31- Obito

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—Quiero a los malditos reducidos en cuanto entremos.— Dije a mi grupo, todos asintieron Íbamos en una de las vans que consiguió Kakuzu.
El tipo tenía medios para todo. No me metía en sus negocios ni él en los nuestros. Eran leales y eso es ido lo que me importaba, para el caso.

Las firmas de calor indicaban tres tipos en la planta alta.
El subsuelo tenía a cuatro tipos mas.

Entramos volando la puerta, sin darles tiempo a responder.

—¿Asi de rápido o lo quieres repetir?— se burló Shisui mientras le daba un golpe a uno de los marines con la culata de su arma.

La puerta que llevaba al subsuelo se abrió y de ella salieron dos sujetos. Uno era la seguridad privada del inversionista.

Antes de que pudiera apuntar, ya le había disparado en medio de la cabeza. Cayó como un costal.
El inversor empezó a rogar de rodillas por su vida.

—No se lo que buscan, pero tengo mucho dinero. Les pagaré lo que sea.
Shisui no le dio espacio para decir nada mas. Le dio una patada en la espalda y el tipo aterrizó de bruces en el suelo.

—Hay dos más, ve por ellos.— le dijo a Itachi.

Se escucharon disparos, pero sabía que mí hermano lo tenía controlado. Regreso un tiempo después, empujando a uno de los tipos a cargo del proyecto. El sujeto de bata blanca estaba  suplicando, tenía un ojo casi cerrado por la hinchazón. Itachi jadeaba furioso.

—La mierda que hay allí abajo, me quitará el sueño por mucho tiempo.— Mire a mí hermano sabiendo que no diría eso si no fuera realmente grave.

—Dime.— ordene. Mis dedos seguían sobre el gatillo y mantenía el arma en la nuca de uno de los matones, tirados frente a mí en el suelo. —

—Hay cuerpos— trago y sacudió la cabeza.— jodidos cuerpos desmembrados de bebés tan pequeños como la apestosita, hay muchas mierdas ahí abajo.  No sé que estaban haciendo, pero hasta aquí llegaron.— gruñó furioso.

Luego abrimos fuego.
Mientras Kisame y Hidan colocaban los explosivos.

—Tengo que buscar la información  que tengan antes de volar todo.— Afirmó Shisui.

—¡Mierda hermano, eso te dará pesadillas!— Resoplo Itachi.

—Piensa en cosas bonitas.— dije con una sonrisa tensa.

—Saku...— afirmó Shisui. Itachi y yo gruñimos de acuerdo con él.  Luego bajo por la compuerta y poco después sentimos sus gritos.
—Hijos de puta deberíamos haberlos torturado más tiempo. Tuvieron una muerte piadosa, jodidos enfermos.— gritaba desde el subsuelo.

Cuando regreso, estaba silencioso.
No quería saber lo que habían visto. Tanto Itachi como Shisui, estaban muy furiosos y perturbados.

—¿Firmas de calor?

—Solo las nuestras.— afirmó Hidan.

Kizame coloco los explosivos restantes y cuando subió se veía igual de afectado que mis hermanos.
— No voy a preguntar nada. Solo dire que nunca estuve más conforme con volar un lugar, como lo estoy ahora.

Hidan se adelantó a buscar la camioneta mientras que terminamos de revisar todo.

Para cuando salimos del lugar, corrimos hacia el vehículo y Kizame hizo la detonación.

Fue rápido. Estábamos de regreso casi juntos.
Ambos equipos completos.
Me acerque a Madara que tiraba de un tipo cubierto y atado.

—¿Nuestro invitado al sótano resort de los Uchiha?— dije mofándome.

Madara soltó la risa.
— Le encantará lo que preparamos para él.

—Te aseguro que Itachi y Shisui van a pedir tiempo de caridad extra luego de lo que vieron en ese maldito deposito.— gruñí.

—Malditos hijos de puta. Espero que estén todos muertos. Había jodidas mierdas en eso archivos que copie.— Soltó Izuna. Shisui junto a Itachi, resoplaron.

—Estan molestos porque los matamos muy rápido. —Dije risueño. Luego me puse serio.

Entramos al almacén, pero antes de meter a nuestro huésped, revise el lugar. No vi a Saku ni a la pequeña.—Al sótano. Ahora.— tomé al tipo y lo metí al sótano que teníamos preparado para él.

— Volvemos en un ratito. Ponte cómodo.— lo lance contra una de las paredes. Gimió cuando golpeó el suelo.

Las voces provenían de la habitación de Mad, así que me dirigí hacía allí.

Mí primo estaba frente a Saku, ella tenía su rostro bañado en lágrimas y me partió el corazón.
—Ya estamos de vuelta nena, no tenías porque preocuparte. Somos buenos en esto.—Dije entrando en la habitación, haciéndole un guiñó para que se sienta más cómoda.

—Tenemos al médico, destruimos el lugar y los archivos. No podrán volver a hacer esto.— Sasuke ya tenía a Sarada en brazos, lo cual no me sorprendió para nada.

—No me di cuenta lo peligroso que sería hasta que vi las cámaras...

—Debi dejarlas apagadas...— se lamentó Izuna.

—Te prepararé un trago, tenemos cosas que hacer, pero no queremos que te vayas.— le dijo mí hermano. Ella asintió y a todos nos pareció buena idea.
Kakashi, junto con los demás, se habían largado en las camionetas luego de que nos dejarán en el almacén.

Sasuke le pasó a la apestosita que estaba bastante inquieta.
Shisui, que seguía acariciando la espalda de Saku, sentado a su lado en la cama, olfateó antes de alejarse.
—Alguien despertó de su siesta con sorpresa...

Si, ya empezaba a sentir la peste.
Mad se puso de pie muy rápido y retrocedió como si delante hubiera una mina a punto de estallar.
Me moví lentamente hacía la puerta, todos lo hacíamos deliberadamente, entonces Saku soltó indignada:
—Voy a cambiarla, no necesitan hacer su retiro apresurados.

—Tenemos mierdas más jodidas con las que lidiar ahora.— le lance una sonrisa antes de huir de la habitación.

Mad y Sasu me siguieron.

—¿Quién está de ánimo para dar unos golpes?— murmuré entusiasmado.

—Que no se note cuanto lo disfrutas, jodido cabron.— se quejó Sasu.
Era uno de los mas fuertes, sus golpes eran precisos y letales, pero luego de que lo rescatamos, tenía una obsesión aún más profunda con la sangre y no podía soportar el desastre que hacíamos en una sesión de tortura.

—No te preocupes, a este lo necesitamos vivo y listo para curar a nuestra pequeña.— le dijo Mad. Sasu resoplo.

Si. No se iba a ir limpio de este sótano.

Sonreí de lado mientras levantaba al asustado científico y lo sentaba en una silla antes de ajustar nuevas cuerdas a su patético cuerpo.

—Vas a vivir por ahora. Si resultas útil, puedo considerar liberarte en algún lugar. — Solté en su oído.
Se estremeció y sollozo, sus gemidos y balbuceos inentendibles, debido a la mordaza y la tela que cubrían su rostro.

—Bueno, vamos a trabajar compañeros.— me froté las manos con entusiasmo.

—Estas tan loco...— gimió Sasu.

—Asi me quieres bebé. Me pido las primeras uñas.— Cante sujetando la mano de Yakushi. Eran puras mentiras, quería sus dedos sabía para que pudiera escribir las putas fórmulas. Sin embargo el idiota no necesitaba saberlo.



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¡El teamObito está de fiesta!
Me gusta mucho, porque me siento identificada con muchos de sus razgos. Es gracioso, todo le vale pito, ama a su familia, hace chistes en los momentos menos oportunos. Es odiosamente adorable 🤭💕🤗

Gracias por leer, votar, comentar, y sobre todo, por recomendar la historia.

Besitos Húmedos y mucho Vómito de Unicornios Bebés.💕

👑Reina Arcoiris🌈

"Misión: Bebé" Sakuharen 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora