Capítulo 6: intocable

298 43 32
                                    

...Centrado en el Coronel...

Una vez Charlie se retiró, el Coronel miró a sus hombres, quienes inmediatamente salieron del bar, dejando a 3 de ellos en su interior para que la dueña no fuese a creer que planeaban irse sin pagar, aunque ella era lo suficientemente inteligente como todos los presentes como para saber que los soldados no salieron armados sólo para tomar aire.

Aquel sujeto estaba celoso del trato que recibían los soldados, él sabía que jamás podría competir contra ellos, era un sujeto de una ciudad lejana, pero que odiaba por donde quiera que iba a los guardias y soldados del reino, ya que a él nunca le permitieron ser parte de ellos.

No tenía lo suficiente como para pasar las pruebas de selección, actuaba y luego pensaba, por lo mismo, las pruebas en las que involucraba pelear, él atacaba sin pensar en sus puntos débiles y eso lo hacía fallar, además había una altura establecida y él no la tenía.

Sus amigos maldecían a la mujer que había causado todo este alboroto, sin saber que se trataba de un hombre, de hecho, hablaban de él como si fuese algo que debían poseer, incluso si no se lo permitían.

Eso los llevó a decir "Podemos abordarla cuándo salga" creyendo que aquella bella chica vivía lejos del recinto.

Lo que ellos no sabían es que el Coronel y sus hombres los seguían con sigilo de cerca, no era difícil escuchar lo que ellos hablaban, ya que hablaban bastante fuerte y eso les facilitaba oír incluso si estaban lejos.

No podían atacarlos en plena calle, sino que se esperaron a que entraran en el bosque, donde el Coronel les ordenó a sus hombros a rodear el perímetro donde ellos se instalaron cerca de un riachuelo.

Cuando el Coronel apareció frente a ellos, los cinco hombres sacaron sus armas imaginando que había venido solo, sin embargo, soltaron sus armas cuando vieron a su alrededor, sabiendo que contra 7 soldados no podrían pelear.

—Ya la solté, ¿qué más quieres? —le preguntó aquel sujeto que comenzó todo— no es para tanto, aquella prostituta de igual modo será mía— añadió haciendo un gesto obsceno con sus manos, aunque antes de que pudiese meter su dedo en el orificio que estaba creando, el Coronel dejó caer su espada con un movimiento rápido y limpio sobre sus muñecas, cortando sus manos.

La sangre salpicó el suelo, pero el Coronel se movió antes de que pudiera ensuciarse, escuchando sus gritos, mientras a sus acompañantes los demás soldados les cortaban la garganta.

El sujeto gritaba de dolor, intentó escapar, pero le hicieron un corte en las piernas que inmediatamente lo tiró al suelo.

Suplicar un perdón no servía de nada, el Coronel le cortó el pene, luego las orejas, quitó sus ojos con mucho cuidado y finalmente se fue, dejándolo agonizando de dolor mientras les ordenaba a sus soldados que 4 de ellos se encargaran de ocultarlos.

—Hagan un agujero y entiérrenlos a todos juntos, no aquí, busquen un sitio apartado donde nadie pueda encontrar sus restos— ordenó.

—Si señor— dijeron todos a la vez.

—Y tú, limpia mi espada— le ordenó al primero que vio, acercándose en el proceso a una lámpara de aceite que había colgado fuera de una casa, buscando cualquier índice que le avisara a "Samantha" lo que había hecho.

El ver su camisa con rastros de sangre era desalentador, así que como tercera orden mandó a que tiraran su camisa y como uno de los soldados estaban impecable, le sonrió y sin tener que decir nada, con temor el soldado se quitó su camisa para entregársela a su superior.

—Gracias, prometo no ensuciarla— dijo riendo, caminando de regreso al bar para reunirse con aquella bella chica que lo tenía engatusado gracias a esa dulce y coqueta mirada que lo volvía loco.

De AlquilerWhere stories live. Discover now