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7 de Febrero de 2024

—Buena suerte en su viaje —decía Matthew despidiendo a sus amigos co  emoción —espero que regresen casados

—No te preocupes, que de eso yo me encargo —Hanbin le dio una mirada de complicidad a Hao antes de continuar

—Nos vemos, chicos, ¡nos reencontramos fin de mes!

—Cuídense —dijo Taerae al borde de las lágrimas, como si Hao no fuera a volver

Se abrazaron entre todos y cuando fue el momento de ambos de abordar, subieron al avión acomodándose según sus asientos. El castaño se sentó al lado de la ventana observando el paisaje apenas el avión despegó y empezó a tomar algunas fotos. Así también, se tomó fotos junto a Hanbin.

Después de un rato de emoción de emoción, el pelinegro se comenzó a marear y a sentir mal.

—¿Qué pasa? —preguntó Hao un tanto preocupado

—Es la primera vez que viajo en avión, me debe estar cayendo mal

—Ya veo —sacó unas pastillas para dormir de su mochila y le entregó un par a su novio junto a una botella de agua —toma esto, ya te sentirás mejor

—Gracias —le dio un dulce sonrisa y apoyó su cabeza en el hombro de su novio después de tomar las pastillas

Un rato más tarde, Hao también se quedó dormido, al no tener nada de qué hablar se aburrió y cerró los ojos apoyándose en el cabello de Hanbin.

...

En menos de 3 horas ya estaban en Tokio, el avión aterrizó y Hao por instinto se despertó viendo como las personas se alistaban para bajar.

—Mi amor... despierta —lo sacudió suavemente —despierta —susurró —ya estamos en Japón

—¿Tan rápido? —abrió los ojos tratando de estirar sus piernas entumecidas

—Sí —rió —ya vamos a bajar

Ambos chicos se quedaron casi al final después de esperar que todos bajen ya que la multitud era muy lenta y todos se amontonaban para salir antes.

Cuando ya no había casi nadie en el camino se pudieron parar y salir junto a los demás, ya dentro del aeropuerto les entregaron sus maletas.

—¿En serio te llevaste tu violín?

—Uno nunca sabe cuando lo va a necesitar

Hanbin rió y siguió a Hao hasta la estación de taxis para tomar uno que lo lleve al hotel en el cual había pagado hospedaje.

...

Al bajar de este se dirigieron hasta el recepcionista, quien les dio las llaves y así subieron hasta el piso.

—Wow, ¡qué lindo! —el pelinegro al ingresar se quedó boquiabierto con todas las cosas que habían alrededor, el lugar era enorme —¡esto parece una suite!

—No, no es para tanto —rió

—Tu debes ser millonario, ¡sólo que todo este tiempo me has mentido! —el castaño rió ante aquella acusación

—Ya quisiera, esto sólo fueron algunos pocos ahorros que tenía desde niño, supuse que algún día los iba a necesitar

—Eres el mejor, te amo, ¿sabes?

Mi segundo primer amor ☆ HaobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora