Capítulo 24

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¡Ya tenemos casa! Nos tomó casi cuatro meses reparar y añadir los sistemas nuevos de desagüe que Conrad deseaba instalar, algo que me tiene maravillado, ¡tenemos agua dentro de casa!

No hace falta llenar cubetas con una bomba de agua, sino que tenemos agua y podemos abrirla o cerrarla cuando lo deseamos, ¡es una maravilla!

Conrad me dijo que esto era algo que se inventó en 1800, pero que no había llegado a nuestra ciudad aún debido a lo difícil que es construir estas llaves.

Son costosas, Conrad no me quiso decir qué tanto, aunque me dijo que era un lujo que merecíamos tener, eso sin mencionar las decoraciones extravagantes que han convertido esta casa en un lugar hermoso.

Yo estoy fascinado por todo lo que hemos modificado desde que firmamos los papeles de la casa, él ha invertido mucho dinero y me hace sentir fatal el no poder colaborar en nada.

Lo peor es que tengo el dinero, puedo entregárselo si él me lo permitiera, pero lastimosamente tendría que ir hasta el bar donde él no desea que vaya.

Sé que lo prometí, yo estaba seguro de que no tendría la necesidad de volver, pero quiero ayudarlo, sentir que esta casa es nuestra y aun cuando dice "Es nuestro hogar" no puedo sentirlo del mismo modo que él.

He ayudado en las reparaciones, mi papel fue pintar las paredes de nuestra habitación, salón y cocina, pero no es lo mismo...

Siento que no he hecho suficiente, así que como hoy será la primera noche que estaremos aquí desde que la compramos, tengo pensado pedirle permiso para ir al bar.

Tengo miedo, no quiero que se enfade, hoy ha estado de un humor complicado debido a que se enteró de quiénes son nuestros vecinos, además en el trabajo se le arruinaron unos documentos que deberá realizar de nuevo.

Para animarlo le propuse mudarnos hoy, habíamos estado esperando por esto, queríamos llenar la despensa, alacena y armarios de ropa antes de mudarnos, pero trajimos un par de platos, ollas y nuestra ropa.

Mañana quería salir a comprar lo que necesitábamos, aunque no sabía si él deseaba acompañarme.

—Mi amor, ya está lista la cena— le avisé, apoyando mi cuerpo contra el marco de la pared que daba a su despacho.

—Dame unos minutos más, aún no termino— me pidió concentrado en lo que estaba escribiendo.

Había varios papeles desechados sobre su escritorio, incluso en el basurero, demostrando que ha tratado de escribir aquel documento sin mucho éxito.

—¿Te queda mucho? —pregunté acercándome para recoger los papeles que se cayeron del escritorio.

—Más de dos hojas y lo peor es que aún hay cosas que no recuerdo que llevaba el anterior— respondió con disgusto.

—Mi amor— lo nombré acercándome para abrirme espacio entre él y su escritorio— vamos a tomar un descanso— le sugerí sentándome sobre sus piernas.

—No tengo hambre aún, además quiero...

—Por favor hazme caso— le pedí tomándolo de las mejillas— vamos a despejar tu mente sólo unos minutos y cuando regresemos, puedes continuar.

—Bien— accedió sin muchas ganas.

Yo me levanté de sus piernas para luego tomar su mano, guiando sus pasos hasta salir de casa.

Estaba un poco oscuro, el sol ya se había ocultado, pero aún quedaba un poco de luz que nos permitía caminar entre los terrenos mientras su mano y la mía se mantenían entrelazadas.

De AlquilerWhere stories live. Discover now