —siempre venía seguido aquí —el castaño escuchaba atento —un día dejó de venir y no supe porqué... hasta que me enteré que falleció

—¿Qué?... —quedó atónito —¿falleció?

—Sí, hijo, al parecer quería viajar y el avión... se estrelló, fallecieron muchas personas, es una pena... —suspiró

El castaño se quedó paralizado ante tal comentario, no podía ser posible, quería pensar que no, no podía ser que Heeseung haya querido viajar a China y no lo haya logrado, no, no, no.

—¿Hace cuanto fue eso?

—Han pasado tres años más o menos

—¿Sabe hacia donde era el lugar de destino del avión?

—No recuerdo muy bien, me lo contaron hace mucho y apenas pude reaccionar cuando lo supe, el chico era muy atento, siempre volvía de sus prácticas de baile a comer pasteles

—¿De baile...?

No puede ser posible...

—Buenas días, ¿me puede dar algunos pasteles de arroz? —una chica se acercó

—Claro —la señora se levantó

—Ya me tengo que ir, gracias por su tiempo —mencionó Hao y la mujer asintió sonriente

El castaño regresó a casa con un nudo en la garganta, todo coincidía, no podía ser posible que no sea él. Lo que tanto temía se convirtió en realidad.

Apenas entro a su habitación comenzó a llorar, sintió que todos sus esfuerzos habían sido por nada, ¿qué iba a hacer ahora si su única razón por la cual vino a Corea fue por Heeseung?

Hanbin salió de la ducha envuelto en su bata de baño, observando a Hao en la cama sentado hecho bolita, no esperó que llegara tan temprano.

—¿Repartiste todo? —preguntó buscando un poco de ropa pero este no respondió, se giró extrañado viendo a Hao con sus brazos tapando su cara y su cuerpo temblando —¿estás bien? —se acercó a él sentándose a su lado —¿Hao?

Este levantó la mirada y el pelinegro pudo ver sus lágrimas recorrer sus mejillas, sin decir nada las intentó secar pero era imposible, él seguía llorando. El castaño se abalanzó hacia Hanbin y lo abrazó fuertemente. Este no entendía el motivo de su llanto pero aún así lo consoló de devolviéndole el abrazo.

—Hanbin... —intentó hablar —creo... creo que... Hee está... muerto...

—¿Porqué crees eso? —aquello descolocó al pelinegro, sin embargo, Hao no parecía estar en condiciones de hablar, así que sólo lo abrazó más fuerte sobando su espalda suavemente hasta que se calmara

—Es que... —habló después de unos minutos —cuando fui a repartir los volantes... encontré a una señora que tenía una tienda de pasteles de arroz, dijo que tenía varios años ahí, así que, le pregunté sobre Heeseung... y... y... me dijo que murió... —su voz se desvaneció volviendo a llorar

—Tranquilo —lo abrazó tratando de calmarlo —¿es el Heeseung que tu conoces?

—No... sólo me lo dijo —alzó la mirada —pero, todas las cosas que me dijo coincidían, estaba en clases de baile y... falleció en un vuelo, el avión en el que estaba se estrelló... pudo haber sido él tratando de ir a China a verme y no lo logró... —sollozaba

—Hao... —no sabía que decir —¿estás seguro que es Heeseung?, ¿el avión iba a China?

—No... pero... todo apunta a que es él... y bueno, eso lo sospechaba desde hace un tiempo pero creía creer que no era verdad, ahora ya no sé que pensar...

—Hao, escúchame —tomó sus mejillas inclinándolas hacia arriba para que lo mire —no estás seguro de que sea él, simplemente lo estás suponiendo

—Pero...

—Hao... Heeseung está vivo, ¿sí?, en el fondo sé que lo está y yo te voy a ayudar a encontrarlo, te lo prometí y lo voy a cumplir

A pesar de que sienta que ya no haya nada más que hacer, él me trasmitía mucha seguridad, quizás lo hacía para hacerme sentir mejor, y si era así, ¿qué más da?, de todas formas lo lograba.

—Está bien... —dijo haciéndole caso

—Ven —lo volvió a atraer hacia él. Hao se acurrucó en sus brazos aferrándose sin querer soltarlo —todo va a estar bien, ¿sí?, sabes que hay muchas personas con ese nombre, además el accidente pudo haber sido en el viaje a cualquier país —suspiró —todo va a estar bien...

—Te quiero... —frotaba su frente en el cuello del contrario —te quiero mucho —lo miró —prométeme que nunca vas a subirte a un avión —mencionó repentinamente haciendo reír a Hanbin

—¿Y si tengo que hacer un viaje importante a Estados Unidos como voy a ir? —preguntó sonriente

—Nadando

—¿Nadando? —rió por la forma seria en la que el castaño lo decía —voy a conseguirme un bote

—Sí, mejor

—Pero si voy nadando también me puedo ahogar

—Es verdad, entonces no te muevas de aquí, quédate conmigo —lo volvió a abrazar —no me dejes nunca... —pidió en un tono triste

—Ahora te tengo que dejar —lo empujó suavemente

—¿Por qué?

—Aún no me cambio —sonrió

—Oh, cierto, lo siento —lo soltó dejando que vaya a cambiarse

Se acomodó en la cama ya cansado, había sido un día difícil, y seguía pensando en lo que le dijo la señora, ¿servirá de algo continuar con la búsqueda?. Aunque no esté seguro de que si la persona fallecida era Hee o no, sentía que la mitad de sus esperanzas habían desaparecido.

Hanbin se acostó a su lado y Hao no dudó en abrazarlo de nuevo, estaba muy triste y lo necesitaba, al menos tenía a alguien en quien apoyarse en ese momento.

—¿Quieres que te de algunas palabras de aliento? —preguntó mientras sobaba su espalda

—Sólo abrázame...

—Está bien —estuvo unos segundos en silencio —te quiero mucho, Hao, jamás te voy a dejar, lo prometo...

En aquel momento sus collares hicieron "click" pegándose como imanes, ellos sonrieron ignorando aquello y quedándose en esa posición.

Mi segundo primer amor ☆ HaobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora