Llegará.

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Beacrox estaba cansado.

La guerra continuaba.

Cada vez había más y más muerte a su alrededor.

Las pilas de cadáveres tanto de caballeros, niños, mujeres y ancianos eran quemados a lo lejos. Generaban un humo negro y espeso qué prohibía ver el cielo. El olor nauseabundo rondaba donde quiera que uno fuera.

Sin embargo, de igual forma miró hacia el cielo.

Su padre había muerto.

En aquel entonces, Beacrox se encontraba junto a Choi Han y su gente peleando contra Arm y la Alianza Indomable, pero en un momento a otro su padre desapareció.

Posteriormente encontraron su cuerpo inerte siendo golpeado una y otra vez contra las rocas, a causa de las olas de mar. Los animales marinos se habían comido la mayor parte de su cuerpo a como pasaron buscándolo por una semana.

Pero pudieron distinguirlo.

Beacrox lo distinguió.

¿Cómo era que te sentirías después de tener una niñez radiante fuera destruido por unos extraños enmascarados frente a tus ojos?

Vivió en un ambiente sano, con un familia amorosa y dichosa.

Pero todo se convirtió en cenizas.

Perdió su hogar y a su familia.

Solo quedo su padre a su lado.

Él lo consoló cuando lloraba por la muerte de su madre, sus abuelos, tíos y primos. Palmeaba su hombro con sus manos cálidas sobre el cuerpo infante de un niño de doce años.

'Ya, ya. Papa está aquí.'

'Has sido muy valiente y fuerte al seguirme el ritmo.'

'Todo va a estar bien.'

Las palabras de su padre seguían en su memoria.

Juntos fueron viajando de ciudad en ciudad, entre el hambre y el dolor, pero también la sed de venganza se iba llenando sus corazones a forme pasaba el tiempo.

¿Realmente creían que se quedarían de brazos cruzados después de esto?

No.

Sabía que algún día les haría sentir el doble de lo que ellos sintieron, que lograrían recuperar lo que laguna vez fue su antiguo hogar.

Fue entonces que llegaron al Reino de Roan. Conocido por ser los campos rodados del Continente Occidental.

Estaban en un territorio de mármol puro.

Un hombre de cabello café apareció entre la gente, era joven, sin embargo, escuchaba y daba soluciones a los ciudadanos de su territorio.

Aquel hombre, era un noble de ese Reino desconocido para Beacrox.

El Conde Henituse, Deruth Henituse.

Su cabello café era ligeramente iluminado por la luz del sol. Vestía ropa elegante y de buena calidad. No tenía ni una mata de polvo a diferencia de él.

Su padre... no, ambos, esperanzados por tener un lugar donde vivir hasta reunir fuerzas, fueron a la finca al enterarse qué el Conde Henituse necesitaba mano de obra.

Beacrox, aunque no era un hombre adulto, se había postulado como caballero y su padre como sirviente.

'Venimos aquí, porque oímos que este territorio da nuevas oportunidades a personas que lo han perdido todo. Conde-nim, como ve soy padre; deseo que mi hijo viva en un lugar seguro y pacífico, es lo que mi difunta esposa hubiera querido.'

The Trash Doll.Where stories live. Discover now